La Academia de Ciencias y Artes Cinematográficas de Hollywood ha firmado un acuerdo que, más allá de la emisión puntual de la gala de sus premios, marca un punto de inflexión en la industria del entretenimiento: a partir de 2029, YouTube transmitirá los Oscar de forma exclusiva y gratuita para todo el mundo. La historia que subyace bajo este movimiento no es tanto la defunción de la televisión por cable (un fenómeno que en España percibimos desde cierta distancia) sino la confirmación de un cambio fundamental: si el contenido no está disponible de forma sencilla e instantánea, no existe para la mayoría.
El trato. Youtube obtendrá los derechos de emisión en exclusiva a nivel mundial desde la edición 101 de los premios, prevista para 2029. El trato se extiende hasta 2033 y la transmisión será gratuita en todo el mundo, incluyendo la ceremonia principal, la alfombra roja y material exclusivo del backstage y la Governors Ball. Hasta ahora, Disney desembolsaba cada año 100 millones de dólares por los derechos de emisión en ABC, un trato muy ajustado en lo económico, ya que este año, por ejemplo, solo ingresó 127 millones por publicidad durante la retransmisión. Poca cosa comparado con YouTube, que registró ingresos publicitarios de 36.000 millones de dólares en 2024.
Audiencias cada vez peores. La ruptura entre ABC y la Academia viene del empeoramiento progresivo de los datos de audiencia. La ceremonia de 2019 reunió a 29,6 millones de espectadores; en 2020, la cifra descendió a 23,6. Pero el verdadero desplome llegó con la edición de 2021 en plena pandemia, que se hundió hasta los 10,4 millones de televidentes. En 2025 hubo señales de recuperación con 19,69 millones de espectadores, la audiencia más alta en cinco años, gracias al streaming simultáneo en Hulu y el regreso de Conan O'Brien como presentador.
Posibles soluciones. Para mejorar las cifras (y la fricción entre ABC y la Academia) la cadena propuso cambios inspirados en los Grammy: trasladar categorías técnicas fuera de la emisión principal, priorizar actuaciones musicales y reducir la duración total. La Academia se resistió, pero en 2018 anunció la creación de una categoría de Logro destacado en película popular, una idea tan mala que se canceló solo 29 días después. En lugar de recortar, de hecho, la Academia añadió dos nuevas categorías (casting en 2025 y coordinación de stunts en 2028).
Se veía venir. De hecho, el salto a Youtube es el paso inevitable que certifica la agonía del cable. De hecho, lo demuestra la decisión de la propia Academia de incorporar streaming simultáneo en Hulu este mismo 2025, pese a una buena cantidad de dificultades tecnológicas. YouTube es la próxima parada inevitable: distribución instantánea, alcance global sin restricciones y gratuito (o, como mucho, dependiente de una sola suscripción a la opción premium de la plataforma). Teniendo en cuenta las dificultades tradicionales para ver la ceremonia, la propuesta de YouTube tiene cierta radicalidad: desde cualquier lugar se podrá ver la ceremonia sin descargar aplicaciones ni sortear bloqueos.
La puntilla. Hay un detalle más que certifica que los rencores vienen de lejos. En mayo de 2024, YouTube contrató a Justin Connolly, un veterano que había pasado un cuarto de siglo en Disney, para supervisar las operaciones de medios y deportes de la plataforma. El fichaje desencadenó una batalla legal: Disney interpuso una demanda intentando bloquear la incorporación de Connolly, en un litigio que se resolvió mediante acuerdo extrajudicial. Un antiguo directivo de Disney, en declaraciones a The Wrap, subrayó: "No subestimen la importancia del odio y el resquemor entre Justin Connolly y Bob Iger. La disputa continúa". Y acabamos de ver el último coletazo.
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La noticia
A partir de ahora los Oscar serán en YouTube por un motivo muy sencillo: la Academia ha descubierto que ser relevante importa
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Xataka
por
John Tones
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