

El borrador de la carta final de la 30ª Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP30), que se desarrolla en Belém do Pará, Brasil, plantea una serie de medidas para acelerar la acción climática global, avanzar hacia las emisiones netas cero a mediados de siglo y asegurar que el planeta no sobrepase el umbral crítico de 1,5 °C de aumento de temperatura.
El documento afirma que la meta establecida en el Acuerdo de París de 2015 “sigue viva”, pero exige compromisos más ambiciosos y mecanismos concretos de implementación, especialmente en lo referente al fin progresivo de los combustibles fósiles: eliminación del carbón y reducción sustancial del petróleo y el gas en la próxima década.
El texto subraya que limitar el calentamiento global dependerá de un nuevo pacto basado en la equidad, donde los países históricamente más contaminantes asuman mayores compromisos y entreguen financiamiento accesible y suficiente para adaptación, mitigación y resiliencia climática.
En esa línea, el borrador enfatiza la necesidad de fortalecer el recién creado Fondo de Pérdidas y Daños, cuya misión es permitir que comunidades afectadas por eventos climáticos extremos —sequías, inundaciones, incendios y desastres inducidos por el clima— accedan a recursos de manera directa y sin la burocracia que actualmente retrasa la ayuda.
El documento advierte que los regímenes de financiamiento climático existentes son “lentos, incompatibles y desproporcionados” frente a la magnitud de los impactos que ya vive el planeta. Por ello, pide ampliar los instrumentos de apoyo y garantizar recursos previsibles a las regiones más vulnerables.

A diferencia de cumbres anteriores, el borrador plantea que la adaptación debe recibir el mismo peso político y financiero que la mitigación. Propone construir un marco global robusto de adaptación, con métricas claras de progreso e inversiones estratégicas en:
Además, exige que las estrategias incorporen conocimientos tradicionales, especialmente en territorios amazónicos e indígenas.
Protagonismo indígena y defensa de derechos territorialesEl borrador dedica especial atención a pueblos indígenas, quilombolas y comunidades tradicionales, destacando que sus aportes son esenciales para proteger bosques, biodiversidad y ecosistemas críticos.
La carta preliminar exige que la ONU amplíe formalmente su participación en los procesos climáticos y sostiene que la consulta libre, previa e informada debe ser un principio innegociable para cualquier decisión de impacto territorial.
El documento también destaca la importancia de una transición energética justa, que incluya inversión en energías renovables, redes de transmisión modernas y sistemas descentralizados. Propone apoyo especial a regiones dependientes del carbón, petróleo o gas para evitar que la transición incremente desigualdades.
En materia de comercio internacional, el borrador exige coherencia entre políticas comerciales y protección ambiental, para evitar que los flujos de comercio global fomenten la deforestación o la explotación predatoria de recursos naturales.
Una oportunidad histórica desde la AmazoníaPara los redactores del borrador, la COP30 representa un momento decisivo para demostrar que el multilateralismo todavía puede enfrentar la emergencia climática con resultados reales.
Belém, ciudad símbolo de la Amazonía, es presentada como el escenario ideal para marcar un punto de inflexión en el régimen climático global y avanzar hacia una relación más equilibrada entre humanidad y naturaleza.
El documento concluye señalando que, ante un planeta en crisis, “ya no es posible aplazar acciones estructurales”, instando a los países a asumir compromisos que se traduzcan en políticas públicas de impacto inmediato.
Fuente y foto: Agencia Brasil
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