Día Internacional de las Remesas Familiares: desde cuándo, importancia y por qué se celebra cada 16 de junio

Día Internacional de las Remesas Familiares: desde cuándo, importancia y por qué se celebra cada 16 de junio

El 16 de junio marca una jornada mundial para valorar las remesas: transferencias vitales enviadas por migrantes que no solo alimentan hogares, también fortalecen economías locales y nacionales

Cada año, el 16 de junio se convierte en una fecha cargada de simbolismo y realidad económica: el Día Internacional de las Remesas Familiares. Lejos de ser simples transferencias monetarias, las remesas representan un acto de sacrificio y amor de quienes migran en busca de mejores oportunidades.

Este flujo financiero ha sido decisivo para millones de hogares que, gracias a ese envío mensual o quincenal, cubren necesidades básicas, acceden a educación, salud y emprendimientos.

La efeméride, promovida por la ONU, reconoce el papel crucial de los migrantes en las finanzas globales, especialmente en países con alta dependencia de estos aportes.

Una fecha que nace del reconocimiento global

El Día Internacional de las Remesas Familiares fue proclamado oficialmente por la ONU en el año 2018, aunque su origen se remonta a una iniciativa previa liderada por el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA), que promovía la visibilidad del impacto positivo de estas transferencias monetarias.

El 16 de junio fue la fecha elegida para rendir homenaje al esfuerzo de los trabajadores migrantes y al papel transformador que tiene el dinero que envían a sus países de origen.

Esta jornada no solo es simbólica. Responde a una necesidad real de reconocer a un sector que tradicionalmente ha sido invisibilizado. Aunque las remesas se manejan en la esfera privada, su impacto es eminentemente público: dinamizan mercados, estabilizan monedas y, en muchos casos, representan el ingreso principal de familias enteras.

El valor económico que atraviesa fronteras

Las remesas constituyen un motor económico silencioso pero contundente. Según cifras del Banco Mundial, en muchos países en desarrollo representan más del 10 % del Producto Bruto Interno (PBI).

En América Latina y el Caribe, por ejemplo, los ingresos provenientes del exterior han permitido reducir la pobreza y generar oportunidades para emprendimientos familiares, educación y vivienda.

La importancia de estas transferencias radica no solo en su volumen, sino en su constancia. Aun en contextos de crisis sanitaria, desempleo o inflación, los migrantes continúan enviando parte de sus ingresos, priorizando el bienestar de sus familiares.

Esta estabilidad convierte a las remesas en un flujo financiero confiable, capaz de amortiguar choques económicos que impactarían con mayor severidad a las economías más frágiles.

Inclusión digital y reducción de costos: los desafíos actuales

Uno de los principales objetivos que persigue esta efeméride es impulsar una mayor inclusión financiera de las familias receptoras. A través del uso de plataformas digitales, billeteras electrónicas y alianzas con bancos locales, se busca reducir los costos por transacción que afectan a millones de usuarios. En muchos países, las comisiones por envío superan el 7 %, una cifra que resta valor a cada dólar remitido.

En el marco de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, la meta global es reducir estos costos a menos del 3 % para 2030. La digitalización de las remesas no solo facilita el acceso seguro y rápido al dinero, también promueve el uso de servicios financieros formales, fomenta el ahorro y fortalece la autonomía económica de las familias que las reciben.

El rostro humano detrás de cada transferencia

Detrás de cada cifra millonaria hay historias individuales de sacrificio. Madres que trabajan en el extranjero para asegurar la educación de sus hijos, jóvenes que envían recursos para cuidar a sus abuelos, trabajadores que desde el anonimato sostienen comunidades enteras.

El Día Internacional de las Remesas Familiares recuerda que estas transacciones no son frías operaciones bancarias, sino expresiones de afecto y responsabilidad que viajan de un país a otro.

Además de su dimensión económica, las remesas tienen un efecto social profundo: ayudan a mantener el tejido familiar pese a la distancia. Muchas veces, son el único vínculo tangible entre el migrante y su tierra. Al reconocer su valor, esta jornada contribuye a derribar estigmas y a reivindicar el rol fundamental que tienen los migrantes en la economía global y en la dignidad de miles de familias.