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Con licencia (para defraudar)

Con licencia (para defraudar)

Un acierto de la contralora Dorothy Pérez ha remecido el país esta semana, en que supimos de un fenómeno nuevo: los enfermos imaginarios que viajan mientras están con licencia. Un informe de la CGR reveló que entre 2023 y 2024 más de 25.000 funcionarios viajaron fuera del país durante su licencia médica.

Se trata de trabajadores que pertenecen a distintas reparticiones públicas, encabezadas por la Junta Nacional de Jardines Infantiles (Junji), con 2.280 licencias; la Fundación Integra, con 1.934, y la Municipalidad de Arica (719).

El acierto de Pérez no solo es haber decidido cruzar bases de datos entre licencias, empleados públicos y salidas de Chile (algo que parece bastante obvio de hacer en pleno siglo XXI, pero que no se había hecho así antes). También lo es el haber explicado los hallazgos en “castellano claro”, así como el haberle dado una alta connotación. Todo eso ayudó a que el escándalo que ha causado sea de proporciones, al punto que todos los candidatos presidenciales se han pronunciado muy severamente, muchos pidiendo que los enfermos viajeros sean despedidos.

Pero hay otro acierto en el terremoto que provocó la contralora: mostrar el poder que tienen las instituciones ya mismo, hoy día, sin más, para ejercer su trabajo a plenitud. Dorothy Pérez lo hizo durante su largo periodo de subrogación, en que empleó innovadoramente recursos y herramientas que la institución poseía para hacer cumplir las leyes y las normas. Fue así, por ejemplo, como procedió con las fiscalizaciones a las extrañas y omnipresentes barberías, algunas que, además, hacen delivery hasta altas horas de la noche, entre otras medidas en esa línea. Iniciativa propia, sentido común, celo para fiscalizar, ingenio. Esto es clave no solo para la Contraloría, sino para que el país no sucumba a la idea de la impotencia institucional del Estado para enfrentar los problemas más acuciantes, una narrativa que causa rabia, frustración y parálisis.

Justamente en esa línea va uno de los principales aportes adicionales de este informe contralor. No solo expone la práctica de quienes abusan de licencias y viajes, sino también muestra -por contraste- la laxitud, dejadez o negligencia de las jefaturas que no los han fiscalizado antes como correspondía. Jefaturas que han quedado, muchas, en muy mal pie después del informe. ¿Por qué, pese a la proximidad con los funcionarios, no se dieron cuenta de que personas supuestamente enfermas estaban poniendo en Instagram fotos de vacaciones y caipirinhas? En definitiva, ¿hubo aquí vista gorda (complicidad), descuido, falta de rigor? ¿O la más básica falta de control sobre los recursos que tienen el deber de administrar, y administrar bien, especialmente pues se trata de dineros públicos, destinados a atender a quienes más lo necesitan? La pregunta es por qué esto pasó, a esta escala, sin que fuera detectado. Y si lo fue, ¿por qué las medidas no fueron enérgicas y públicas, de modo de tener un efecto disuasivo masivo, como de seguro tendrá este informe de Contraloría?

Sin duda, hay que evaluar y sancionar a quienes incumplen su rol de liderazgo institucional al dejar que estas transgresiones ocurran, como si no pudieran, o quisieran, hacer nada. Y herramientas parece haber: el alcalde Tomás Vodanovic contó en X de un caso de este tipo que sucedió en Maipú: despidió y denunció a la Fiscalía al funcionario con licencia y que se fue de viaje. Fue condenado por delitos de obtención de licencia falsa y obtención fraudulenta de prestaciones estatales. La consecuencia para el funcionario inescrupuloso fue de dos penas de 60 días de cárcel y una multa por 2,7 millones de hoy, informa El Mercurio.

En ese sentido, el del empoderamiento institucional, no es una buena señal que la Dirección de Presupuesto anuncie ahora una “Comisión de Ausentismo” para enfrentar a estos enfermos “imaginarios”. Por bien intencionada que pueda ser la iniciativa, hacer una comisión ad hoc parece decir -sin decirlo- que no sirven de mucho las leyes y normas actuales para evitar y sancionar este desfalco flagrante y daño a la fe pública. En vez de crear más organismos para controlar a otros organismos (que no parecen poder controlarse), ¿no habrá que reemplazar, en vez de las instituciones, a las personas que, teniendo ese ausentismo frente a sus narices, no hicieron aparentemente nada sustantivo al respecto?

La responsabilidad principal de este desfalco es, sin duda, de quienes han decidido estafar al Fisco “tirando” licencias para viajar en primavera-verano. El sobre azul debiera ser la mínima consecuencia para esa conducta. Pero quienes tienen la atribución y el deber de gestionar bien a funcionarios y recursos públicos deben mirar este “Dorothazo” con detención. ¿Realmente faltan más leyes, más comisiones, o lo que falta es que hagan mejor su pega?

Fuente

LaTercera.com

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