Si el algoritmo de TikTok o YouTube te conoce mínimamente y sueles buscar cómo mejorar tu smartphone, puede que te haya mostrado a un experto o divulgador advirtiendo que "tu móvil te espía" o que una función está drenando la batería. Estos vídeos acumulan millones de visitas apelando a soluciones rápidas: desactivar interruptores en menús profundos de ajustes de Android o iOS.
Sin embargo, la ingeniería de sistemas es compleja y lo que estos trucos ganan por un lado, pueden romperlo por otro. Sí, son muy útiles e incluso tienen el efecto deseado, pero también una contraparte negativa. Estos son los consejos más virales de la actualidad de los que te explicamos la letra pequeña que nadie te cuenta.
El mito del rastreo por proximidad en Android. Uno de los consejos más repetidos recientemente asegura que Android te rastrea escaneando constantemente el entorno y recomienda desacticar opciones como «Buscar dispositivos cercanos» o la visibilidad de Quick Share (antiguamente «Compartir con Nearby») para evitar dejar huellas digitales únicas.
Lo que ganas: es cierto que al apagar se reduce el "ruido" de señales Bluetooth que emite el móvil y se elimina la posibilidad de que desconocidos intenten enviarte archivos en lugares públicos.
Lo que pierdes: estás matando el ecosistema. Estas funciones con las que permiten que tus auriculares se conecten al abrir la caja (Fast Pair), que puedas enviar fotos sin comprimir, o que la red Find Hub (encontrar mi dispositivo) funcione correctamente si pierdes el móvil. Si lo desactivas del todo, tu Android quedará como una isla aislada incapaz de triangular su posición con ayuda de otros.
Dejar "ciega" a la IA de WhatsApp. Con la llegada de Meta AI, han proliferado consejos que prometen desconectar la IA restringiendo permisos, como quitar el acceso al micrófono, a la ubicación o evitar que las fotos se guarden en la galería.
Lo que ganas: consejos como activar la copia de seguridad cifrada de extremo a extremo son excelentes y deberías aplicarlos para que ni Google ni Meta puedan leer tu historial. Tampoco genera problema alguno restringir la ubicación a "solo al usar la app" en lugar de siempre, eso sí, considera que si compartes tu ubicación por WhatsApp y minimizas la app, tu destinatario no podrá verla en directo.
Lo que pierdes: la premisa tiene una parte oculta; restringir permisos locales no borra la IA del servidor, seguirá funcionando. Sin embargo, quitar permisos como el micrófono o el acceso a la galería convierte la app en una pesadilla de usabilidad: cada vez que quieras enviar un audio o foto, deberás ir a ajustes y aceptar los permisos, rompiendo la fluidez de la comunicación diaria.
La obsesión por cerrar apps en segundo plano. Es el mito que nunca muere en redes sociales: deslizar hacia arriba todas las aplicaciones abiertas recientemente para liberar RAM y ahorrar batería. Es un clásico con estas repercusiones:
Lo que ganas: una satisfacción visual momentánea, y en casos puntuales, reiniciar una app que se ha quedado congelada o funciona mal. En este sentido, hay que comprender cómo funciona cada sistema operativo.
Lo que pierdes: básicamente, batería y rendimiento. iOS y Android están diseñados para mantener las apps en la RAM, donde consumen poquísima energía. Al forzar el cierre, obligamos al procesador a trabajar el doble: primero para cerrar el proceso y luego para abrirlo desde cero cuando vuelvas a usarla o la app requiera un proceso en segundo plano. Gastarás más batería cerrando y abriendo WhatsApp que dejándolo quieto en la lista de apps recientes.
Internet sin anuncios vía DNS. Si el de las apps en segundo plano es muy recurrente, este lo es más. Cambiar el DNS de Android a proveedores como 1.1.1.1 o AdGuard bajo la promesa de acelerar la conexión y bloquear la publicidad.
Lo que ganas: privacidad real frente a tu operadora (no podrá ver qué dominios visitas) y, en el caso de AdGuard, una limpieza de banners en webs.
Lo que pierdes: posibilidad de conexión inestable. Configurar un DNS privado fijo suele romper el acceso a redes Wi-Fi públicas con portales cautivos (como las de los hoteles, aeropuertos o trenes). Además, si el servidor DNS elegido tiene latencia o se cae, tu móvil se quedará sin internet sin previo aviso.
Android duplicando la velocidad. Es cierto que incluso nosotros hemos difundido este ajuste para el sistema operativo de Google, y como el resto, cumple con eso de hacer parecer el móvil más rápido. Te contamos:
Lo que ganas: una sensación inmediata de que el móvil funciona veloz. Al reducir el tiempo de las transiciones y animaciones visuales, las ventanas se abren de golpe y el sistema parece más reactivo.
Lo que pierdes: estética y fluidez real. No has aumentado la potencia del chip, solo se ha eliminado una capa de "maquillaje" visual. En móviles con pantallas de 120 Hz, esto puede hacer que la interfaz se sienta tosca y entrecortada. Además, tocar otros ajustes en el menú de desarrolladores sin conocimiento puede causar sobrecalentamiento y cierres inesperados de apps.
Como quizás te hayas percatado, la privacidad y el rendimiento son cruciales, pero la usabilidad también. El problema de base es que estos consejos utilizan un método radical (desactivar ajustes) para problemas que requieren ajustes más finos.
Antes de seguir un tutorial de 30 segundos que promete milagros, piensa en el coste de oportunidad: ¿realmente compensa ganar privacidad a cambio de que los auriculares dejen de conectarse solos o quedarte sin internet fuera de casa por un DNS caído? La respuesta casi siempre está en el término medio, no en el interruptor de apagado.