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Amores Materialistas: El síndrome de la segunda película

Amores Materialistas: El síndrome de la segunda película

Le pasó al director Phil Joanou después de realizar la magníficaTiro de Gracia(1990) y de cierta manera también a M. Night Shyamalan trasEl Sexto Sentido(1999). Y también a Richard Kelly después deDonnie Darko(2001). Cuando alguien hace una muy buena primera película o deja la vara demasiado alta con algún filme que lo hace famoso, el camino se hace cuesta arriba en la rodada.

El caso ejemplar es el de Orson Welles, que tras dirigirCiudadano Kane(1941) a los 25 años, debió dedicarse a probar el resto de su vida que él era un árbol frondoso y de larga sombra, capaz de hacer más de una obra maestra.

Lucy (Dakota Johnson) trabaja en una agencia de citas y Harry (Pedro Pascal) es un ejecutivo en la película.

La cineasta Celine Song no es Welles ni su ópera primaVidas Pasadasse acerca siquiera aCiudadano Kane, pero es evidente que ese debut fue una de las sorpresas cinematográficas del 2024. Estuvo nominada a los Oscar a Mejor película y Mejor guión, se estrenó en Chile en cines y sirvió para comprobar que las historias románticas aún pueden dar frutos en la gran pantalla sin pasar directamente al streaming.

Vidas Pasadascontaba la trayectoria de una mujer surcoreana que emigraba a con sus padres a Estados Unidos, lograba el éxito profesional, formaba pareja con un gentil norteamericano y se reencontraba con un viejo amor adolescente llegado directamente desde Seúl. La historia más vieja del mundo fue contada con temple y muchos quedaron prendados de ese triángulo amoroso.

Lucy (Dakota Johnson) y John (Chris Evans) en Amores Materialistas.

Ahora, con estrellas de Hollywood, otra vez recurre a los encuentros y desencuentros entre tres. Otra vez el guión es propio y la fotografía es del mismo Shabier Kirchner que tan bien captó los colores de Nueva York en laVidas Pasadas. También repite la ciudad, un escenario inmejorable para los triunfos y desventuras de Lucy (Dakota Johnson), una carismática ejecutiva de una agencia de lujo que busca novios a los faltos de media naranja en la vida.

En una fiesta de boda de uno de sus clientes, Lucy conoce a Harry (Pedro Pascal), inversionista millonario de mediana edad, voz hipnótica y modales galantes. Es lo que en las compañías en las que trabaja Lucy se conoce como “unicornio”. Es decir, uno en un millón, alguien altamente cotizado en el mercado de valores del amor materialista.

Lucy (Dakota Johnson) en Amores Materialistas, dirigida por Celine Song.

El problema es que a Lucy se le confunden los papeles del amor con los del trabajo y en vez de buscarle pareja a Harry y ganarse una buena comisión, se empareja con él. Paralelamente se reencuentra con su ex novio John (Chris Evans), un aspirante a actor que nunca logró dar el gran salto y que ya cerca de los 40 trabaja como mesero para ganarse el pan. Es un perdedor, pero se lo perdona. Harry, por otro lado, es un ganador, pero curiosamente no provoca antipatía.

Para ser honestos, Lucy tampoco es una mala persona y su ambición límites morales. El punto es que, en un momento determinado, lo que parecía ser un lienzo con amplia paleta de colores se va quedando sin matices. Los personajes pasan de las tres a las dos dimensiones y es como si a la directora se le hubiera acabado el entusiasmo por la historia que estaba contando.

Lucy (Dakota Johnson) en una escena de la película.

Vidas Materialistastiene una interesante premisa, pero quizás, como le pasó a John, le faltó impulso para dar el gran salto. O, más probablemente, su realizadora fue víctima del conocido síndrome de la segunda película (pariente del segundo disco y segundo libro) y aún está en recuperación.

    Fuente

    LaTercera.com

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