De D.O.G.E. a D.O.R.O.T.H.Y.
- 1 Días, 13 Horas, 14 Minutos
- LaTercera.com
- Noticias
De D.O.G.E. a D.O.R.O.T.H.Y.

El Departamento de Eficiencia Gubernamental -DOGE, por sus siglas en inglés- es la comisión asesora creada por Trump al inicio de su mandato, encabezada hasta hace apenas unos días por Elon Musk. Su ambición no era menor: reestructurar el gobierno federal, eliminar regulaciones y recortar el gasto en nada menos que US$ 2 billones, el equivalente al 7% del PIB o un tercio del presupuesto federal.
El choque de Musk con la maquinaria estatal fue tan frontal como predecible. Los ahorros apenas superaron el 0,2% del gasto federal. Gran parte de esos recortes registrados fueron abultados, difíciles de verificar y no impactaron áreas clave. Las medidas -despidos masivos y recortes abruptos- generaron disrupciones en servicios esenciales, demandas judiciales y críticas generalizadas por su evidente falta de experiencia. Además, la ausencia de transparencia en los procesos y los conflictos de interés terminaron por minar por completo su credibilidad.
Sin embargo, los “motosierra lovers” no tardaron en volver a abrazar el caso argentino. Pero como dato mata relato. Tras más de una década de despilfarro, Argentina terminará el próximo quinquenio con un Estado al menos 5 puntos del PIB más grande que el chileno. Si todo sale según lo previsto, la deuda se estabilizará en torno al 60% del PIB -casi 20 puntos por sobre Chile- y, en materia de empleo público, la burocracia seguirá siendo 2,5 puntos del PIB más pesada que la nuestra.
El fracaso de DOGE y el ajuste argentino después de una década de despilfarro, dejan una lección clara para Chile: no existen atajos ni fórmulas mágicas. Y ahí es donde entra Dorothy Pérez. Sin recurrir a “motosierras” ni otro tipo de adminículos cortantes, bastó un dictamen quirúrgico para desarticular el abuso de licencias médicas en el Estado, problema enquistado desde hace tres gobiernos.
Dorothy sabía que un informe tradicional tendría poco impacto. De hecho, Dipres había publicado uno completo sobre el tema en diciembre, informativo, pero no logró impactar en la opinión pública. Había, entonces, que encontrar la fórmula para anular a los grupos de interés que se oponían a detener el uso indiscriminado de licencias.
Conviene recordar algunos hitos antes de que estallara el caso. En enero de 2025, el presidente de la ANEF salió al paso del informe mencionado de Dipres, asegurando que el 70% de los funcionarios públicos presentaba problemas de salud mental. Mientras en julio de 2024, fue la presidenta del Colegio Médico quien cuestionó el proyecto que buscaba regular el uso de licencias, defendiendo que la mayoría de los médicos actúa con ética y advirtiendo que las medidas podrían erosionar la confianza en el sistema de salud. Mientras tanto, en el Congreso, algunos optaban por relativizar el problema: “pagan justos por pecadores”, decía el diputado Palma (PC), para oponerse a una reforma que buscaba cortar de raíz los abusos.
Dorothy no hizo una auditoría cualquiera. Tenía un plan, uno capaz de romper el statu quo. ¿Y si cruzamos los días de licencia con los registros de salida del país?, se preguntó. No lo comentó con nadie, conoce bien el valor del factor sorpresa. Y entonces vino el golpe: una bomba de racimo que, con apenas 25 mil casos, dejó a los principales grupos de interés en jaque mate.
No hubo espacio para matices: todos terminaron pidiendo la salida de los más de 25 mil funcionarios involucrados. Y el efecto multiplicador se traduce en que reducir la brecha de 16 días de ausentismo entre el sector privado y público equivale a un costo de US$800 millones. En otras palabras, se podría entregar la misma atención con 60.000 funcionarios públicos menos.
¿Cuántos artículos y entrevistas con expertos -locales e internacionales- se escribieron para alabar a la unidad DOGE? Chile, decían, debía seguir ese ejemplo. Pero las reformas del Estado no se hacen como si se gestionara una empresa privada.
En el sector público se requiere otra clase de liderazgo: la inteligencia del delfín para leer el entorno sin necesidad de hablar, el coraje del águila para atacar sin miedo, el silencio sepulcral del leopardo que convierte la quietud en su arma letal, y la táctica paciente de la serpiente, que espera enroscada el instante perfecto para morder con precisión. El poder real en el Estado no se anuncia. Se ejerce con inteligencia, en silencio, y justo a tiempo.
Por supuesto que, tras el caso de “licencias viajeras” los ofertones de recortes al aparato estatal se multiplicarán durante la última etapa de la campaña presidencial. Pero cuando la política lo promete todo y no cumple nada, lo único que termina recortando de forma realmente eficiente -hasta llevarla a cero- es la confianza ciudadana hacia sus representantes y nuestras instituciones.
Los invito a que en esta materia -la eficiencia del Estado- cambiemos de estrategia: de DOGE a Dorothy. Porque Musk tuvo el impulso y prometió; Pérez, la destreza y cumplió. Y en política, esto último hace toda la diferencia.
0 Comentarios