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A días de una cumbre clave: ¿la carrera por los minerales críticos pone en jaque a los océanos?

A días de una cumbre clave: ¿la carrera por los minerales críticos pone en jaque a los océanos?

El último número de la revista TIME destaca cómo la obtención de estos recursos esenciales impacta en la economía y las tensiones globales, mientras amenaza ecosistemas marinos y altera el equilibrio ambiental del planeta La falta de valoración económica de los servicios oceánicos complica la protección de los mares (Imagen Ilustrativa Infobae)

La promesa de una nueva “fiebre del oro” se cierne sobre los fondos oceánicos, donde yacen vastos depósitos de minerales críticos como níquel, cobalto y cobre. Sin embargo, la carrera por explotar estos recursos, impulsada por intereses económicos y decisiones políticas recientes, amenaza con desencadenar daños irreversibles en los ecosistemas marinos y agravar las tensiones geopolíticas globales.

Según informó TIME, la falta de una valoración económica adecuada de los servicios que proveen los océanos y la ausencia de políticas integrales de conservación han colocado a estos vastos cuerpos de agua en el centro de un debate urgente que involucra a gobiernos, científicos y organismos internacionales.

La inminente Conferencia de la ONU sobre los Océanos, que se celebrará del 9 al 13 de junio en Niza, Francia, se perfila como un escenario clave para definir el futuro de la minería submarina, la gestión sostenible y la cooperación internacional en torno a los recursos marinos.

La ausencia de políticas integrales de conservación pone en riesgo la biodiversidad marina, revela TIME en su reciente tapa

Minería submarina: recursos, actores y riesgos

La minería submarina ha emergido como una de las principales fuentes de controversia en la gestión de los océanos. El interés por extraer minerales críticos del lecho marino se ha intensificado tras la firma de una orden ejecutiva por parte del presidente estadounidense Donald Trump en abril, que buscaba incentivar a las empresas estadounidenses a acceder a estos recursos con el objetivo de fortalecer la economía nacional.

De acuerdo con TIME, el valor potencial de estos minerales se estima en billones de dólares, lo que ha motivado a diversos países y compañías a explorar las profundidades oceánicas en busca de nuevas oportunidades.

La International Seabed Authority (ISA), una entidad autónoma de las Naciones Unidas, ha otorgado más de 30 licencias de exploración en los océanos Pacífico, Atlántico e Índico durante los últimos 20 años. Cada una de estas licencias cubre áreas de aproximadamente 75.000 kilómetros cuadrados, una extensión comparable al tamaño de Sri Lanka. Además de Estados Unidos, países como Noruega, Japón, las Islas Cook y Papúa Nueva Guinea han mostrado interés en iniciar actividades de minería submarina en sus aguas jurisdiccionales.

Los recursos buscados incluyen nódulos polimetálicos, sulfuros polimetálicos y costras ferromanganésicas ricas en cobalto. Estos materiales, esenciales para la industria tecnológica y la transición energética, se forman a lo largo de millones de años y constituyen la base de complejos ecosistemas marinos.

Según la bióloga marina Diva Amon, entrevistada por TIME, la minería en zonas como la Clarion Clipperton Zone —que se extiende desde Hawái hasta México— podría afectar hasta 500.000 kilómetros cuadrados de fondo marino. La experta que se desempeña en el Laboratorio de Ciencias Oceánicas Benioff de la Universidad de California, Santa Bárbara, advierte que el impacto de estas actividades podría triplicar el área afectada debido a la dispersión de sedimentos y contaminantes, tanto en sentido vertical como horizontal.

La bióloga marina Diva Amon alerta sobre el impacto de la minería en la Clarion Clipperton Zone

La ausencia de regulaciones claras sobre la gestión de los residuos generados por la minería submarina agrava los riesgos. Los desechos, que incluyen sedimentos, partículas metálicas y agua contaminada, se bombean de regreso al océano sin un protocolo definido sobre la profundidad o el lugar de descarga. Esta situación, según Amon, podría provocar la pérdida de biodiversidad, la contaminación de la cadena alimentaria y la alteración de servicios ecosistémicos fundamentales como la pesca.

La recuperación de los ecosistemas afectados por la minería submarina resulta prácticamente inviable en escalas humanas. “La vida en las profundidades marinas es extremadamente lenta... no veremos una recuperación de los ecosistemas excepto en una escala de millones de años. Esencialmente, esto sería un daño irreversible”, afirmó Amon en declaraciones recogidas por TIME.

Valoración económica de los océanos: desafíos y omisiones

A pesar de la magnitud de los recursos y servicios que ofrecen los océanos, la sociedad global aún no ha logrado integrar su valor real en las políticas públicas y las decisiones económicas. El concepto de “servicios ecosistémicos” abarca desde la protección costera proporcionada por los arrecifes de coral hasta el valor de la pesca y el turismo, así como funciones indirectas como el almacenamiento de carbono y la conservación de la biodiversidad.

Los intentos de cuantificar el valor económico total de los océanos han arrojado cifras que alcanzan decenas de billones de dólares anuales. Sin embargo, como señala un informe del European Marine Board citado por TIME, “existe una amplia gama de métodos y técnicas para la valoración de los ecosistemas, pero solo ocasionalmente se implementan en las decisiones políticas”. Ningún país ha incorporado plenamente el valor económico de los océanos en su marco de políticas públicas.

