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De la boca a las articulaciones: cómo afecta el exceso de azúcar al organismo

De la boca a las articulaciones: cómo afecta el exceso de azúcar al organismo

El consumo habitual de esta clase de productos está asociado con alteraciones en el metabolismo y hasta el desarrollo de enfermedades crónicas, según organismos de referencia internacional y estudios citados en The New York TimesEl consumo de azúcar añadido supera los niveles tolerables impuestos por el metabolismo humano (Imagen Ilustrativa Infobae)

Durante siglos, losazúcares naturalespresentes en frutas, vegetales y otros alimentos de origen vegetal desempeñaron un papel clave comofuente energética para el organismo humano. Sin embargo, la situación actual es muy diferente: con la proliferación deproductos ultraprocesadosybebidas azucaradas, el consumo ha superado con creces los niveles tolerables para elmetabolismo.

Diversas investigaciones citadas porThe New York Timeshan demostrado que suingesta excesiva afecta múltiples órganos y sistemas, desde la boca hasta el hígado, pasando por el intestino, el páncreas y las articulaciones. Las conclusiones coinciden con el consenso de instituciones como laMayo Clinic, laAdministración de Alimentos y Medicamentos de EE. UU. (FDA)y asociaciones médicas especializadas.

La boca: primera línea de ataque

El consumo excesivo de azúcar añadido está vinculado a trastornos metabólicos, hepáticos y cardiovasculares, según la Mayo Clinic.
(Imagen Ilustrativa Infobae)

La exposición constante a bebidas azucaradas y golosinasaltera el microbioma bucal. Ciertas bacterias descomponen los azúcares y liberan ácidos que debilitan el esmalte dental. Si el consumo se repite a lo largo del día, la saliva no alcanza a neutralizar la acidez, lo que favorece la aparición de caries.

Según laMayo Clinic, el azúcar añadido es uno de los principales factores que contribuyen aldeterioro dental temprano, especialmente en niños, y su consumo frecuente dificulta la remineralización del esmalte.

El intestino: trastornos digestivos

Losalimentos dulcescontienen distintos tipos de azúcares simples, principalmenteglucosayfructosa, que al llegar al intestino delgado siguen rutas distintas. La glucosa —el principal combustible energético del organismo—se absorbe con facilidada través de las células intestinales.

El azúcar no absorbido en el intestino puede provocar fermentación bacteriana (Imagen Ilustrativa Infobae)

En cambio, lafructosa, un azúcar natural presente en frutas, jarabe de maíz de alta fructosa, jugos concentrados y jarabes como el de agave, puede resultar difícil de procesar en algunas personas. Cuando no se absorbe completamente, la fructosa es fermentada por bacterias intestinales, generandogases, hinchazón y dolor abdominal.

Estudios publicados enClinical Gastroenterology and Hepatologyhan vinculado una ingesta elevada de fructosa condisbiosis intestinal—un desequilibrio del microbioma intestinal, es decir, la comunidad de microorganismos que habita en el intestino— y con alteraciones en labarrera mucosa, una capa protectora que recubre el intestino y evita que sustancias inflamatorias entren al torrente sanguíneo.

Estos cambios aumentan el riesgo de inflamación gastrointestinal, sobre todo en personas consíndrome de intestino irritable, una condición digestiva crónica caracterizada por dolor abdominal, gases, cambios en el tránsito intestinal y sensibilidad a ciertos alimentos.

Estudios clínicos vinculan el exceso de azúcar con un mayor riesgo de alteraciones en la función del páncreas.- (Imagen Ilustrativa Infobae)

El páncreas: camino a la diabetes

Cada vez que se eleva el nivel de glucosa en sangre, elpáncreassegregainsulina, la hormona encargada de llevar el azúcar a las células. Pero si este proceso se repite en exceso, las células pierden sensibilidad a la insulina. El organismo responde aumentando la producción de esta hormona, hasta que el páncreas deja de responder adecuadamente. Este mecanismo de desgastepuede derivar en diabetes tipo 2.

LaMayo Clinicidentifica el exceso de azúcar añadido como uno de losfactores dietarios más consistentes en el desarrollo de resistencia a la insulina y trastornos metabólicos.

