En muchos países desarrollados, la proporción de trabajadores con estudios universitarios que continúan formándose tras acceder al mercado laboral supera ampliamente a quienes solo han completado la educación secundaria, según detalló la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE). De acuerdo con datos publicados por la organización, el 61% de los empleados con formación universitaria se involucran en procesos de aprendizaje a lo largo de su vida laboral, mientras que solo el 19% de quienes cuentan únicamente con estudios secundarios acceden a formación continua. Esta disparidad en la actualización de competencias se suma a otras brechas educativas y sociales señaladas en el más reciente informe de la OCDE, divulgado este martes.
El documento, al que tuvo acceso EFECOM, señala que factores como el entorno de nacimiento, el género, la situación económica familiar, la procedencia migratoria y el contexto geográfico todavía determinan en gran medida la adquisición de habilidades esenciales para el desempeño laboral en las economías avanzadas. De acuerdo con la OCDE, la alfabetización, la aritmética, la resolución de problemas y el desarrollo de competencias sociales y emocionales dependen en gran parte de estos elementos extrínsecos. Estas diferencias de origen influyen no solo en el acceso a la formación académica, sino también en las posibilidades de ascender a empleos cualificados, dificultando la equidad y la movilidad social.
La OCDE indica que las recientes transformaciones tecnológicas y el auge de nuevas demandas de perfiles cualificados han tenido escaso impacto en la eliminación de las barreras estructurales que impiden la igualdad de oportunidades en la educación y el trabajo. Aunque el mercado laboral requiere cada vez más habilidades avanzadas y especializadas, los condicionantes externos persisten, provocando desigualdades en el acceso a empleos mejor remunerados y de mayor calidad.
El informe muestra que el nivel económico familiar resulta determinante tanto en el acceso a formaciones de mayor calidad como en la inserción en el mercado laboral cualificado. Como publicó EFECOM citando a la OCDE, esta situación da lugar a que personas con menos talento accedan a programas educativos de alta calidad y a puestos de trabajo altamente cualificados para los cuales tal vez no reúnen la preparación adecuada. Esto, según el análisis de la OCDE, puede causar una pérdida de competitividad y eficiencia en los mercados laborales.
Otro aspecto desarrollado en el informe se refiere a las diferencias entre países en el impacto de las condiciones socioeconómicas y territoriales sobre la formación y el empleo. Aunque estas brechas son persistentes, la OCDE expone que la dirección eficiente de determinadas políticas públicas contribuye a su reducción. Sin embargo, en contextos de mayor desigualdad de ingresos, estas diferencias tienden a acentuarse, sobre todo entre familias rurales, que disponen de menos oportunidades que las urbanas.
Las diferencias de género también ocupan un lugar central en el análisis de la OCDE. El estudio cita que las mujeres tienden a destacar por encima de los hombres en habilidades de alfabetización, lectura, resolución de problemas colaborativos y pensamiento creativo. Por su parte, los hombres obtienen mejores resultados en matemáticas y en formación financiera, y estas diferencias se incrementan entre las personas altamente cualificadas. Esta situación evidencia la persistencia de un «techo de cristal» que limita la participación de mujeres en ámbitos de alta remuneración y tecnología. El informe subraya que, como resultado de estas diferencias, los hombres acceden a puestos con salarios un 14% superiores por hora y su tasa de desempleo es menor.
La OCDE advierte que la brecha de género se inicia en la infancia, pues las niñas ya obtienen mejores calificaciones en lectura y resolución de problemas desde etapas tempranas, mientras que los niños sobresalen en matemáticas y habilidades financieras. A pesar de ello, menos mujeres eligen carreras o formaciones ligadas a ciencia, tecnología, ingeniería o matemáticas (STEM), lo que restringe su acceso a las oportunidades laborales mejor remuneradas.
El estudio remitido por la OCDE también indica que el origen socioeconómico constituye el principal factor de desigualdad en la formación y en el acceso a los puestos de trabajo más relevantes. Las familias con mayor poder adquisitivo proporcionan no solo más apoyo financiero, sino también acompañamiento emocional y un entorno cultural favorable, lo que amplía las posibilidades de sus miembros para acceder a mejor educación y empleo. Según reportó EFECOM a partir del documento de la OCDE, los alumnos procedentes de hogares acomodados pueden prolongar su vida académica, dotándose de ventajas adicionales al momento de competir por empleos mejor considerados.
En cuanto a formación continua, considerada por la OCDE una herramienta clave para la equidad, también se constatan diferencias significativas. Quienes proceden de familias con menos recursos muestran menor acceso a programas de reciclaje o aprendizaje a lo largo de la vida, reduciendo así su capacidad de adaptación a las transformaciones del mercado laboral y al surgimiento de nuevas oportunidades.
De acuerdo con el análisis de la OCDE comentado por EFECOM, los propios sistemas educativos tienden a reforzar las desigualdades existentes, particularmente en la educación superior. El acceso a universidades de prestigio y a carreras técnicas de alta demanda sigue estando condicionado por el bagaje socioeconómico, lo que provoca que muchas personas talentosas de entornos desfavorecidos no alcancen su máximo potencial.
Finalmente, la OCDE concluye en su informe que la persistencia de las desigualdades de origen social, territorial, de género y procedencia migratoria obstaculiza el crecimiento económico global, crea ineficiencias y sostiene, e incluso magnifica, las brechas sociales en las economías desarrolladas.
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