El bonito pueblo en el corazón de los Pirineos que está atravesado por dos ríos y es perfecto para los amantes de la naturaleza
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El bonito pueblo en el corazón de los Pirineos que está atravesado por dos ríos y es perfecto para los amantes de la naturaleza

Esta villa cuenta con una gran oferta turística durante todo el año y su entorno natural permite disfrutar de infinidad de actividades y rutas de senderismo
En el corazón del Pirineo catalán, la Vall d’Arán se alza como uno de los parajes naturales más impresionantes de España. Gracias a sus impresionantes picos, pequeños pueblos de montaña y paisajes que quitan el aliento, es un destino ideal para los amantes de la naturaleza y los deportes de aventura. Recorrerlo a través de sus rutas y senderos es una maravilla, permitiendo, además, descubrir todos sus rincones y secretos. Muchos de ellos se muestran en formas de cascadas, picos imponentes o maravillosos valles, sin embargo, esta región del norte peninsular cuenta con pequeñas villas que parecen sacadas de un cuento.
De todas ellas, Vielha se alza como uno de los destinos más bonitos del Pirineo catalán y de los más representativos, pues es la capital de la Vall d’Aran. Es por ello, que la localidad se ha convertido en todo un reclamo turístico en la región gracias a sus calles y monumentos, pero sobre todo a su entorno natural. Pues se enclava a más de 900 metros de altitud y está rodeada de picos de más de 2.000 metros de altitud, siendo un referente para senderistas y amantes de la naturaleza. Pero esto no es todo, pues Vielha guarda la esencia propia de los pueblos tradicionales de la montaña pirenaica. De hecho, todavía mantiene el aranés, un dialecto endémico del Val d’Aran que refuerza su identidad cultural.
Un paseo por Vielha

Vielha es uno de esos lugares que hay disfrutar sin prisa. Sus calles empedradas dan lugar a un impresionante conjunto monumental que se caracteriza por sus casas de piedras típicas de la Vall d’Arán, y por su imagen de postal, la cual se encuentra atravesada por el río Garona y el Nere. Su casco histórico invita a perderse a través de sus monumentos históricos, donde destaca la iglesia de San Miquel de Vielha, un templo de estilo románico, pero que cuenta ya con trazos góticos. Uno de sus elementos más significativos es su campanario, el cual cuenta con la función de torre de defensa y de homenaje, ya que se construyó junto al castillo.
A día de hoy, es el monumento más emblemático de la localidad y se ubica junto al Ayuntamiento y la Oficina de Turismo. Además, en su interior se conservan el Cristo de Mijaran y una pequeña colección de pinturas góticas y barrocas. Pero más allá de la iglesia, la villa cuenta con otros grandes atractivos. Uno de ellos es el Museo Etnológico, situado en la Torre del General Martinón, una casa señorial del siglo XVII con elementos arquitectónicos renacentistas. El edificio alberga una colección que recorre la evolución del valle desde la Edad Media hasta el siglo XX, con objetos cotidianos, herramientas agrícolas y documentos históricos.
A escasos metros, también en la calle Mayor, se encuentra la casa señorial Ço de Rodès, recientemente restaurada. Este inmueble destaca por su valor arquitectónico y forma parte del conjunto histórico del casco antiguo. En una calle cercana, sin salir del centro histórico, se ubica el Museo de la Lana, otro de los espacios museísticos de referencia en Vielha. Entre sus piezas más destacadas figura una tejedora Mülle Jenny, una máquina introducida durante la Revolución Industrial que tuvo un papel central en el desarrollo del sector textil en el valle durante el siglo XIX.
Un paraíso natural

El entorno natural que rodea a Vielha es uno de los principales atractivos de la Vall d’Arán. Enclavada en pleno corazón de los Pirineos, la localidad actúa como punto de partida hacia parajes de alta montaña que combinan bosques de hayas y abetos, lagos glaciares, ríos cristalinos y cumbres nevadas. Esta riqueza ecológica ha convertido la zona en un destino privilegiado para los amantes del senderismo, la fotografía de naturaleza y los deportes al aire libre.
Muy cerca del núcleo urbano se extienden rutas señalizadas que permiten adentrarse en el paisaje pirenaico. Caminos como el de Betren o el sendero hacia el mirador de Vielha ofrecen vistas del valle y acceso a enclaves como el bosque de Varicauba o el río Nere, que cruza el centro del pueblo. También es posible conocer los restos del santuario de Mijaran, el cual se encuentra a las afueras del pueblo, y la capilla de la capilla de Santa Quitèria, situada en la zona del antiguo hospital deSanto Nicolau de los Portelhs.
A su vez, durante el verano, la vegetación se cubre de tonos intensos y el entorno se llena de excursionistas que recorren antiguos caminos trashumantes y tramos del GR 211, también conocido como Camin Reiau, que conecta las principales poblaciones del valle. Por su parte, en las zonas más elevadas, a las que se accede en vehículo o mediante travesías de montaña, se encuentran lagos como el Estanh de Vielha o el de Mar, que reflejan las cumbres circundantes y conservan la huella del glaciarismo.
Cómo llegar
Desde Lleida el viaje es de alrededor de 2 horas y 20 minutos por la carretera N-230. Por su parte, desde Huesca el trayecto tiene una duración estimada de 2 horas y 35 minutos por la misma vía.
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