Donald Trump ante su decisión más difícil (si es que ya no fue tomada)
- 13 Horas, 38 Minutos
- Infobae.com
- Internacional
Donald Trump ante su decisión más difícil (si es que ya no fue tomada)

Esta es comprensiblemente una decisión, que va a marcar no solo el resto de la presidencia del republicano sino su lugar en la historia
En momentos como los actuales cuando hay confusión en muchos aspectos, y se espera una decisión del presidente de EEUU, siempre me hago dos preguntas que me ayudan a entender lo que está pasando. La primera, es qué diría un historiador del futuro, alguien que mira hacia atrás, en 50, 100 o 500 años más, y que, a diferencia de nosotros, puede distinguir lo importante de lo meramente urgente; la segunda pregunta tiene que ver con el contexto, si pertenece a lo que llamo la historia larga de esa región.
En relación con la primera interrogante, estoy seguro que ese historiador del futuro va a radicar en esta decisión el legado que va a dejar Trump como político, su lugar en la historia, así de decisiva va a ser, si es que ya no la tomó y solo está dando un plazo de “hasta dos semanas” (puede ser antes) para ver si cede el régimen teocrático, aunque es difícil que Teherán le ofrezca una rendición parecida a la de los japoneses con Mac Arthur en 1945.
En relación con la segunda, para mí siempre ha sido clarificadora en cuanto a que, y cuanto esperar de la decisión que se tome sobre Irán, lo que yo llamo historia larga, para diferenciarla de la historia corta. Se basa en un concepto desarrollado por el historiador francés Fernando Braudel a propósito del Mediterráneo, y que él llamó la “larga duración” y se refiere a estructuras sociales y culturales que persisten a lo largo del tiempo, a menudo durante siglos, influyendo profunda y duraderamente en la vida humana. Eso diferencia la historia no solo de Irán, sino también de los judíos, de los árabes y del Medio Oriente en general, lo que contrasta con una historia como la de EEUU basada en la sucesión de acontecimientos, muchos de ellos de corta duración. Es quizás la razón por la cual, en general decisiones supuestamente históricas tomadas por Washington no han dado el resultado esperado, y como ejemplo, está la decisión de la administración Carter de no seguir apoyando al entonces Sha Mohammad Reza Pahlavi y no hacer nada para impedir la llegada del Ayatola Jomeini en 1979 o la más reciente, la buenista de cifrar esperanzas en la llamada “primavera árabe” y quitarle todo apoyo a los dictadores amigos de Washington, lo que en definitiva fue un impulso al fundamentalismo actual.
A mi juicio, en vez de iniciar una guerra, si EEUU bombardeara Fordow estaría poniendo fin a una, acortándola, salvando vidas y mostrándose como la potencia indispensable, además de dar una muestra de disuasión frente a China y Rusia. Creo que EEUU debe actuar sin complejos, ya que la historia del mundo demuestra que lo único peor que la existencia de potencias dominantes es que no haya ninguna. Mas aún, la propia experiencia de EEUU demuestra que nada bueno sale de la inacción, ya que años después debió regresar al Medio Oriente, después que Obama quisiera abandonarlo, al no honrar su propia línea roja en la guerra civil de Siria.
Entiendo que Trump no quiera un conflicto prolongado y el bombardeo puntual y limitado del programa nuclear es la mejor forma de lograr que la guerra no se transforme en regional. Aún más, que EEUU bombardeara no cambiaría demasiado la realidad, ya que, de hecho, el régimen ya lo considera un combatiente, entre otras razones, para no darle, al igual que otros odiadores, crédito a lo logrado por Israel. Si lo hace, podría cumplir otro efecto beneficioso, ya que podría acelerar, si ello es posible, una transición al interior del propio régimen, sin el ayatola Jamenei, que, si generara un gobierno más decente, y que renuncie a la bomba atómica, podría ser aceptable, en el sentido que tan malo como lo que existe, sería que la caída del régimen en vez de traer la democracia traiga algo tan terrorífico como un Estado fallido, parecido a la Libia posterior al coronel Gadafi.

Sin embargo, entiendo que la decisión de Trump no es nada fácil, por su trayectoria y opiniones pasadas, ya que contrario a lo que se dice, nunca ha favorecido que EEUU exporte sus instituciones a través de la acción militar. Además, en su reciente visita a la región, dijo que quiere ponerle fin a la idea que EEUU deba poner o sacar gobiernos, dependiendo de si son de su gusto. Lo dijo frente a dignatarios árabes como también frente a soldados estadounidenses, con aplausos de la audiencia en ambos casos.
