Día del Completo 2025: los mejores italianos de Viña del Mar
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Día del Completo 2025: los mejores italianos de Viña del Mar

Cuando se habla de completos, a pesar de que este país es largo como un italiano XL, la información en los medios solo se centra en Santiago. Los listados de los mejores, así como los posts con recomendaciones, solo incluyen a restoranes o fuentes de soda de la capital. ¿Qué pasa con las regiones?
En el resto de Chile se comen tantos completos como en la Región Metropolitana. A su manera, por supuesto: están los famosos hot dogs húmedos de Talca, los sopaipletos patagónicos, o incluso con calugas de pescado, como los hacen en algún lugar de Valparaíso. Pero, a pesar de las diferencias, los completos son básicamente iguales en toda la República: una vienesa en un pan largo con tomate, palta, mayo y alguna otra cosa más.
Para ampliar el radar, y en vísperas del Día del Completo (24 de mayo), nos dirigimos a la ciudad de Viña del Mar, muy abastecida de fuentes de soda, bares y restoranes donde este sándwich nunca falta. Algunos grotescos, otros delicados, pero muchos de ellos dignos de denominarse canónicos.
Acá los completos que, a nuestro gusto, harán valer la pena el viaje a la Ciudad Jardín.
Mahuel

Unos 500 completos al día salen de la plancha del Mahuel, una pequeña fuente de soda que hace 41 años funciona en pleno centro de Viña (Villanelo 167). Su estrechaentrada pasa desapercibida en el trajín de la ciudad y, si no es por su histórico letrero rojo, que destaca entre distribuidoras de alimentos y tiendas de ropa de trabajo, costaría saber que ahí dentro se hacen los italianos más famosos de la zona.
Un prestigio ganado sin publicidad ni campañas de márketing —Mahuel ni siquiera tiene redes sociales— sino que por sus propios clientes, quienes no dejan de venir ni recomendar este local de barra apretada, sin decoraciones, que solo se defiende con sus sánguches.

En la caja está Víctor Cano, dueño, administrador y trabajador durante 35 años. El secreto de sus completos, dice, es que no tiene secretos: trabajan con la misma vienesa suave de siempre, el pan es de una distribuidora local que se los hace a la medida, los ingredientes vienen de La Calera y la receta de la mayo, cremosa y saladita, se pasa de maestro en maestro.
Al pedirlo, el completo italiano ($2.600) llega caliente por fuera y con todos los ingredientes a la misma temperatura. El pan no cruje ni tampoco está seco, y su esponjosidad resiste muy bien tanto el peso de la salchicha como la humedad del tomate y la palta. La mayo casera, apenas amarilla, corona todo con alta cremosidad.

“Vengo hace diez años y el completo sigue siendo igual de rico que el primer día”, dice un comensal sentado en la barra, que disfruta su italiano con una taza de té ($3.700). Viene al menos dos veces al mes, a la hora de colación o después de la pega. En Mahuel no trabajan con completos gigantes ni con variedades novedosas. Para el Día del Completo tampoco tendrán promociones ni descuentos, pero no hará falta: sus precios convenientes y su calidad infalible.
Dónde: Plaza Latorre 60, local 74-D
Fuente Bávara

Frente al ex Hotel O’Higgins, bien cerca del estero Margamarga, funciona hace dieciséis años la Fuente Bávara. Entre sus paredes cubiertas de cerámicas pintadas, las mesas de madera y sillas sacadas de algún cuento de los hermanos Grimm, se sirve el completo más delicado de Viña, el único hecho con salchichas Llanquihue.
En el sector muchas fuentes de soda ofrecen completos gigantes, sushipletos, promociones de 2 x $3.000 y otras extravagancias para atraer clientes. La Fuente Bávara, en cambio, apela a la calidad: la mejor vienesa del mercado, pan hecho a la medida y la mayo que hace siete años prepara Maximiliano Montenegro, el maestro de la plancha.

Los ingredientes suelen comprarlos en el Mercado Cardonal de Valparaíso, el chucrut lo hacen ellos mismos con repollo cocido y el resultado es un completo italiano ($3.900) tan fino como contundente. El completo-completo tiene el mismo precio y lleva tomate, palta, chucrut y mayo. En la mesa, como dicta la tradición, el kétchup va en envase verde, el ají en rojo y hay dos mostazas: una suave y otra antigua.
Dónde: Villanelo 167, Viña del Mar
Bar Vienés

Uno de los bares más antiguos de Viña es el Vienés, casi en la esquina de las avenidas Viana y Valparaíso. Abrió en 1937, en el primer piso de un edificio modernista, y durante décadas fue un restorán, en los noventas derivó hacia la noche y hoy, tras cambiar de dueños después de la pandemia, es un bar rockero que solo abre después de almuerzo.
A cargo está Rodrigo Ramos, quien siempre soñó con un lugar que ofreciera el siguiente combo: buenas cervezas artesanales y completos memorables. Esa combinación, que parece obvia, en general no existe y ahí el Vienés ha logrado diferenciarse.

