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Comunicación popular y rearticulación medial: En memoria de Leyla Noriega

El Ciudadano

«Ayni» significa reciprocidad en quechua, ayuda mutua, algo que, si se cultiva en el pueblo, lo hace fuerte. Y Ayni es también el nombre de la radio que la compañera periodista y comunicadora social popular del norte de Chile, Leyla Noriega, deja como parte de su legado, entre otras causas sociales y medioambientales en las que tanto luchó.

A ti, Leyla, a las comunicaciones y a los pueblos de Chile, les dedico estas palabras, fruto de conversaciones que también tuvimos, elevando mi copa al cielo.

Por Bruno Sommer

El destino del fugaz segundo y el continuo movimiento de la existencia humana, sumado a la tecnología y la cuantificación de este devenir, nos ha llevado a una era digital cuántica, que se desarrolla a una velocidad vertiginosa. Cada segundo se replica en una computadora al otro lado del mundo, y a veces, en más de una, se guardan fragmentos de lo sucedido.

Esas velocidades nunca fueron tales si las comparamos con los antiguos mensajeros a caballo o los mensajes telegráficos, que podían tardar horas en cruzar el planeta. Los chasquis, caminando por montañas, selvas y desiertos, para llegar a destino con una carta.

El aumento de la velocidad en la comunicación se dio gracias al desarrollo tecnológico de cables de fibra óptica, pero también por muchos otros avances en las infraestructuras de comunicación, carreteras y cables, pero no solo terrestres o submarinos, sino también aéreos, mediante frecuencias, antenas y transmisiones AM, que viajan a la velocidad de la luz.

¿Quién hubiera imaginado que habría amplificación de transmisiones a la banda Ku, y hoy en banda Ka, las satelitales?

Hoy, al momento del viaje de Leyla Noriega Zegarra al cosmos y a nuestros corazones, al momento en que las voces viajeras se desplazan con el viento, recuerdo sus enseñanzas sobre la importancia de que, si los pueblos de Chile queríamos cambiar algo, necesitábamos medios de comunicación al servicio de nuestras causas territoriales. Defender con comunicación irrestrictamente los derechos humanos, movilizar el dialogo social frente a un corporativismo mundial que solo busca maximizar ingresos y un Estado que, poco a poco, se ha ido convirtiendo, muchas veces, en cómplice de ese corporativismo, disponiendo a la policía para proteger al gran capital, en lugar de defender a los pueblos. Esas palabras resuenan en mi memoria.

También resuenan conversaciones sobre el tema de la migración. Pues los problemas de migración no son responsabilidad de los pueblos migrantes, sino de los Estados, que son los que generan las olas migratorias.

¡No vengan a agitar nuestra trifrontera natural como hicieron hace siglos!. Para los pueblos originarios, todos los pueblos son bienvenidos, siempre y cuando haya respeto por los pueblos originarios y la Whipala ondee en cada municipio de nuestro querido norte, así como al sur, donde en muchos otros municipios danza junto a la bandera chilena, la bravía bandera mapuche.

Son estos reconocimientos naturales de carácter plurinacional, aunque la ultra derecha se burle del elevado concepto, los que reconstituyen el espíritu de la gran patria latinoamericana. Al elevar su sentido, escuchar más a nuestros ancianos, mantenemos nuestras lenguas y aprendemos de otras. Es más tenemos al castellano, que compartimos con muchos países latinoamericanos.

Sin embargo, no hemos sabido aprovechar este vínculo para fortalecer nuestra hermandad como pueblos y queda trabajo por hacer.

Rearticular el trabajo de la red de medios de los Pueblos, fortalecer Anamic, la red de Televisoras Populares, re comenzar el trabajo de una Asociación de Medios Digitales de Chile que juntas fortalezcan un ecosistema medial capaz de dar la pluralidad necesaria al país que no se ha querido asumir como política de Estado.

Lo hemos visto, hay Estados que generan migración forzada al llevar la guerra a otros países o al imponer bloqueos económicos cuando los regímenes de esos países no se alinean con los intereses de las grandes potencias.

Existen Estados expertos en infiltrar y desestabilizar movimientos sociales, presentándolos como peligrosos. A menudo, crean grupos de falsos insurgentes, pero nunca se encarcelan a los verdaderos responsables de este mundo de violencia, la industria armamentística, cada vez más letal, que alimenta guerras como el genocidio de Palestina a manos del Estado de Israel y sus militares, o el fratricidio entre Rusia y Ucrania.

¿Seguirá Chile alimentando guerras por el mundo? ¿ Podemos prohibir la venta de cobre y litio para fines criminales y bélicos, trazando su destino de manera más ética?

Esta es una gran pregunta para nuestros oyentes el día de hoy.

Les invitamos a encender sus micrófonos, grabar y enviar más mensajes, recuperando nuestra tradición oral, fomentando la comunicación popular y la memoria histórica. Aquí, y en la quebrada del ají.

En tu memoria amiga Leyla Noriega.

Por Bruno Sommer

La entrada Comunicación popular y rearticulación medial: En memoria de Leyla Noriega se publicó primero en El Ciudadano.

Diciembre 31, 2025 • 1 hora atrás por: ElCiudadano.cl 24 visitas

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