Países en desarrollo dependen de los recursos marinos pero priorizan poco la protección de la vida marina (Imagen ilustrativa Infobae)

La falta de integración de estos valores en la toma de decisiones genera costos de oportunidad significativos y perpetúa la explotación insostenible de los recursos marinos. Una encuesta entre líderes de países en desarrollo reveló que, a pesar de la dependencia de estos países de los recursos marinos, la protección de la vida marina ocupa el último lugar entre los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU.

Para abordar este vacío, organismos como el Banco Mundial recomiendan la adopción de sistemas de contabilidad de capital natural, que permitan incorporar datos ecológicos y económicos sobre los océanos en los sistemas contables nacionales. Esta medida, lejos de ser una propuesta radical, busca orientar a los países hacia una gestión más sostenible y resiliente de sus recursos naturales.

Perspectivas científicas: la urgencia de la conservación

La comunidad científica ha advertido reiteradamente sobre la importancia vital de los océanos para la supervivencia humana y la estabilidad planetaria. Sylvia Earle, bióloga marina y pionera en la exploración oceánica, subrayó en entrevista con TIME que la principal amenaza para la conservación de los océanos es la “ignorancia, complacencia y falta de conciencia de que el océano es esencial para todos, en todas partes, todo el tiempo”.

Earle, quien fue la primera mujer científica jefa de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos y es fundadora de la iniciativa Mission Blue, promueve la creación de “Hope Spots”, áreas marinas protegidas que buscan movilizar a comunidades e instituciones en la defensa de los ecosistemas marinos.

La bióloga marina Sylvia Earle resalta el papel fundamental de los océanos en la vida cotidiana

Earle enfatizó que el océano no es solo una masa de agua salada, sino un sistema vivo que regula la química planetaria y sostiene la vida en la Tierra. “Cada respiración que tomamos, cada gota de agua que bebemos, estamos conectados al océano”, afirmó. La científica advirtió que la alteración de los sistemas naturales, tanto en tierra como en el mar, podría llevar al planeta a un punto de inflexión del que no sería posible recuperarse.

Por su parte, Amon destacó la fragilidad de los ecosistemas de aguas profundas y la falta de conocimiento sobre la mayoría de las especies que los habitan. Un estudio reciente en la Clarion Clipperton Zone reveló que entre el 88% y el 92% de las especies multicelulares de la zona aún no han sido descritas por la ciencia.

En ese tono, la experta alertó que la minería submarina no solo amenaza con destruir hábitats únicos, sino que también podría afectar servicios ecosistémicos clave, como la regulación climática y la provisión de alimentos.

Tensiones geopolíticas y disputas internacionales

El contexto internacional en torno a la gestión de los océanos se ha vuelto cada vez más complejo debido a la intensificación de las disputas territoriales, la competencia por los recursos y el debilitamiento del orden multilateral. Según TIME, la tercera Conferencia de la ONU sobre los Océanos se desarrolla en un escenario marcado por rivalidades entre grandes potencias, disputas comerciales y una erosión de la confianza en las instituciones globales.

La tercera Conferencia de la ONU sobre los Océanos se celebra en un contexto de tensiones internacionales y debilitamiento del multilateralismo (REUTERS/Carlo Allegri)

De acuerdo con la publicación, Estados Unidos ha expandido su plataforma continental al aprobar la minería submarina en aguas nacionales e internacionales sin esperar la definición de reglas globales. Incluso, ha rechazado los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU, incluido el “Objetivo 14: Vida Submarina”, acción que describieron como la base de los esfuerzos internacionales para la conservación y el uso sostenible de los océanos.

Por su parte, China continúa desestimando el fallo de la Corte Permanente de Arbitraje de 2016 sobre los territorios disputados en el Mar de China Meridional, invocando “derechos históricos” para justificar sus reclamaciones.

El aumento de la militarización, la protección de rutas comerciales y la expansión de las capacidades navales reflejan la creciente competencia por el control de los recursos marinos. A medida que los recursos terrestres se agotan, la presión sobre los océanos se intensifica, lo que incrementa el riesgo de conflictos y dificulta la cooperación internacional.

La singular geografía de regiones como el sudeste asiático, donde el océano está rodeado de tierra, acentúa tanto la necesidad de colaboración como el potencial de confrontación por los espacios marinos. En este contexto, la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar, considerada la “Constitución del Océano”, enfrenta desafíos significativos para mantener su relevancia y eficacia.

Un futuro en juego

La información publicada por TIME concluye que el futuro de los océanos, y por ende el de la humanidad, depende de la capacidad de la comunidad internacional para actuar con liderazgo, visión y cooperación. La advertencia es clara: sin un océano limpio, sano y productivo, el futuro colectivo está en riesgo.

La Conferencia de la ONU sobre los Océanos representa una oportunidad decisiva para redefinir la relación de la humanidad con el mayor bien común del planeta y evitar que la búsqueda de riqueza a corto plazo comprometa la estabilidad y prosperidad a largo plazo.

Fuente

Infobae.com

Infobae.com

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