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2025. Apuntes para una derrota presidencial

Puntos clave que, según el senador Daniel Núñez, estuvieron presentes en el resultado de la segundo vuelta presidencial. El avance de la ultra-derecha en el mundo, el impenetrable votante obligado, el peso del gobierno y la disyuntiva de la continuidad que se le instaló a Jeannette Jara.

Daniel Núñez. Senador. Coquimbo. 31/12/2025. El arrollador triunfo de José Antonio Kast en la segunda vuelta presidencial ha generado un intenso debate en la opinión pública y las fuerzas democráticas que apoyaron la candidatura de Jeannette Jara. Me parece conveniente contribuir a esta reflexión destacando algunos aspectos del cuadro político, que incidieron en la inapelable derrota que sufrimos el 14 de diciembre.

1.- El avance de la ultra-derecha en el mundo. Un análisis del resultado adverso de la segunda vuelta presidencial debe ubicarse en un contexto mundial caracterizado por el auge de la extrema derecha.

Este avance comenzó en Europa a inicios del siglo XXI y se manifestó de manera contundente en EE.UU. con la primera elección de Donald Trump el 2017 y, posteriormente, se expandió en América Latina con presidentes que adquirieron “fama internacional” por sus mediáticas acciones contra la delincuencia -como Bukele en el Salvador y Bolsonaro en Brasil- o se levantaron como opción para salir de la crisis de la hiperinflación, como fue el caso de Milei en Argentina.

Lo más preocupante de esta oleada conservadora es que son fuerzas de extrema derecha, -y no los partidos de izquierda o progresistas- quienes están capitalizando a su favor el malestar popular con democracias precarizadas, incapaces de resolver los problemas económicos y de seguridad pública que agobian a las grandes mayorías.

El retorno de Trump a la presidencia de Estados Unidos marca el inicio de una fase extremadamente agresiva e intervencionista de la política exterior del gigante del norte. El genocidio del pueblo palestino, la caída de Al-Assad en Siria, las amenazas de intervención y bloqueo a Venezuela son una muestra de la tragedia que conlleva para los pueblos la política imperialista de EE. UU.

Las soluciones autoritarias y populistas contra el crimen organizado, el narcotráfico y la inmigración irregular, se difunden ampliamente por medios de comunicación y redes sociales, generando gran impacto en la opinión pública. De botón una muestra. En plena segunda vuelta, el ultimátum de Kast a los inmigrantes irregulares para abandonar el país desencadenó un bloqueo militar de la frontera por parte las autoridades peruanas que impedía el libre tránsito entre Arica y Tacna, y devino en una orquestada campaña mediática de desinformación a favor de Kast.

2.- La elección presidencial más adversa desde 1989. En los últimos cinco años el país ha enfrentado una seguidilla de crisis y traumas sociales de gran envergadura, que van desde un estallido social de proporciones telúricas hasta una pandemia que paralizó la economía y precarizó las condiciones materiales de vida de millones, sumado a dos fallidos ensayos constitucionales.

El fracaso del primer proceso constitucional, en septiembre del 2022, generó una desarticulación del movimiento popular y devino en una mutación de la consciencia social de cientos de miles de compatriotas. Nuestro pueblo, agotado tras prolongadas jornadas de movilización, y frustrado por largos procesos de deliberación política que mostraban escasos resultados, comenzó a mirar para el otro lado. Y vio en la extrema derecha un discurso que sintonizaba con sus miedos y angustias, y al mismo tiempo, que prometía soluciones inmediatas a sus problemas más urgentes en materia de seguridad, control de la migración y reactivación económica.

Es así como los candidatos de las listas de derecha (ChileSeguro 21% y Republicanos 35%) logran arrasar en las elecciones de consejeros del segundo proceso constituyente.

En la elección municipal del 2024, los republicanos consolidan su liderazgo al convertirse a nivel de concejales en el partido más votado con 1.418.338 votos. Si bien en dicha elección municipal y de gobernadores retuvimos la Región Metropolitana y la de Valparaíso, junto con comunas claves como Maipú, Viña del Mar, Valparaíso, Temuco y Valdivia, también logramos arrebatarle Puente Altoa Renovación Nacional.

En dichas elecciones la derecha volvió a avanzar conquistando 6 gobernaciones regionales (Parinacota, Coquimbo, Maule, BioBio, Los Lagos y Aysén) y ganaron alcaldías emblemáticas como Antofagasta, La Serena, Santiago, San Miguel, Macul, Rancagua, Talca, Concepción, Puerto Montt, entre otras.

