¿Recuerdas cuando tener un satélite propio era algo reservado a grandes potencias o a las telecos más grandes? Hoy, el panorama ha cambiado radicalmente, y lo curioso es que España se ha convertido en el líder silencioso de una revolución que va mucho más allá de la banda ancha que ofrece Starlink. Lo que está en juego no es solo quién nos conecta a internet, sino quién controlará la siguiente generación de datos y comunicaciones críticas a nivel global.
Esta nueva carrera espacial, bautizada como "NewSpace", se centra en satélites pequeños, accesibles y, sobre todo, escalables. El desafío es mayúsculo: crear constelaciones que puedan ofrecer servicios de forma masiva sin depender de tecnología extranjera. Para el usuario, esto se traduce en algo muy concreto: conexión en el rincón más remoto (desde una granja hasta un barco en mitad del océano) y, potencialmente, una rebaja en el coste final. Detrás de todo esto, el ecosistema satelital español está movilizando a más de 180 satélites IoT y otros 60 adicionales que estarán operativos antes de 2030, cimentando su posición como un referente europeo integral.
España ha conseguido una posición de vanguardia europea en conectividad de la mano de un enfoque doble en el Internet de las Cosas (IoT) satelital. En lugar de competir directamente con la gigantesca banda ancha de Elon Musk (Starlink), las empresas nacionales se han centrado en un nicho estratégico: conectar miles de millones de dispositivos pequeños que no necesitan una conexión de alta velocidad, sino simplemente reportar datos periódicamente.
La joya de la corona es Sateliot, la primera empresa del mundo en desplegar una constelación que utiliza el estándar 5G NB-IoT. Esto es clave: si tu sensor ya se comunica en 5G terrestre, no necesitará hardware nuevo para conectarse con sus satélites LEO de órbita baja.
En la práctica, esto les permite actuar como un mayorista global que extiende la cobertura 5G de operadores como Telefónica o Vodafone a cualquier parte del planeta, eliminando de golpe las "zonas muertas". Con seis satélites operativos en 2025 y planes para superar el centenar, su modelo B2B (de negocio a negocio) y las primeras conexiones de roaming 5G desde el espacio marcan un hito tecnológico apoyado por inversores como Indra o Cellnex.
En paralelo, FOSSA Systems ha optado por la tecnología LoRa y la verticalización completa. Esto significa que diseñan, fabrican y operan sus nanosatélites de 6 kg, asegurando un control total sobre la cadena de valor y el know-how. Su enfoque en el cifrado propio y la soberanía tecnológica les ha abierto las puertas de clientes como Microsoft y el Ministerio de Defensa. Lo que FOSSA demuestra es que la rapidez y la capacidad de producción propia (con 20 satélites ya en órbita y 80 en el horizonte) son tan importantes como la innovación tecnológica.
Ambas estrategias, complementarias entre sí, han posicionado a España como el ecosistema de NewSpace más dinámico, centrado en resolver el problema real de las comunicaciones de datos para el sector industrial, agrícola y de seguridad, en lugar de solo ofrecer banda ancha al consumidor final.
Una constelación no es nada sin la infraestructura industrial que la soporta. Aquí es donde entra en juego el concepto de soberanía industrial y tecnológica: la capacidad de un país para diseñar, fabricar y operar sus propios sistemas sin depender de terceros.
El actor más visible en este ámbito es PLD Space, con su cohete Miura 1 (suborbital) y el futuro Miura 5 (capaz de poner satélites en órbita baja y además ser reutilizable). Este desarrollo es fundamental. Garantizar un acceso nacional al espacio abarata costes, acorta tiempos de desarrollo y permite a las empresas como FOSSA o Hydra Space no depender de la agenda de lanzamiento de otros países. PLD Space se ha convertido en la referencia europea de lanzadores medianos, una pieza clave que transforma a España de mero consumidor a proveedor de servicios espaciales.
La robustez del ecosistema se mide por sus componentes. Empresas como Arquimea Group, a través de adquisiciones estratégicas, están integrando la fabricación de antenas, estructuras y aviónica, pasando de ser un proveedor de componentes a un constructor de sistemas integrales.
Por su parte, SENER Aeroespacial sigue siendo esencial en subsistemas avanzados y óptica para misiones de alta criticidad como el satélite gubernamental SpainSat NG, que cuenta con un 45% de tecnología española. Por último, Hispasat y Hisdesat mantienen la experiencia tradicional en órbita geoestacionaria (GEO) y las comunicaciones seguras para Defensa, asegurando que el conocimiento acumulado durante décadas siga siendo operativo y estratégico.
La innovación española no se queda en el presente; ya está diseñando el futuro de las comunicaciones con Kreios Space y su audaz apuesta por la órbita VLEO (Very Low Earth Orbit), situada entre 150 y 400 km de altitud, mucho más cerca que la LEO tradicional (400 a 2.000 km).
La clave para operar de forma permanente en VLEO es su tecnología de Propulsión Eléctrica de Respiración de Aire (ABEP), que utiliza el aire residual de la atmósfera como combustible. Al estar tan cerca de la Tierra, los satélites se frenan constantemente por la fricción atmosférica, lo que obliga a gastar combustible para corregir la órbita. Kreios Space resuelve esto usando el aire como propulsor, creando satélites virtualmente permanentes y sostenibles. Esto no es solo una proeza técnica, es una jugada maestra económica.
Acercar la órbita tiene un triple impacto beneficioso: las imágenes de observación terrestre (como las que ya lidera Aistech Space) son tres veces más nítidas, la latencia es menor, y los costes de lanzamiento y operación se reducen a la mitad. Esta tecnología, que ha atraído financiación del Fondo de Innovación de la OTAN, es un ejemplo de cómo España está liderando la creación de una nueva generación de satélites sostenibles, seguros y más eficientes. Mientras Starlink busca maximizar el ancho de banda global, España está sentando las bases para una infraestructura espacial más económica y respetuosa con el medio ambiente orbital.
El ecosistema espacial español no compite contra Starlink; pero colabora fuertemente por la alternativa que Europa necesita: soberanía, especialización y sostenibilidad. La clave del éxito reside en no dispersar esfuerzos, sino en concentrar el talento en nichos tecnológicos como el IoT 5G, la propulsión avanzada y la capacidad de lanzamiento propia.
Con 180 satélites IoT en el horizonte y una cadena de valor industrial que abarca desde la óptica hasta los lanzadores reutilizables, España está demostrando que la nueva carrera espacial no la ganará solo quien ponga más megas o más satélites en órbita, sino quien tenga la capacidad real de controlar sus propios datos y su acceso al cosmos. La próxima década será la prueba de fuego para este modelo de innovación que combina la visión global con el control tecnológico local.
En Xataka Móvil | En la creación del "SpaceX europeo", España se ha quedado fuera. Solo por esta vez puede que no sea tan mala noticia.
.
-
La noticia
El mapa espacial español tiene 180 satélites en marcha y un arsenal de innovadores proyectos para ganarle la carrera a Starlink
fue publicada originalmente en
Xataka Móvil
por
plokiko
.
completa toda los campos para contáctarnos
¿Quieres publicar aquí?
Sólo contáctanos