El pasado mayo nos hizo gracia saber que el Papa León XIV había visto 'Cónclave' antes de ser elegido, pero eso solo es la punta del iceberg, porque resulta que ha visto muchas más películas. En un encuentro que ha tenido lugar en el Vaticano con miembros ilustres de la industria cinematográfica, nos dejaba pildoritas como sus cuatro películas favoritas al más puro estilo Letterboxd, que incluyen cintas como 'La vida es bella' o 'Gente corriente'.
Más significativa es su carta que le ha dedicado al cine ante una audiencia de celebridades de la talla de Viggo Mortensen, Cate Blanchett, Greta Gerwig, Julie Taymor, Spike Lee, Gaspar Noe, Albert Serra y muchos otros. Se trata de una conferencia con el propósito de estrechar lazos entre la Iglesia y el cine.
El discurso del Papa ha servido como homenaje a los más de 100 años de la historia del cine, y además de expresar su amor por el medio, ha tocado temas como las dificultades actuales de la industria en estos tiempos cambiantes o la necesidad de un cine basado en la esperanza.
Dejamos íntegramente el discurso traducido a continuación.
Queridos hermanos y hermanas,
A pesar de que el cine tiene ahora más de un siglo de antigüedad, es aún un joven, soñador y de alguna manera incansable medio artístico. Pronto celebrará su 130 aniversario, contando desde la primera proyección pública por los hermanos Lumière en París el 28 de diciembre de 1895. Desde el principio el cine era un juego de luces y sombras, diseñado para entretener e impresionar. Sin embargo, estos efectos especiales pronto consiguieron mostrar realidades mucho más complejas, en cierto punto convirtiéndose en una expresión del deseo de contemplar y entender la vida, de relatar su grandeza y fragilidad y de retratar el anhelo hacia el infinito.
Queridos amigos, estoy contento de conoceros y daros la bienvenida. También quiero expresar mi gratitud sobre lo que el cine representa, un arte popular en el sentido más noble, destinado a todos y accesible para todos. Es maravilloso ver que cuando la magia del cine ilumina la oscuridad, simultáneamente prende los ojos del alma. Sin duda, el cine combina lo que parece ser mero entretenimiento con la narrativa de la aventura espiritual del ser humano. Una de las contribuciones más valiosas del cine es ayudar a la audiencia a reconsiderar sus propias vidas, mirar a la complejidad de sus experiencias con nuevos ojos y examinar el mundo como la primera vez. Haciendo eso, redescubren una porción de la esperanza que es esencial para que la humanidad viva plenamente. Encuentro confort en el pensamiento de que el cine no es solo imágenes en movimiento, pone en marcha la esperanza.
Entrar en un cine es como cruzar un umbral. En la oscuridad y el silencio, la visión se agudiza, el corazón se abre, y la mente se vuelve receptiva a cosas que aún no has imaginado. En realidad, sabéis que vuestra forma de arte requiere concentración. A través de vuestras producciones, conectáis con personas que están buscando entretenimiento, así como con los que llevan en sus corazones inquietud y una búsqueda de sentido, justicia y belleza. Vivimos en una era en la que las pantallas digitales están siempre encendidas. Hay un flujo constante de información. Sin embargo, el cine es mucho más que solo una pantalla; es una intersección de deseos, recuerdos y preguntas. Es un viaje sensotial en el que la luz atraviesa la oscuridad y las palabras se encuentran con el silencio. A la vez que la trama se desenvuelve, nuestra mente es educada, nuestra imaginación se ensancha, e incluso el dolor puede encontrar un nuevo sentido.
Instalaciones culturales, como cines y teatros, son el corazón de nuestras comunidades porque contribuyen a hacerlas más humanas. Si una ciudad está viva, es en parte gracias a sus espacios culturales. Debemos habitar estos espacios y construir relaciones con ellos, día tras día. Sin embargo, los cines están experimentando un declive preocupante, con muchos siendo eliminados de ciudades y barrios. Más de unas pocas personas están diciendo que el arte del cine y la experiencia cinematográfica están en peligro. Insto a las instituciones a no rendirse y a cooperar en reafirmar el valor social y cultural de esta actividad.
La lógica de los algoritmos tiende a repetir lo que "funciona", pero el arte descubre lo que es posible. No todo tiene que ser inmediato o predecible. Defended la lentitud cuando sirve un propósito, el silencio cuanndo habla y la diferencia cuando es evocadora. La belleza no es solo una forma de escapismo, es, ante todo, una invocación. Cuando el cine es auténtico, no solamente consuela sino que desafía. Articula las preguntas que ahondan dentro de nosotros y a veces provoca lágrimas que no sabíamos que necesitábamos expresar.