En su barra hay barriles de Hasta Pronto, Loa, Altamira y Mauco, entre otras, pero también puedes tomarte un navegado ($8.500 la jarra), una piscola (desde $4.500) o un cóctel de autor, como el Valpo Mule ($6.900).
Y de la cocina sale un completo especial, hecho con salchichas artesanales de la tradicional fiambrería Sethmacher de Valparaíso. Mientras la fábrica de cecinas se recupera del incendio que sufrió a comienzos de mayo, en el Vienés estarán usando vienesas de Fundo Linares, otro tradicional negocio de carnes viñamarino.
La receta de la mayo también es propia, hecha con huevos pasteurizados, aceite, limón y algo de mostaza, mientras que el pan lo obtienen de Centro Pan, una impecable panadería local.
Acá los completos se llaman Tony Soprano y hay cinco opciones: el italiano ($4.300); el completo ($4.500), con chucrut casero; el vegetariano ($4.300), que en vez de vienesa tiene champiñones salteados; el papapleto ($4.000), con papas fritas adentro; y el as ($4.700), con carne a la plancha. También tienen una salsa verde original, que puedes añadirle a tu completo de manera opcional.
Por $1.500 extra, lo puedes acompañar de una porción de papas fritas rústicas.
Dónde: Viana 5, Metro Miramar
Maranatha

Se dice que Recreo, uno de los primeros cerros en ser habitados en esta ciudad, es un híbrido entre Viña y Valparaíso. De calles empinadas y estrechas, donde se mezclan casas centenarias con edificios modernos, se ubica justo en el límite de ambas comunas y ha conseguido sostener esa vida de barrio que hoy se encuentra en extinción.
Con más peatones que autos y lleno de comercio local, en su calle principal, entre panaderías, almacenes y peluquerías, esta el popular Maranatha. Es una pequeña fuente de soda familiar, atendida por sus propios dueños, que de lunes a domingo ofrece menú de almuerzos pero también se luce con su sanguchería, la más cotizada por los escolares y universitarios de Recreo.
Brillan en su carta los completos, tanto en tamaño normal ($ ) como gigantes ($ ), que no paran de salir desde la mañana (abren a las 11 AM) hasta la noche (10 PM, 11 PM los viernes y sábados).
No hay que mirarlos en menos, pues su pan es de gruesa miga y su mayonesa casera, densa y potente, consiguen llenar los estómagos más vacíos y las arterias más limpias. Sus paltas y tomates están siempre frescos, pues son los mismos que venden en el minimarket Maranatha, ubicado justo al lado.

También ofrecen papapletos, ases y catalanas, que es como llaman en Viña a la vienesa con queso.
Dónde: Av Diego Portales 1025, Recreo
Sibarítico

Muchas cosas se pueden decir del Sibarítico —mucha gente lo ama, otros tantos no lo entienden— pero nadie le quitará el honor de ser el único lugar de Chile en el que Anthony Bourdain se zampó un completo.
Empezaron a labrar su fama desde 1991, siempre en la calle 5 Norte, casi en la esquina con San Martín, especialmente en las noches, cuando largas filas de jóvenes hambrientos buscaban terminar sus carretes con un completo.
Para saciar el vacío de esos bajones, hicieron crecer el tamaño de sus italianos hasta convertirlos, por entonces, en los más grandes del Gran Valparaíso. Una voluptuosidad que atrajo a glotones y curiosos de toda clase, incluyendo a Bourdain, el masticador más celebre del planeta.
Tras algunos altos y bajos, el Sibarítico volvió en gloria y majestad. A medianoche es fácil encontrarse con una docena de personas esperando su completo, que durante los fines de semana preparan hasta las 4 AM.
Siguen siendo grandes pero tampoco resultan obscenos: a pesar de la contundencia, se dejan comer, sin que la experiencia termine como un ataque de palta y mayo a la ropa. Se pueden pedir solo con mayo ($3.490), italiano ($4.490), gourmet ($5.490, con queso caliente, champiñones salteados y mayo) o sibarítico ($5.990, un italiano más tocino y queso), entre otras varias opciones.
En la madrugada la fila puede hacerse larga y el espacio poco, pues solo hay una pequeña barra en la cual engullirlo de pie. Más conviene ir al almuerzo (abren a las 12:30 PM) o no tan tarde en la noche. Pronto abrirán una sucursal en la plaza Aníbal Pinto, de Valparaíso, y tienen además un local en Quilpué.
Dónde: 5 Norte 147
África

Congelado en los años 80, igual que las cabezas de los animales que decoran su interior, el África es un emblema kitsch viñamarino, hijo de la época dorada del Festival de la Canción, cuando el brillo, la laca y el exceso reinaban en la ciudad.
Las cosas han cambiado en estas décadas, sobre todo el centro de Viña, abandonado por el glamur y la élite de entonces, pero no el África. Sus inmensos animatronics —un león, un elefante y una jirafa— siguen vigilantes en el frontis del restorán, entre palmeras falsas y un gran letrero naranjo.

Y adentro es igual: pueden pasar dos meses, tres años o cinco sin visitarlo y los meseros serán los mismos, las mesas verdes las mismas, las lámparas con vitrales siguen igual y la carta no sufrirá grandes cambios. Tampoco su completo.
Muy grande, en un pan de contundente miga, con harto tomate y una buena dosis de mayo casera, el italiano del África ($4.300) es una comida en sí misma. La vienesa podría mejorar —la última vez nos tocó una sospechosamente rosada— pero el resto conforma a un completo clásico, que llega rápido y a una temperatura ideal.
Dónde: Av. Valparaíso 324
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