En definitiva llegamos a las elecciones presidenciales con una extrema-derecha en pleno proceso de ascenso electoral y con movimientos sociales en repliegue.

3.- El impenetrable votante obligado. Otro antecedente imposible de obviar es que desde septiembre del 2022 las sucesivas contiendas electorales se llevan a cabo bajo la nueva modalidad de voto obligatorio.

La ampliación del padrón electoral que conlleva esta nueva normativa es tremenda. Se trata de cerca de 5 millones de personas que ahora se ven forzadas a acudir a las urnas, lo que provoca un giro cooperniquiano.

Tanto en el primer plebiscito de salida como en la elección de delegados constituyentes y municipal, el llamado votante “obligado” se inclinó mayoritariamente por los partidos de derecha, buscando las opciones conservadoras y más moderadas del espectro político.

La única situación distinta sucedió en la votación de la segunda propuesta constitucional, donde el llamado a votar en contra del texto ultra-liberal, si encontró eco en este mundo despolitizado. A estas alturas la sola mención de la idea de nueva Constitución causaba molestia y rabia. Todos estos elementos jugaron a favor de la postura del “en contra” -y que apoyamos en esa ocasión- permitieron el triunfo.

El llamado votante obligado es un mundo diverso. Una caracterización rápida de sus principales rasgos nos permite concluir que son personas que habitan en grandes ciudades, de capas medias bajas y clases populares. Viven de un salario o de un trabajo por cuenta propia, son víctimas de los abusos del neoliberalismo, están endeudas y demandan mejores condiciones de vida.

Tienen temor a perder lo alcanzado con tanto esfuerzo y sacrificio (auto, casa, estándar de consumo) y hacen suya la exigencia por mayor seguridad. Desconfían de la institucionalidad y su relación con el Estado es ambivalente. Son críticos a la excesiva burocracia estatal y exigen más eficiencia del aparato público, pero también piden más apoyo del estado para salir adelante. Su relación con la política es pragmática. Carecen de ideologías que den anclaje a sus posiciones políticas, por tanto, su adhesión electoral es volátil. Sin lugar a dudas, buena parte del 19,4% que obtuvo Franco Parisi en la primera vuelta se explica por su capacidad de ganar apoyo en el llamado “votante obligado”.

También es posible hipotetizar que cerca de un 80% de esos nuevos votantes en segunda vuelta se inclinaron por Kast, ya que la candidatura de Jeannette Jara nunca logró captar una adhesión importante de este nuevo elector.

La despolitización del mundo popular es un componente estructural del neoliberalismo de la posdictadura.

Apareció por primera vez en la elección parlamentaria de 1997 a través del voto nulo, que alcanzó un 17% (más de dos millones), y jamás nos ha sido indiferente. En ese momento apostamos a representar dicho descontento a través de la candidatura de nuestra querida compañera Gladys Marín, pero fallamos en el intento.

En décadas posteriores, la autoexclusión de los ciudadanos de los procesos electorales continúo al alza y así llegamos a niveles de participación escandalosamente bajos. La tendencia se mostraba irreversible. La despolitización, la primacía del individualismo, la pérdida de credibilidad en los proyectos de transformación social, fueron una pesada herencia concertacionista que proyecta sus sombras hasta hoy.

Debemos reflexionar sobre por qué luchas sociales tan relevantes, como la gratuidad en la educación superior, el movimiento “No más AFP” o el propio estallido social, fueron incapaces de alterar esta despolitización tan arraigada que resurge y se impone, beneficiando a quienes defienden el neoliberalismo más extremo.

Por último, es conveniente tener presente que la contienda presidencial del 2025 es la primera elección universal en la historia de Chile que se hace con inscripción automática y voto obligatorio. Estos nuevos requisitos marcan niveles récord de participación en relación a la población total habilitada para votar. Recordemos que incluso en el plebiscito de 1988 del SI y el NO había que estar inscrito en los registros electorales para participar, y varios cientos de miles sencillamente no se inscribieron.

 4.- El Partido Comunista, un constructor de unidad que hace historia. Ha sido un largo camino el que debimos recorrer para culminar en el balotaje del pasado domingo 14 de diciembre.

En abril el Comité Central proclamó a nuestra compañera Jeannette Jara como candidata presidencial con el mandato expreso de participar en una elección primaria del conjunto de las fuerzas democráticas y progresistas de Chile.