En este Año Jubileo, la Iglesia nos invita a caminar hacia la esperanza. Vuestra presencia aquí desde países tan diferentes, y vuestro trabajo artístico en particular, es un brillante ejemplo. Como tantos otros que vinieron a Roma desde todo el mundo, vosotros también estáis en un viaje como peregrinos de la imaginación, buscadores de sentido, narradores de la esperanza y heraldos de la humanidad. Vuestro viaje no se mide en kilómetros sino en imágenes, palabras, emociones, experiencias compartidas y deseos colectivos. Navegáis esta peregrinación al misterio de la experiencia humana con una penetrante mirada que es capaz de reconocer la belleza incluso en las profundidades del dolor, y de discernir la esperanza en la tragedia de la violencia y la guerra.
La Iglesia os estima por vuestro trabajo con la luz y el tiempo, con las caras y los paisajes, con palabras y silencio. El Papa San Pablo VI una vez habló a los artistas, diciendo: "Si sois amigos del arte genuino, sois nuestros amigos", recordando que "este mundo en el que vivimos necesita belleza para no hundirse en la desesperación". Deseo renovar esta amistad porque el cine es un taller para la esperanza, un lugar donde la gente puede de nuevo encontrarse a sí misma y a su propósito.
Quizás podríamos tener en mente las palabras de David W. Griffith, uno de los grandes pioneros del séptimo arte. Una vez dijo: "Lo que le falta al cine moderno es la belleza, la belleza del viento moviéndose entre los árboles". Su referencia al vieno no puede sino recordarnos un pasaje del evangelio de Juan: "El viento sopla por donde quiere y oyes su sonido, aunque ignoras de dónde viene y a dónde va. Lo mismo pasa con todo el que nace del Espíritu." En este sentido, queridos cineastas veteranos y novatos, os invito a hacer del cine un arte del Espíritu.
En la presente era hay una necesidad de ser testigos de la esperanza, la belleza y la verdad. Podéis cumplir este rol a través de vuestro trabajo artístico. El buen cine y aquellos que lo crean y lo protagonizan tienen el poder de recuperar la autenticidad de la imagen con el propósito de salvaguardar y promover la decencia humana. No tengáis miedo de enfrentaros a las heridas del mundo. Violencia, pobreza, exilio, soledad, adicción y guerras olvidadas son temas sobre los que tenemos que conocer y ser narrados. El buen cine no explota el dolor, lo reconoce y lo explora. Esto es lo que los grandes directores han hecho. Dar voz a los complejos, contradictorios y a veces oscuros sentimientos que ahondan en el corazón humano es un acto de amor. El arte no debe rehuir del misterio de la fragilidad; debe enfrentarse a él y saber permanecer ante él. Sin ser didácticas, auténticas obras de arte del cine poseen la capacidad de educar la mirada de la audiencia.
En conclusión, hacer cine es un esfuerzo comunitario, una labor colectiva en la que nadie es autosuficiente. A la vez que que todos reconocen la habilidad del director y la genialidad de los actores, una película sería imposible sin la dedicación silenciosa de cientos de otros profesionales incluyendo asistentes, mensajeros, maestros del atrezo, electricistas, ingenieros de sonido, técnicos de equipos, maquilladores, peluqueros, diseñadores de vestuario, jefes de localización, directores de casting, técnicos de efectos especiales y productores. Cada voz, cada gesto y cada habilidad contribuye a un trabajo que solo puede existir en su conjunto.
En una época de personalidades exageradas y confrontacionales, demostráis que crear una película de calidad requiere dedicación y talento. Gracias a los regalos y cualidades de aquellos que trabajan junto a vosotros, todos pueden hacer brillar su carisma único en una atmósfera colaborativa y fraternal. Que vuestro cine sea siempre un lugar de encuentro y un hogar para aquellos buscando significado y lenguaje de paz. Que nunca pierda la capacidad de sorprender y continue ofreciéndonos un vistazo, por pequeño que sea, del misterio de Dios.
Portada: EWTN News (Youtube)
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La noticia
Así es la emotiva carta que el Papa León XIV le ha dedicado al cine: "Los algoritmos repiten lo que 'funciona', pero el arte descubre lo que es posible"
fue publicada originalmente en
Espinof
por
Miguel Solo
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