Ibiza se ha hartado de los turistas que entran con su coche privado a la isla. Y por eso este verano lo tendrán mucho más complicado
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Ibiza se ha hartado de los turistas que entran con su coche privado a la isla. Y por eso este verano lo tendrán mucho más complicado

Ibiza como referente e Ibiza como espejo donde mirarse. Para lo bueno y también para no cometer los mismos errores. La isla balear hace tiempo que se está ahogando por el turismo masivo y, de hecho, se pone como ejemplo negativo del riesgo que se corre cuando no se le cortan las alas al turismo.
La presión a la que están sometidos los vecinos de la isla llega a todos los rincones. Desde quienes deciden vivir en una caravana en verano para alquilar su casa hasta la falta de agua para abastecer a todos los que llegan a la isla. Pasando por las peleas vecinales para evitar que un acantilado se convierta en un basurero y una congestión continua de coches.
Con un turismo que parece imparable, las autoridades han empezado a tomar cartas en el asunto cada vez más radicales. Una de ellas, poner multas tan altas al alquiler turístico ilegal que algunas casas se están vendiendo. El segundo, limitar el número de accesos con coche.
A partir del 1 de junio, poco más de 4.000 visitantes podrán entrar con su coche a la isla.
Una isla saturada
El objetivo de la medida es claro: reducir la congestión en la isla.
Para entender el problema del asunto hay que tener en cuenta que solo en 2024 se contabilizaron casi 3,3 millones de visitantes en las islas Pitusas (Ibiza-Formentera). La llegada masiva de turistas es un problema en la carretera. Tanto que algunas encuestas apuntan a que más del 70% de los participantes afirman que los atascos son más habituales en los últimos años. Y eso sin contar los constantes problemas que se contabilizan en puntos calientes de la isla cada jornada con la llegada del buen tiempo.
Buscando reducir, al menos, el volumen de vehículos en la carretera, Ibiza ha puesto una línea roja: 20.168 coches para turistas.
Esta es la cifra máxima de vehículos, diaria, que se permitirá dentro de la isla destinados para los visitantes entre el 1 de junio y el 30 de septiembre. De ese número, 16.000 coches corresponderán a vehículos de flotas de alquiladoras. El resto, los 4.108 coches son los que podrán entrar vía barco.
El límite, evidentemente, no aplica a los vehículos de los residentes. Sólo se ponen trabas a los vehículos llegados desde fuera. ¿Cómo se controla? Quienes quieran acceder por barco en coche propio tendrán que rellenar un formulario para dejar su plaza "reservada". Lleno el cupo, no se permitirá la entrada de más coches.
Quienes se salvarán serán los motoristas, que seguirán teniendo las puertas abiertas a la isla sin restricciones pero, sin embargo, las autocaravanas tendrán que demostrar que tienen una reserva ya confirmada en un camping pues dormir fuera de dicha zona es ilegal.
El flujo de vehículos que puede entrar en la isla, por tanto, es variable. Como en un aparcamiento, si las poco más de 4.000 plazas están llenas por coches que circulan por la isla no podrán acceder más coches hasta que haya nuevo aviso.
De momento, quienes tuvieran un billete comprado antes del 20 de mayo de 2025 no se les aplicará esta medida pero a partir del 1 de junio y hasta el 30 de septiembre el acceso a la isla en coche estará limitado.
Foto | Jose Llamas y Kathy
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Alberto de la Torre
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