El fantasma que, aún encerrado, altera los ánimos de tanta gente
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El fantasma que, aún encerrado, altera los ánimos de tanta gente

La principal líder de la oposición, hoy, sin dudas, es Cristina Kirchner. Si el plan económico de Milei es exitoso a mediano plazo, la condena de la ex presidenta se convertirá en su “partido de despedida”. ¿Pero qué pasaría ante un crecimiento del descontento social?
Uno de los lugares comunes habituales del mundo financiero sostiene que la Argentina tiene problemas porque en su futuro aparece una amenaza: la posibilidad de que Cristina Kirchner vuelva al poder. Se supone que si eso sucede, el país volvería a una senda de conflicto con los mercados, que derivará en un default o algo parecido. Mejor huir de tal lugar, o al menos no exponerse demasiado. Ese lugar común, en una medida importante, fue desmentido esta semana.
Como se sabe, la Corte Suprema confirmó la condena a prisión efectiva e inhabilitación perpetua de la ex presidenta. No solo eso: Kirchner aceptó los hechos y ya está encerrada en su propio domicilio, donde permanecerá al menos durante los próximos cuatro años. Se trata de un vuelco clave para terminar con ese fantasma de su eventual regreso al poder. Sin embargo, el Riesgo País, ese numerito que refleja la confianza de los inversores financieros en la Argentina, subió. Y subió significativamente.
Ese giro inesperado se puede explicar por dos razones que pueden convivir perfectamente entre ellas. Una de ellas es que no basta con que Cristina esté presa e inhabilitada para alejar la posibilidad de que ella vuelva al poder alguna vez. La otra es que no es suficiente con que CFK esté definitivamente fuera de juego para que se desate un fervor inversor hacia la Argentina. En la combinación de ambas situaciones se pueden percibir desafíos muy importantes que aún deberá sortear la administración de Javier Milei.
Pero, ¿no es ridículo pensar que CFK aún pueda volver al poder en estos días, donde ha quedado detenida? Tal vez lo sea. Pero hay motivos para considerar esa chance. Hacia atrás está la historia. Kirchner fue derrotada en el conflicto con el sector agropecuario en 2008 y luego en la elección del 2009. Era una situación que auguraba legítimamente su final político. Sin embargo, arrasó en las elecciones del 2011. Luego sufrió una sucesión de fracasos en las elecciones del 2013, del 2015 y del 2017. Además, en ese tiempo la corrupción kirchnerista fue expuesta en toda su obscenidad, por ejemplo, con los bolsos de José Lopez. Ya estaba terminada. Definitivamente. Pero en 2019 la fórmula que diseñó y que integró como vicepresidenta volvió a humillar a sus adversarios. Esa capacidad inusual de resurrección debería ser suficiente para aconsejar prudencia en los pronósticos.

Pero además de eso hay algo que ocurrió en estos días. Lo lógico hubiera sido que la condena de la Corte Suprema fuera el último detalle en la carrera política de la resiliente ex presidenta. Si a alguien le faltaba convencerse de su culpabilidad, ahí estaba el fallo en el que participaron más de veinte jueces y fiscales, de una y otra manera, y todos coincidieron en el veredicto. Sin embargo, los encuestadores están sorprendidos porque la imagen de la ex presidenta subió en la consideración popular: es su mejor momento en los últimos cuatro años.
Así se refiere al tema, por ejemplo, el último informe mensual de la prestigiosa encuestadora Poliarquía. “La imagen de CFK sube alcanzando su mejor diferencial en cuatro años de inflación y desempleo en direcciones divergentes. Cabe destacar que el 30 por ciento del trabajo de campo se realizó después del fallo de la Corte Suprema por lo que la recuperación puede ser mayor en la próxima medición. La comparación de los resultados pre y post fallo muestra que la imagen positiva de Cristina Kirchner aumentó impulsada principalmente por un reposicionamiento de quienes antes manifestaban una posición regular”.
Ese movimiento de opinión tuvo un momento simbólico muy cinematográfico en la tarde del miércoles, ante una Plaza de Mayo colmada por una multitud a la que Nicolás Márquez, el expresivo biógrafo presidencial, calificó en Youtube como “el aluvión zoológico”. Es que Kirchner no podía estar, por obvias razones, frente a la manifestación. Entonces, se produjo un hecho inédito en la historia política mundial: una multitud escuchó, primero, una pequeña grabación con su voz. Y luego, ella se comunicó con sus seguidores por teléfono. “Soy Cristina, ¿están ahí?”.
Así describió ese momento el periodista Federico Rivas Molina para El País de Madrid: “'Vamos a volver’, dijo Kirchner en un mensaje grabado desde el departamento en el que está recluida. La plaza estaba en completo silencio, con el ruido de fondo del aleteo de las palomas, escuchando la voz de su dirigente por los altoparlantes. ‘Vamos a volver, vamos a volver’, empezó a gritar entonces la multitud. Fue ese el clímax estudiado de la manifestación”.
La utilización de mecanismos tecnológicos modernos para que la ex presidenta pueda seguir conectada con sus votantes pese a estar detenida puede dar lugar ahora a imágenes y episodios realmente infinitos. Es muy lógico pensar en que los equipos de imagen de La Cámpora puedan poner en escena actos multitudinarios con, por ejemplo, hologramas de su líder que reproducen la voz en vivo desde su departamento, por ejemplo.