No solo por eso, ya que el bombardeo es un tema que divide profundamente al Partido Republicano, con un grupo donde hay total apoyo, del cual el Senador Graham es expresión, argumentando que se debe aprovechar esta oportunidad para eliminar un régimen que desde 1979 no solo quiere destruir a Israel, sino también a EEUU, el “gran Satanás”, y que ha matado en diferentes ataques y atentados patrocinados por Teherán a cientos de estadounidenses, miles si se cuentan heridos y otras víctimas, incluyendo al propio Trump en una intentona, descubierta y desbaratada por el FBI, el 2021.
Sin embargo, para su base social, para sus electores más fieles, y para mucha gente cercana a él y de probada lealtad en el gobierno, incluyendo aislacionistas, que ven en Trump al hombre que llegó para sacar a EEUU de guerras y no para involucrarse en nuevas, ya que el temor de ellos es que el bombardeo conduzca a respuestas de Irán que los involucren en una guerra de larga duración.
Al respecto, el tema también se discute en esos términos en los medios de comunicación, aunque, así como virtualmente se olvidaron de los rehenes y que la guerra no se inició en Gaza con la respuesta de Israel, sino que el origen está en Hamas y su invasión del 7 de octubre, al igual que esta guerra con Irán no se inició con el bombardeo de Teherán el 13 de junio, sino que, han buscado la destrucción de Israel apenas asumieron el poder en 1979, así de antiguo es el tema.
Del mismo modo, me cuesta entender el sesgo de medios tan prestigiosos en el pasado como la BBC que no advierten lo fundamental, ya que no hay ningún grupo en Israel que quiera la desaparición de un país llamado Irán, mientras que para este es política oficial la destrucción y desaparición del Estado de Israel, y que la bomba atómica es el instrumento para ello, además que el discurso antioccidental de la yihad iraní ha encontrado acogida en las universidades estadounidenses como también en los medios de comunicación occidentales.
El punto es que Israel ha hecho lo que ha podido hacer, tan sorprendente como que con rapidez ha logrado superioridad aérea sobre Irán, demostrando también tener ventaja en una inteligencia de calidad mundial, que con facilidad opera al interior de Irán, pero simplemente no dispone ni del avión ni de la bomba de profundidad capaz de llegar muchos metros debajo de una montaña, que solo posee EEUU, pero que nunca han sido usados en combate, solo en ensayos. Eso falta, por ahora, a pesar de los éxitos logrados, Israel no logra su objetivo fundamental, destruir el programa atómico iraní, solo retrasarlo varios años, según lo declarado, es decir, EEUU sigue siendo la potencia indispensable.
Israel ya ha anunciado que esta guerra a 2000 kms de distancia no va a ser corta, ya hablándose de meses, es decir, el ataque preventivo a Irán se transformó en ofensiva militar para acabar con el régimen, pero con una población tan pequeña no dispone de los recursos ni de las posibilidades de hacer algo más que bombardear, ya que, de hecho, se retiró del Líbano el 2000 y de Gaza el 2005, porque ni podía ni quería permanecer allí, sin entender que quienes odian su existencia lo obligarían a volver.

Israel ha tenido una guerra en siete frentes, acabando uno a uno con los proxis, aunque empantanado está en Gaza mientras no recupere a los rehenes, y dentro de Irán ha degradado totalmente la capacidad militar y política del régimen, sin necesidad de ocupar el territorio y ha adquirido tal ventaja, que sus aviones entran y salen cada día, sin sufrir bajas. Hasta el momento, Israel ha hecho la lucha que debería estar haciendo Occidente en su conjunto, sufriendo la incomprensión de países europeos como también en forma creciente de Canadá y Australia. Sin embargo, lo realmente relevante es la cooperación de EEUU con armas, municiones e información de inteligencia.
La guerra de Irán e Israel es novedosa, en el sentido que reaparece un tipo de guerra antiguo, ya que no se lucha por territorio, toda vez que lo que inició la República Islámica en 1979, es estrictamente ideológico, debido a que se hace por una idea, una Yihad mundial. En lo militar, que Israel se haya impuesto a Irán no me sorprende del todo, toda vez que las muchas ocasiones en que hubo algún tipo de confrontación en la guerra civil de Siria, siempre fue con éxito para Israel, superioridad que también quedó demostrada en abril y octubre del año 2024, donde en el intercambio de aviones y de misiles, hizo mucho más daño del que recibió.
