A quince días de la primera vuelta, las encuestas coinciden en que Jeannette Jara se mueve en torno a 30 puntos, los mismos que en promedio respaldan la gestión del Presidente Boric. Los candidatos de las derechas, por su parte, suman con comodidad más del 50%, pero con la insólita sin razón de que compiten entre sí y desde el inicio de la campaña no han sido capaces de construir un espacio común. Al contrario, lo han impedido al negarse a explicitar cualquier compromiso unitario. Uno de los tres contendientes ni siquiera ha podido decir que votará por quien pase a segunda vuelta.
La división opositora ha generado costos políticos, pero hasta ahora no ponía en riesgo el triunfo claro en el balotaje de José Antonio Kast y de Evelyn Matthei sobre la candidata oficialista. Este escenario, estable durante muchos meses, exhibe ahora señales de estar empezando a moverse en el tramo final de la campaña: en primer lugar, porque el abanderado republicano lleva ya varias semanas a la baja en las encuestas, lenta y consistentemente. También, porque la representante de Chile Vamos, Amarillos y Demócratas permanece estancada, subiendo una semana y perdiendo esa alza a la siguiente. Finalmente, porque quien está avanzando de manera sistemática y empieza a poner en riesgo un cuadro que parecía ya estabilizado es Johannes Kaiser. En rigor, su arremetida de última hora está golpeando y rebarajando las expectativas del sector y, lo más impresionante, ha generado un pequeño rayo de luz en el oficialismo.
La razón de esta luz de esperanza en la izquierda y la centroizquierda es simple: hasta hoy todas las encuestas mostraban a Kast y a Matthei como las alternativas más competitivas frente a la candidata comunista, pero el escenario con Kaiser era muy distinto. Antes de esta alza aún acotada, el líder libertario era el único candidato de derecha que no ganaba con la claridad a la representante del oficialismo; es más, hasta hace muy poco Kaiser era el único que podía perder o a lo más empatar con Jara en el balotaje. Hoy, en cambio, distintos estudios de opinión dicen que se acerca a disputar la contienda de segunda vuelta, sin haber claridad aún si esa posibilidad de disputarla mejora sus probabilidades de ganarla.
¿Esta alza de Kaiser le alcanzará para llegar al balotaje en las dos semanas que quedan? ¿De instalarse en segunda vuelta tendrá números que permitan a la oposición mirar con tranquilidad su disputa con Jara en la instancia decisiva? ¿Si finalmente es Kaiser quien llega al balotaje, renacen las posibilidades de que Jara pueda terminar ganando una elección que parecía perdida?
Es el juego de las causas y los azares que están presentes en todo proceso electoral, y que obligan a nunca dar por ganador o perdedor a nadie antes de tiempo. Más aún cuando aquellos que tenían la elección ganada en primera vuelta deciden que es el mejor momento para competir entre sí, levantar muros infranqueables y generar una enorme desconfianza recíproca.
Por Max Colodro, filósofo y analista político.
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