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2025. Nos toca despedir el año

“A very merry Christmas

And a happy New Year

Let’s hope it’s a good one

Without any fear

War is over

If you want it

War is over

Now”

(Fragmento John Lennon / Yoko Ono “Happy Xmas (War Is Over).

Gabriela Cultelli. Economista. “Mate Amargo”. Montevideo. 31/12/2025. Toca despedir el año 2025 pero, y sobre todo, intentar una y mil veces redefinir con nuestro esfuerzo incansable, el 2026, y aquí el papel indiscutible de los movimientos feministas y de mujeres vuelve, nuevamente, a la palestra histórica.

El año que se va mostró la capacidad destructiva ya anunciada de un imperio en decadencia. Ya no antesala de crisis cíclicas, sino en el comienzo de una. Así fue como en el primer semestre la economía norteamericana se mostró en recesión, con cierta recuperación en el segundo pero de manera muy concentrada, lo que implicó despidos masivos en el sector público hacia los últimos meses del año, en los marcos de un presupuesto que no acababa de aprobarse con los consecuentes retrasos sustantivos salariales, repercutiendo en el debilitamiento de la capacidad de empleo, hecho acelerado con las políticas migratoria y arancelarias, que lejos de paliar la situación como pudieran esperarlo los neoliberales trumpistas, la han agudizado como muchos analistas lo habíamos pronosticado.

Pero, del ciclo interno de la economía de este centro capitalista, solo agregar, y en el breve espacio en que se pretende este análisis, que la caída del patrón dólar es un hecho a nivel mundial y que no parece tener marcha atrás. La composición de las reservas internacionales muestra una continuada caída de la participación del dólar, más fuerte en algunos años que otros, pero caída al fin, llegando en este año a un 56,92% frente al fortalecimiento de otras monedas. En el 2016 eran un 65% de las reservas, promediando una caída de casi un punto porcentual por año consecutivamente. Las crisis cíclicas cada vez más profundas y la pérdida de posicionamiento del “rey” dólar, más el comportamiento y evolución del endeudamiento de las economías grandes, los problemas de desajustes estructurales observados en las capacidades y sectores productivos, su Inter vinculación con el consumo y la fragilidad medio ambiental parecen todas ser parte del lado de la balanza que toca suelo con cargas abrumadoras.

De otro lado, un mundo que intenta nacer con grados mayores de soberanía y respeto a ciertas reglas de convivencia, multipolar de fondo, seriamente cuestionado por la otra parte que no quiere ceder terreno. Para que se tenga una idea, si la economía de EEUU cuando salió victorioso de la segunda guerra mundial era la mitad del PBI mundial, y luego al recuperarse los países de la mayor confrontación bélica del siglo XX, quedó situado en más de la tercera parte, hoy luego de la pandemia y con el avance de economías como la de China, el PIB de EEUU se sitúa en un 26,8% del Mundial. China ya lo supera en términos de paridad de poder de compra (PPA) y ritmos de crecimiento.

Tratándose de un cambio de época, del ocaso de uno de los imperios más omnipotentes de la historia, no parece oportuno hablar de simples etapas del ciclo de crisis capitalistas, o incluso de cambios de modelos económicos, ni modelos de acumulación dominante, aunque lógicamente, sobre todo estos cambios estructurales profundos acompañen los desafíos nuevos. No puede desconocerse tampoco que la nueva época trae consigo nuevas y beligerantes formas de capital que la acompañan y que se levantan desde las sombras en ejes de acumulación incluso sobre las otras viejas y parasitarias formas de expoliación del trabajo humano.

Una de estas formas nuevas por su dimensión, más que por su existencia en sí misma, es el narcocapital, que no solo moldea empresas y conforma alianzas económicas y políticas en los distintos territorio, si no que juega de la mano del mayor imperio del norte tal como lo estamos viendo hoy por hoy, en tanto que se convierte en escusa utilizada por Trump, cuando es harto conocido que se impuso e invade desde su propio interior, donde “casualmente” no se combate con tanto fervor como se hace no solo en el Caribe próximo a Venezuela, sino en la Fabela brasilera criminalizando a la pobreza para desestabilizar un gobierno, o en la frontera mexicana o colombiana, donde se asesina sumariamente a pescadores u otras personas sin mayor prueba ni acusación legal alguna.

La otra forma, su gran aliado, es el capital comunicacional, arma fundamental para la guerra híbrida. Abanderado por “los 7 magníficos” (The Magnificent 7 de las comunicaciones y las tecnologías: Apple, Microsoft, Amazon, Alphabet o Google, Meta o sea Facebook – Instagram- Whatsapp, Nvidia y Tesla), recrean el poder de los medios de comunicación que hoy no es que estén “al servicio del capital” si no que son capital, dominan incluso otras formas de capital, moldean políticas y gobiernos en tiempo que la hegemonía ideológica se va absolutizando con el desarrollo tecnológico, productivo y por tanto sistémico. Las guerras híbridas imperialistas son posibles en virtud de su poder, son estas guerras cognitivas, económicas, lawfare, desestabilizaciones políticas y golpes de Estado que actúan como un todo contra nuestros pueblos. Guerras que, como tal, son expresiones brutales de violencia fascista de nuevo tipo. Con ellas el avance de la ultraderecha y las nuevas formas del fascismo en nuestros territorios, con ellas la resistencia y acción de nuestros pueblos.

Y con todo gusto despedimos este 2025 colmado de luchas territoriales expansivas, Mundo unipolar vs. Mundo multipolar en la Europa del Este con la guerra de EEUU y la OTAN contra Rusia utilizando a Ucrania dónde podría contabilizar cerca de un millón de personas muertas entre civiles, soldados rusos y ucranianos; el genocidio expansivo sionazi en gaza con un porcentaje de la población civil aniquilada similar al de la segunda guerra mundial (3,2% de la población) mayoritariamente mujeres y niñes; los conflictos armados de África (Sudan, El Sahel, El Congo), de hecho se habla de casi medio centenar de conflictos armados en total similares a la cantidad que hubo a la salida de la Segunda Guerra Mundial. Al escenario anual se suma esta brutal agresión armada contra nuestras costas, que el imperialismo pretende mantener en el Caribe, en primer lugar contra el pueblo venezolano, pero a su vez contra todas y todos los que habitamos la Patria Grande. Porque ya dejamos el 2025, pero si al final del 2026 solo nos preguntamos como la canción de Lennon “¿Y qué has hecho?” (“And what have you done?”) o hacia el final “¿Y qué hemos hecho?” (“And what have we done?), dejaremos comprometer nuestro futuro inmediato, mediato y de largo plazo.

“War is over

If you want it

War is over

Now”

Por una América Latina, territorio de Paz.

La entrada 2025. Nos toca despedir el año se publicó primero en El Siglo.

Diciembre 31, 2025 • 2 horas atrás por: ElSiglo.cl 34 visitas

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