Sin embargo, nada de esto por ahora significa la caída del régimen, que en algunos momentos recuerda a Hitler y al nazismo, negándose a reconocer la realidad militar al final de la guerra en Berlín, ya que sea el Bunker del Führer, los túneles de Hamas o los lugares donde está escondido el Ayatola Ali Jamenei reflejan la misma mentalidad, la de negar la realidad, y de llevar a sus pueblos a la derrota con una mentalidad nihilista detrás de una causa perdida.
Yo no tengo grandes esperanzas de un cambio histórico, ya que la historia de esa parte del mundo es de larga duración, no es de cambios mágicos, por lo que me conformo con un gobierno decente que también renuncie a una bomba atómica que solo busca imponerle el chiismo a otros musulmanes que son sunitas como también destruir a Israel y a la propia idea de Occidente, ya que de tener éxito, después seguiría hacia Europa, y cual Corea del Norte con misiles intercontinentales también amenazaría al propio EEUU, y es por ello que Israel lucha por todos ellos. Por lo demás, el gran cambio ya se produjo, la alianza que solo puede crecer, entre Israel y países árabes, precisamente contra la bomba iraní.
Sin embargo, nada indica todavía que una derrota militar conduzca al reemplazo del régimen, ya que no se ve una oposición organizada dentro de Irán, por lo que siempre puede recurrir a aún más represión. No se ve dentro ni tampoco fuera de Irán. Por lo demás, EEUU fracasó cuando recurrió a gente más parecida a ellos que a los nuevos iraquíes o afganos, por lo que en Irak y Afganistán hubo pocos éxitos con ellos en funciones de gobierno.
Por lo mismo, sería muy poco aconsejable pensar en una idea que ya fracasó después de la caída del comunismo en Europa, el retorno de las antiguas monarquías. Ello es también cierto para los descendientes del Sha, incluyendo al príncipe heredero, muy activo en la prensa y en las redes sociales. Por algo, la dinastía fue derribada con altísimos niveles de repudio, ya que -a no olvidarlo- contra el último monarca se unieron liberales democráticos, comunistas y los seguidores de Jomeini, aunque con seguridad los dos primeros grupos, deben estar hoy arrepentidos.
La verdad sin adornos es la siguiente. Gobernaba el país la dinastía Qajar, tan deteriorada, que después de un siglo es derribada en 1921 por el golpe de Estado de Reza Kahn, oficial de la Brigada Cosaca Persa, soldado de origen no aristocrático, quien establece un gobierno títere con apoyo británico, ya que el general Edmund Ironside estaba a cargo de esa Brigada. En 1925, el Parlamento, el Majlis lo nombra Sha, asumiendo el trono con el nombre de Reza Sha Pahlavi, y duraría cinco décadas como Dinastía Pahlavi, nombre de origen medo, potencia que fue dominante antes del imperio persa.

Durante la segunda guerra mundial, en 1941, después de una invasión conjunta anglosoviética, y mientras se encontraba de visita en París, los aliados lo obligan a renunciar, acusándolo de simpatías alemanas. Asume su hijo hasta el 16 de enero de 1979, cuando en un avión, huye a Egipto, uno de los pocos países que quiso recibirlo, ni siquiera lo hizo el propio EEUU al cual le había sido muy fiel, así como antes lo fue con los británicos. Estaba enfermo y abandonado por Occidente, y murió, poco después, el 27 de julio de 1980, enterrado en El Cairo.
Padre e hijo fueron, a la vez modernizadores y autoritarios. La dinastía quiso basar su legitimidad en una especie de nacionalismo iraní, no solo como potencia regional, sino también haciendo referencia a los imperios aqueménida y sasánida, de la época persa preislámica, ya que, no debe olvidarse que Irán tiene una larga historia previa a la invasión islámica. Útil es mencionar que, entre otras cosas, en 1935, con apoyo del Majlis, el padre le cambió el nombre a Persia por Irán.
