La derecha tuvo éxito en transformar la primera vuelta en un plebiscito sobre el gobierno. La segunda vuelta debiera ser por el contrario un plebiscito sobre el futuro. La decisión de JAK de reducir al mínimo su participación en debates es parte de una estrategia: mantener la discusión centrada en el pasado. No quiere hablar de futuro salvo de promesas incumplibles sobre delincuencia y migración. Por eso rehusó participar en el debate que preparaba Megavisión, obligó a suspender el que estaba organizando Icare para terminar, dándole un gran “No” a Don Francisco que hace 20 años realiza entrevistas íntimas a los candidatos.
JAK tiene un proyecto para el Chile del futuro. El punto es que no quiere someterlo a escrutinio público. Sabe que si lo explicita se condena a perder la elección. Para ello ha creado un artefacto electoral que han llamado “gobierno de emergencia” mediante el cual tratan de concentrar la discusión en dos temas, sin duda muy importantes como la inseguridad y la migración, eludiendo sin embargo cuestiones tan cruciales como la gobernabilidad sin la cual ninguno de esos problemas podrá ser resuelto.
Las opiniones recientes de tres connotados intelectuales, José Joaquín Brunner, Manuel Antonio Garretón y Carlos Peña, permiten concluir que lo que está planteado no es ni más ni menos que un cambio de régimen: el paso de la democracia liberal a una democracia iliberal. En palabras de Brunner, el proyecto de Kast “responde a la corriente internacional del liberalismo y del posliberalismo, caracterizada por un autoritarismo de nuevo cuño, un nacionalismo de fronteras cerradas y una hostilidad manifiesta hacia la democracia liberal, secular y pluralista”. Por su parte, Carlos Peña advirtió recientemente sobre “el peligro del nuevo autoritarismo” que se legitima mediante elecciones, se presenta como defensor de las mayorías y debilita gradualmente los contrapesos. En fin, el Premio Nacional de Ciencias Sociales, Manuel Antonio Garretón, complementa afirmando que “en Chile no existe una derecha democrática; lo que hay son derechistas democráticos”. La forma en que se precipitaron los partidos de derecha a entregar su respaldo incondicional a JAK la misma noche del 16N no deja dudas. El proyecto de derecha liberal liberado de la herencia del pinochetismo ha quedado sepultado. Esto incluye al piñerismo que como bien lo graficó Daniel Matamala presentó su “rendición incondicional” sin disparar ni un tiro.
De esto debe tratarse la nueva elección del 14D. El “gobierno de emergencia” es el caballo de Troya (Brunner) de un proyecto de democracia iliberal que por razones electorales se le oculta a la ciudadanía. Quedan muy pocos días para esta definición. El debate organizado por la Archi dejó de manifiesto la inconsistencia de la principal promesa de Kast: el fin de la migración irregular. El debate de Anatel del próximo martes 9 debiera dar luces sobre el conjunto del proyecto de nuevo autoritarismo. Así las cosas, todos debieran darse por enterados y nadie podrá alegar inadvertencia.
Por Carlos Ominami, presidente de Fundación Chile21
¿Quieres publicar aquí?
Sólo contáctanos
completa toda los campos para contáctarnos