El objetivo trazado se cumplió. Concurrimos a una primaria y derrotamos a los otros 3 candidatos, incluyendo a la rival más fuerte, la exministra Carolina Tohá, quien fue apoyada por los partidos de la exConcertación.

Jeannette Jara ganó esa elección en forma holgada, obteniendo el 60,16% de los votos.

Los 825.835 votos que sacó Jeannette ha sido la más alta votación obtenido por un comunista desde el retorno a la democracia, superando en 132 mil votos la cifra alcanzada por Daniel Jadue en la primaria del 2021.

El triunfo de Jeannette Jara generó una situación inédita, un escenario sin precedentes en la historia del Partido Comunista de Chile.

Pues si bien habíamos participado en alianzas amplias para detener el avance del fascismo, -como ocurrió en el período del Frente Popular-, y enfrentamos las políticas neoliberales como sucedió con la Nueva Mayoría y el gobierno del Presidente Boric, estas alianzas habían cursado siempre con candidatos presidenciales no comunistas.

Lo novedoso de este caso es que una militante comunista se convirtió en candidata presidencial competitiva de una coalición de centro-izquierda, y que incluyó al Partido Demócrata Cristiano. De esta manera, el Partido Comunista de Chile quedó con la responsabilidad de liderar a las fuerzas democráticas para contener el avance de la ultra-derecha. Haber ganado la primera vuelta con el 26,8% ratificó lo acertado de las decisiones que adoptaron a lo largo del año.

En el camino de buscar la más amplia unidad, también nos propusimos constituir una lista parlamentaria única, para así enfrentar en óptimas condiciones el cuadro electoral adverso. El descuelgue de la Federación Regionalista y Acción Humanista impidió que se concretara la lista única, aunque sí logramos agrupar al resto de los partidos de gobierno y sumar a la DC, quedando con una lista robusta desde el punto de vista del peso electoral.

La principal conclusión política es que sin negar las identidades propias ni tampoco las diferencias, la unidad es un arma muy poderosa para enfrentar el avance de la ultra-derecha. Haber concurrido a primarias fue fundamental para ganar la primera vuelta y evitar el peligro que instalaban los medios de una segunda vuelta germano-alemana (Kast-Matthei primero, luego Kast-Kayser).

La unidad también resultó clave para contener el avance de la derecha en el Parlamento, especialmente en el Senado.

La división de la derecha en dos listas permitió el doblaje Ciccardini-Provoste en Atacama y retener dos cupos en el Maule y La Araucanía. Haber empatado en el Senado con la derecha y defendido posiciones en la Cámara de Diputados y Diputadas, hubiera sido imposible sino articulamos esta lista de unidad.

Los cálculos electorales indican que si la Federación Regionalista y Acción Humanista se hubieran sumado a la lista unitaria se habrían elegido siete diputados más del sector.

5.- El peso del gobierno y la disyuntiva de la continuidad. Uno de los temas que cruzó la campaña fue la relación con el gobierno.

En la campaña de las primarias, la carta de presentación fundamental de nuestra candidata fue su condición de exministra del Trabajo. Difundimos los logros de su gestión como la aprobación de las 40 horas, Ley Karin, el histórico aumento del sueldo mínimo, la reforma previsional, entre otros.

Una vez resueltas las primarias, y a medida que avanza la campaña de primera vuelta, la asociación de la candidata con el gobierno se fue constituyendo en una mochila que cada día pesaba más.

Un elemento que agravaba el problema es el bajo apoyo que exhibía la administración Boric en las encuestas, al contrario de la tendencia habitual, el gobierno no remontaba su apoyo en los últimos meses, y se mantenía bajo el techo del 30%. Para ganar la elección era imprescindible ganar el voto de personas que poseen una opinión crítica a la gestión del Presidente Boric, que rechazaban la continuidad del gobierno, y por tanto, buscaban el cambio.

Los candidatos de derecha, así como MEO y Parisi, se referían a Jeannette como la candidata de la continuidad, apropiándose ellos de la idea del cambio.

En los datos de encuestas que se realizaron por el propio comando, los principales motivos para no votar por Jeannette Jara eran porque era la candidata de continuidad del gobierno.

Frente a este problema, se buscó recalcar la independencia de la candidata frente a políticas del gobierno y opiniones del Presidente Boric. Si bien estos desmarques generaron algunas polémicas públicas, Jeannette nunca se logró sacudir del mote de ser la candidata del gobierno y este calificativo nos acompañó hasta el último día de la campaña.

 

 

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Diciembre 31, 2025 • 2 horas atrás por: ElSiglo.cl 29 visitas

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