Al caer, el nombre del Sha estaba asociado a la brutal represión contra sus disidentes y al temor que inspiraba su policía política, y sobre todo, su participación en el golpe de Estado que se le diera al gobernante reformista Mohammed Mossadegh, y con participación de la CIA, el 19 de agosto de 1953, fundamentalmente por intentar afectar intereses petroleros, de tal modo que una dinastía que había gobernado constitucionalmente durante 28 años, después de 1953, devino derechamente en dictatorial hasta su derrocamiento.
A no olvidar esta historia.
Por deteriorado que esté militarmente Irán, existe temor del daño que pudiera causar, precisamente por esa debilidad. Se teme que se ataque alguna base militar estadounidense en la región como también a los países árabes para ampliar la guerra, algo similar a lo que intentó Sadam Husein, cuando atacó con los Scuds a Israel en 1991, durante la primera guerra del golfo. Aún peor sería lo temido por el Pentágono, paralizar el comercio de gas y petróleo, quizás hundiendo barcos propios en el lugar donde el Estrecho de Ormuz no supera los 38 kms de ancho, creando así una crisis económica mundial parecida al boicot árabe posterior a la guerra de Yom Kippur. En este caso, obligaría prácticamente a intervenir por primera vez a la China de hoy, dada su dependencia, en particular del combustible iraní.
Por otro lado, quienes en la administración no quieren que EEUU bombardee, aportan otro miedo, que el bombardeo a lo que Irán ha logrado avanzar en la bomba, produzca derramamiento y contaminación, o que se fracase en otro sentido, que el programa haya sido exitosamente descentralizado en secreto.
Esta es comprensiblemente una decisión, que va a marcar no solo el resto de la presidencia de Trump sino su lugar en la historia. Y no hay forma de evitar mencionar que marginal e impotente parece Europa, sobre todo, si sigue escalando esta guerra.
Hasta el minuto, Trump ha tenido más éxito en cambiar los parámetros económicos mundiales que lo que ha logrado en geopolítica, por lo que esta es su oportunidad para hacerlo, al demostrar que EEUU sigue siendo la potencia indispensable, no solo para la paz sino también para la guerra, al hacer lo que nadie más puede hacer, y que China todavía está lejos de poder aquí competirle, aunque hacia allá va, ya que una consecuencia duradera de la guerra de Ucrania va a ser esta alianza de China con Rusia, donde esta segunda aparece como socio menor.
Si llega a intervenir, probablemente consiga su objetivo de ponerle fin a la guerra entre Irán e Israel, y si lo hace, lo ideal es que haga un verdadero cambio a nivel internacional, donde lo novedoso sería buscar una nueva arquitectura internacional, ya que la actual institucionalidad basada en la ONU no refleja la realidad del mundo actual y no puede garantizar efectivamente la paz, lo que genera una situación en que no hay una buena gobernanza a nivel internacional. Solo EEUU puede hacerlo, ya que, de hecho, el actual sistema fue su creación en el siglo XX. Le daría además el sentido de misión que abundó en la guerra fría y del que hoy carece, por lo que también un proyecto de este tipo le devolvería la unidad bipartidista que hoy no tiene, por lo dividido y polarizado que internamente está.

¿Qué pasa si Trump decide no bombardear Fordow?
Que la guerra probablemente se prolongue en el tiempo, ya que, desde el punto de vista de Israel, al igual que en Gaza, hay metas más que plazos, habiendo establecido superioridad aérea, quizás utilice una pequeña bomba nuclear táctica que según los rusos posee o con fuerzas especiales actúe contra Fordow. Por su parte, Teherán podría atacar a Israel con una bomba sucia, con material contaminante radioactivo montado en un misil, o con misiles que contengan armas biológicas o químicas, todo poco probable, pero posible en un escenario de desesperación.
La decisión es de Trump, quizás ya la tomó y solo dio algunos días, esperando cabezas frías que en Teherán reconozcan que esta es su única salida. Y si de consejos se trata, la mitología griega está llena de ellos para decisiones difíciles, con casos como los de Hércules o Teseo, y por sus consecuencias, la decisión que tomó Paris al llevarse a Helena a Troya. Lo que parece no haber cambiado, es que todavía se mantienen, miles de años después, dilemas morales y destinos que aparecen como inevitables.
También para Trump.
Máster y PhD en Ciencia Política (U. de Essex), Licenciado en Derecho (U. de Barcelona), Abogado (U. de Chile), ex candidato presidencial (Chile, 2013)
0 Comentarios