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Hace tiempo que la industria de las telecomunicaciones firmó la sentencia de muerte de las redes más antiguas. El objetivo parecía claro: apagar lo viejo para dejar espacio a lo nuevo. Sin embargo, la realidad técnica y de uso a veces obliga a reescribir los planes. Orange ha decidido pisar el freno en España, modificando su hoja de ruta para el apagado del 3G. Lo que estaba previsto para finales de 2025 se ha prorrogado dos años más, llevando la fecha definitiva hasta finales de 2027.
Este movimiento no es un simple cambio administrativo; tiene un impacto directo en la calidad del servicio que recibimos hoy y en el que recibiremos mañana. Por un lado, es un balón de oxígeno para miles de usuarios cuyos teléfonos aún dependen de esta red para realizar llamadas. Por otro, supone retrasar la optimización de la red móvil, ya que las frecuencias ocupadas por el 3G no podrán liberarse todavía para potenciar la velocidad y capacidad del 4G y 5G. Entender este equilibrio es clave para comprender por qué tu operador toma estas decisiones.
La decisión de Orange de postergar el fin del 3G en España hasta 2027 contrasta con la velocidad a la que se está moviendo la compañía en otros territorios. Mientras aquí ganamos dos años de prórroga, en países como Polonia o Rumanía la operadora mantiene su plan original de bajar el interruptor a finales de este mismo año. Es un recordatorio de que, aunque la tecnología es global, su implementación depende mucho de la infraestructura y los hábitos de consumo locales.
El caso de Francia, país de origen de la matriz, es quizás el más llamativo y diferente al nuestro. Allí, Orange apagará el 3G en 2028, una fecha cercana a la nueva meta española, pero con una diferencia fundamental: en Francia el 2G morirá antes que el 3G. En España ocurre justo lo contrario: el 2G se mantendrá vivo hasta finales de 2030. Esta supervivencia extendida del 2G responde a una necesidad crítica del sector industrial y de seguridad (alarmas, datáfonos, contadores inteligentes) que todavía operan bajo esa vieja tecnología y cuya sustitución es lenta y costosa.
Esta disparidad de fechas nos indica que el mercado español tiene unas particularidades complejas. No se trata solo de que los usuarios cambien de móvil, sino de garantizar que la red de seguridad que suponen estas tecnologías antiguas no desaparezca antes de que las alternativas modernas sean universales. Al extender la vida del 3G hasta 2027, Orange reconoce implícitamente que la transición tecnológica en nuestro país requiere un margen de maniobra mayor del que se calculó inicialmente en los despachos.
La razón principal detrás de esta prórroga tiene un nombre técnico pero una consecuencia muy cotidiana: VoLTE (Voz sobre LTE). Cuando el 3G desaparezca, las llamadas de voz ya no podrán cursarse por esa red. Si tu teléfono o tu línea no son compatibles con la tecnología VoLTE (que permite llamar usando la red 4G), tu dispositivo se verá obligado a bajar a la red 2G para establecer la comunicación. Y aunque el 2G sigue activo, no está diseñado para soportar el tráfico de voz masivo actual con la calidad (ni la seguridad) a la que estamos acostumbrados.
El problema es que, aunque la mayoría de móviles vendidos en los últimos años soportan VoLTE, la realidad del parque móvil español es tozuda. Todavía hay muchos usuarios, especialmente personas mayores o de perfil bajo consumo, que utilizan terminales antiguos.
Además, no todos los Operadores Móviles Virtuales (OMV) que usan la red de Orange tienen implementado el VoLTE al 100% en todos los modelos de teléfono. Un apagado prematuro del 3G podría dejar a estos usuarios con dificultades serias para llamar o con una calidad de audio muy degradada al depender exclusivamente del saturado 2G.
Al retrasar el apagón a 2027, se compra tiempo. Tiempo para que los usuarios renueven sus terminales de forma natural y tiempo para que la tecnología VoLTE se estandarice completamente en todas las capas del mercado, no solo en la gama media-alta. Es una medida de protección al consumidor: evita que un usuario se quede "mudo" o sufra cortes constantes solo porque la red ha evolucionado más rápido que su bolsillo o su dispositivo.
También da tiempo a las redes NB-IoT y LTE-M de Orange para ampliar su cobertura y llegar donde llega el 2G de mayor cobertura.
Sin embargo, no todo son ventajas. Mantener encendida una red como el 3G tiene un coste de oportunidad importante en términos de rendimiento de datos. El espectro radioeléctrico (las "carreteras" por las que viaja la información) es un recurso limitado y finito. Mientras Orange mantenga ocupadas ciertas bandas de frecuencia para emitir señal 3G, esas mismas bandas no pueden utilizarse para tecnologías más eficientes como el 4G o el 5G.
El 3G es una tecnología poco eficiente comparada con las actuales: transporta menos datos consumiendo el mismo ancho de banda. Si se apagara hoy, esas frecuencias podrían reciclarse inmediatamente para ensanchar los carriles del 4G y 5G, lo que se traduciría en mayor velocidad de navegación y mejor cobertura para la gran mayoría de usuarios. Al mantener el 3G vivo, estamos sacrificando, en parte, la evolución de la red puntera para sostener la red heredada.
Es el peaje que pagamos por una transición suave. Los usuarios intensivos de datos tendrán que esperar un poco más para ver ese extra de capacidad que aportaría el espectro liberado. Es una decisión de equilibrio: se prioriza que nadie pierda la capacidad básica de comunicarse (voz) frente a la posibilidad de que todos naveguen un poco más rápido. En la gestión de redes, a veces avanzar requiere esperar a que los más rezagados puedan seguir el ritmo.
La decisión de Orange de posponer el adiós del 3G es un recordatorio de que la tecnología no avanza en línea recta. Aunque el futuro es inevitablemente 5G y 6G, el presente todavía tiene deudas con el pasado. Hasta 2027, conviviremos con una red veterana que, aunque ineficiente para navegar, sigue siendo un pilar fundamental para algo tan básico como levantar el teléfono y que alguien nos escuche al otro lado.
En Xataka Móvil | Del 1G al 5G: así funcionan las redes móviles y todo lo que cambia tras cada salto de generación.
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La noticia
El 3G de Orange no desaparecerá tan rápido: buena noticia para las llamadas, no tanto para navegar
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plokiko
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