Lo que comenzó como una cumbre cargada de expectativas terminó con un sabor amargo para la comunidad científica, ambiental y social: la COP30, la primera conferencia climática realizada en plena Amazonía, concluyó sin acuerdos decisivos para enfrentar la emergencia climática global.
Greenpeace advirtió que el encuentro no logró consensuar una hoja de ruta para detener la destrucción de los bosques tropicales ni para iniciar una transición efectiva y acelerada fuera de los combustibles fósiles, “dos pilares indispensables para mantener vivo el límite de 1,5 °C”, según la organización.
El resultado final tampoco incorporó un Plan Global de Respuesta que permita reducir la brecha entre las metas climáticas actuales y lo requerido para 2035. En su lugar, solo se acordaron contribuciones voluntarias de países desarrollados en materia de financiamiento, insuficientes —afirman desde Greenpeace— para las necesidades reales de mitigación y adaptación en países en desarrollo.
La cumbre cerró tras objeciones de varias delegaciones latinoamericanas y de Canadá, que denunciaron la falta de avances concretos y la ausencia de decisiones acorde con la urgencia climática.
“La COP30 perdió la oportunidad de traducir la ciencia en decisiones vinculantes. Se bloqueó un plan para frenar la deforestación al 2030 y avanzar hacia la salida de los combustibles fósiles, pese al apoyo mayoritario”, señaló Matías Asun, director de Greenpeace Andino.
“Más de 80 países respaldaron esa transición y casi 90 apoyaron un plan global contra la deforestación: la mayoría ya entendió que es esencial”, añadió.
Para transformar este consenso político en acción real, Asun insistió en que Chile debe reforzar su coherencia interna, lo que implica:
“No podemos hablar de liderazgo climático mientras proyectos incompatibles con la biodiversidad siguen sobre la mesa”, enfatizó.
Más allá de las salas de negociación, la COP30 estuvo marcada por la mayor movilización social registrada en una COP amazónica:
más de 50.000 personas marcharon en Belém para exigir acciones reales, protección de los bosques y reducción efectiva de emisiones.
Los pueblos indígenas, actores fundamentales en la conservación de ecosistemas, tuvieron una participación inédita que permitió avanzar en la demarcación de 14 territorios en Brasil, asegurando más de 2,4 millones de hectáreas para comunidades originarias.
Bajo el lema de la “COP de la implementación y de la verdad”, el encuentro terminó con resultados parciales y voluntarios, como la llamada “Belém misión 1.5”, mientras se aplazaron las decisiones clave sobre:
“Nuevamente hemos retrasado el paso del discurso a la implementación. Las negociaciones deberán continuar en 2026. Aun así, es indispensable fortalecer el multilateralismo: es el único espacio donde todos los países se sientan a la misma mesa y donde la sociedad civil, la academia, los pueblos indígenas y las comunidades locales pueden incidir”, concluyó Asun.
La entrada COP30: Greenpeace advierte que la cumbre dejó pendientes claves para la Amazonía y la acción climática se publicó primero en El Periodista.
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