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A merced de la “abuela”

Cuánto se habrá reído la diputada Pamela Jiles cuando la arqueología tuitera trajo de vuelta el video de Darío Quiroga, ex asesor estrella de la candidata Jeannette Jara. “No sé si por razones de inmigración o por razones de flaiterío. Pero se llama Zandra con Z”, dijo, burlesco. El estratega de la candidata de la “cuna de mimbre” destronó en el ranking de clasismo y ninguneo social a los creadores de los “atorrantes” y los “parásitos”.

El que ríe último ríe mejor, habrá pensado Zandra Parisi, diputada electa, su hermano Franco, que sacó dos millones y medio de votos, y también Pamela Jiles, que se incorporó a la colectividad en agosto y que obtuvo la reelección representando al distrito 12 de la Región Metropolitana. Sacó tantos votos que arrastró a Zandra. Hoy acaso se ríe doble, pues detrás del éxito de Parisi -y la nueva y renacida bancada PDG- está, en gran parte, ella.

Y lo será aún más en la etapa que viene.

Con el 20% de Parisi, y con 14 diputados, el fenómeno PDG es “la” sorpresa y noticia de la elección de hace una semana. Jara y Kast tratan de allegar los votos del parisismo a su molino. Todo está sobre la mesa. Desde ir a Bad Boys, su programa emblema, hasta encontrar fantásticas algunas propuestas de corte populista.

Tengan cuidado con bailar al ritmo de Parisi, advirtió Tohá. Tiene razón: el que pone la música, pone la coreografía; bailar a un ritmo que a uno no se le da es peligroso. No solo por hacer el ridículo, sino que se puede terminar en el suelo.

Pero bailen o no en estas tres semanas restantes al ritmo de Parisi, con quien la o el próximo presidente de Chile sí tendrá que bailar es con los 14 PDG. Ni las izquierdas ni las derechas tienen mayoría en el Congreso. Las derechas cuentan con solo 76 diputados. Ir en dos listas les quitó la mayoría y los hizo quedar muy lejos de los 89 que soñaban, y que les darían los 4/7 para hacer cambios sin preguntarle a nadie. En el Senado, oficialismo y oposición quedaron en empate, e incluso la situación para la derecha es peor que la actual.

Si gana Kast (como pronostican todas las encuestas), no solo tendrá que negociar con la derecha más ultra y con la que antes llamaba “cobarde”. También tendrá que hacer genuflexiones con el PDG.

No es para tanto, dirán: antes, la falta de doctrina y disciplina dejó al PDG casi en la bancarrota y al borde de extinguirse: perdieron por completo su bancada de seis (cinco se fueron y a uno lo expulsaron). Pero justamente por la falta de doctrina histórica del PDG, con quienes tendrá que negociar de seguro es con Parisi (si es que se queda a vivir permanentemente en Chile), y, especialmente, con Pamela Jiles, que intentará jugar ese rol. “También está la diferencia de que estoy yo, y yo no estoy dibujada”, dijo en Mega. “Ninguno de los candidatos que sea electo va a poder hacer nada en el legislativo sin el PDG”, aseveró.

Con su capacidad para marcar agenda y su nuevo y renovado poder como lideresa pedegé, será una figura clave para el próximo gobierno. Los retiros de fondos de pensiones han sido su leitmotiv: ¿reabrirán esa puerta para congraciarse con ella? Una de las políticas más llamativas de Parisi fue, justamente, un retiro “no inflacionario”. Ningún economista ha podido explicar -o explicarse- cómo sería eso. Chile ofrece lecciones frescas de qué pasa cuando se sobrecalienta la economía, y cómo esto afecta el bolsillo de los que tienen menos. El intento de reabrir un tema como ese será un dolor de cabeza enorme para quien gobierne. Eso, junto a otras propuestas de corte populista que hay en el programa de Parisi.

Pero además, la dupla Jiles-Parisi puede afectar al nuevo gobierno en la dimensión comunicacional. Su eslogan, “ni facho ni comunacho” parece que le hizo sentido a muchos. Jiles, por su parte, maneja como pocas personas la capacidad de fijar agenda en redes sociales, viralizar cuñas y dominar el estilo performático. Guste o no, el manejo de la atención política es una zona donde Jiles se siente a sus anchas; sin límites y sin complejos.

Parisi es la sorpresa y el bad boy “winner” de la primera vuelta, mientras Jiles se apronta a ser la reina de los votos de los 14, los que darán o no mayoría a los proyectos de ley que el nuevo gobierno presente, y que además tendrá mucho apuro por aprobar. El electorado, cada vez más impaciente, le dará poco tiempo al próximo gobierno para que muestre resultados.

La pregunta de hoy -¿bailarán Kast y Jara estas tres semanas al ritmo de Parisi?- dará paso, para quien gane, a la constatación de una realidad que les puede aguar el triunfo. Que el próximo gobierno tendrá que decidir si baila o no, los cuatro años, al ritmo de Parisi y de la “abuela”.

Si gana Kast, su oposición más ácida, su peor kriptonita, puede venir no del actual oficialismo, sino de la “abuela” y sus millones de nietitos, más empoderados que nunca después del domingo pasado.

Noviembre 22, 2025 • 1 hora atrás por: LaTercera.com 31 visitas

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