En cualquier caso, se trata de alguien que sobrevivió a múltiples derrotas, a la muerte de su marido, luego a un atentado contra su vida. Claro que hay motivos para sostener que está terminada, que esto fue un partido de despedida, como anticipó su actual adversario, el presidente Javier Milei. Pero, ¿seguro que es así? ¿Por qué sube en las encuestas si es así? Tanto tiempo después, además.
Pero aún si Cristina estuviera terminada, tal vez ni eso sería suficiente. Hay mucha gente que desconfía de la solidez del diseño económico libertaria. Al respecto, es muy interesante la entrevista que concedió esta semana Eduardo Constantini, uno de los inversores más exitosos de la Argentina. Constantini elogió el plan económico pero luego se fijó en lo que se fijan todos: su punto controvertido, el nivel del tipo de cambio, y los efectos a mediano plazo.
Cosntantini señaló, por ejemplo, que en el Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires, que es de su propiedad, la cantidad de turistas extranjeros cayó un ochenta por ciento. Esa situación convive con las nutridas hinchadas de Boca y River que, en estas mismas horas, gastan dólares en el mundial de clubes.
Y puntualizó:
-“Estoy más entusiasmado que en 2017. Pero el tipo de cambio puede estar atrasado, y eso afecta la actividad. Yo estoy pensando en el valor del dólar. Por ahí le pega a la construcción, a la gastronomía, al turismo. Y eso tiene un costo político. Si se te cae la actividad, eso puede ser la causa de una corrección cambiaria”.
-“Argentina es un sistema bimonetario. Hay un ahorro en dólares enorme, cerca de USD 300.000 millones fuera del sistema. Si el tipo de cambio está muy bajo, se fomenta la importación y no la exportación. Eso afecta el nivel de actividad, especialmente en sectores como la industria y la construcción”.
-“El talón de Aquiles del modelo es el sector externo. No lo veo cerrando. La Argentina todavía tiene que resolver el tema de la acumulación de reservas. Ese es el verdadero cuello de botella”.
-“Faltan señales sólidas para que vuelvan los capitales de largo plazo. Sin eso, no hay forma de garantizar una salida ordenada del cepo ni una estabilidad duradera. La escasez de divisas no solo condiciona la operatoria de las empresas, sino también la capacidad del país para crecer y sostener el actual esquema económico”.

Las advertencias de Constantini no son un hecho aislado. Desde marzo del año pasado, son muchísimos los economistas, especialmente de pensamiento ortodoxo, que señalan las complicaciones de un diseño económico que consume mucho más dólares de los que genera. Son los famosos simios, primates, mandriles de mandrilandia, que se reproducen a una velocidad sorprendente, aun para esa especie. En los últimos meses, ese problema del dólar se cubre con deuda y más deuda. De allí se toma Kirchner para decir que “esto no se sostiene”.
Efectivamente, en consonancia con las advertencias de personalidades tan distintas como Eduardo Constantini o Cristina Kirchner, los números del sector externo se deterioran a una velocidad creciente, y eso seguramente incide en la desconfianza que se expresa en el nivel del Riesgo País. Ese proceso, evidentemente, es independiente de si Kirchner está libre o presa. Pero si se profundiza, tarde o temprano fortalecerá su imagen y los temores a su eventual regreso.
El futuro argentino es, siempre, incierto. Si se mira el corto plazo, Javier Milei parece imbatible. Las mismas encuestas que registran un reverdecer de Kirchner, también marcan que el Presidente está tan sólido como en el mejor momento de su gestión, y que seguramente su fuerza política triunfe en octubre.
Pero esa es la foto.
La película depende de que el plan económico funcione bien a mediano plazo. Si es así, el pronóstico de Milei –“fue un partido de despedida”- habrá sido, finalmente, certero. Si no lo es, el guión dará un nuevo vuelco. La principal líder de la oposición, hoy, sin dudas, es Cristina Kirchner. ¿Qué pasaría si, ante un crecimiento del descontento, ella designa, como en 2019, un candidato que triunfa? ¿Y si la indulta apenas asume? ¿Y si convoca a nuevas elecciones con ella como candidata? ¿Qué pasaría?
No.
Demasiada ficción.
Ni en un guión eso sería creíble.
Mucho menos en la realidad.
Aunque esto sea la Argentina, el país donde decenas de miles de personas escuchan en silencio el mensaje grabado de una condenada, con “el ruido de fondo del aleteo de las palomas”.
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