El hígado: acumulación de grasa silente

El consumo excesivo de azúcar —especialmente fructosa— obliga al hígado a metabolizar ese excedente transformándolo en grasa. Parte de esa grasa se acumula dentro del propio hígado, generando una enfermedad conocida comoMASLD, sigla en inglés deenfermedad hepática por disfunción metabólica asociada al almacenamiento de grasa. Esta condición, anteriormente llamadahígado graso no alcohólico, se caracteriza por la acumulación de lípidos en el hígado de personas que no consumen alcohol en exceso.

El consumo elevado de fructosa obliga al hígado a transformar el exceso en grasa, origen de la MASLD (Imagen Ilustrativa Infobae)

MASLD es una afección de evolución lenta y, en muchos casos, no presenta síntomas evidentes durante años. Sin embargo, con el tiempo puede progresar hacia formas más graves comofibrosis hepática,cirrosisoinsuficiencia hepática. Actualmente, se estima que afecta a cerca del40 % de la población mundial, según estudios epidemiológicos.

LaMayo Clinic, junto con investigaciones publicadas en elAmerican Journal of Clinical Nutrition, señala que el consumo habitual debebidas azucaradas—como gaseosas, jugos industriales o energizantes— está estrechamente vinculado con el desarrollo y avance de esta enfermedad. En Estados Unidos, MASLD ya se encuentra entre las principales causas detrasplante de hígado, superando incluso a algunas enfermedades de origen viral.

Grasa visceral y obesidad

El consumo regular de bebidas azucaradas genera una sobrecarga calórica sin producir saciedad, lo que favorece el aumento de peso.La grasa fabricada por el hígado tiende a concentrarse en la zona abdominal, formando grasa visceral.

El azúcar añadido favorece el aumento de grasa visceral, un tipo de tejido asociado a inflamación y riesgo cardiovascular. -
(Imagen Ilustrativa Infobae)

Este tipo de tejido adiposo se asocia a inflamación sistémica, resistencia a la insulina y mayor riesgo de enfermedad cardiovascular. LaMayo Clinicadvierte que laobesidad abdominalinducida por el consumo excesivo de azúcar esespecialmente peligrosa por su relación con el síndrome metabólico.

Articulaciones: riesgo de gota

Un efecto menos conocido del azúcar es su impacto sobre las articulaciones. Al ser metabolizada en el organismo, lafructosaproduce como subproductoácido úrico, un compuesto que normalmente se elimina a través de la orina. Sin embargo, cuando los niveles de ácido úrico en sangre son elevados —una condición llamadahiperuricemia—, este puede cristalizarse y depositarse en las articulaciones, provocando inflamación intensa, enrojecimiento y dolor agudo, especialmente en dedos de los pies, tobillos y rodillas.

Este proceso es el mecanismo detrás de lagota, una forma deartritis inflamatoriaque cursa en brotes o ataques episódicos. LaArthritis Foundation, junto con diversas revisiones médicas, ha documentado este proceso, al tiempo que destaca que este proceso puede ocurrir especialmente en personas con predisposición metabólica o antecedentes familiares.

El consumo de azúcar impacta negativamente las articulaciones al generar ácido úrico (Imagen Ilustrativa Infobae)

Límites recomendados y realidad cotidiana

La Administración de Alimentos y Medicamentos de EE.UU. sugiereno superar el 10 % de las calorías diarias provenientes de azúcares añadidos, lo que equivale a 50 gramos en una dieta estándar de 2.000 calorías. La Asociación Americana del Corazón va más allá y proponeno sobrepasar los 25 gramos diarios para mujeres y 36 gramos para hombres.

Sin embargo, la ingesta promedio en Estados Unidos asciende a67 gramos diarios. Casi dos tercios provienen de bebidas azucaradas, postres y golosinas, pero una porción significativa también se encuentra en productos menos evidentes como aderezos, pan envasado, yogures azucarados y cereales de desayuno.

Algunas bebidas contienen cifras alarmantes:una botella de 20 onzas de Coca-Cola aporta 65 gramos de azúcar, mientras que un café saborizado de 16 onzas puede contener hasta 35 gramos.

    Fuente

    Infobae.com

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