El Senado aprueba el proyecto de ley republicano y pone a EE. UU. en una senda fiscal más peligrosa
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El Senado aprueba el proyecto de ley republicano y pone a EE. UU. en una senda fiscal más peligrosa

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Entre las piezas legislativas más costosos de los últimos años, la legislación impulsada por Donald Trump podría remodelar las finanzas del país para toda una generación.
Washington no se ha ganado precisamente una reputación de ser disciplinado fiscalmente en las últimas décadas, ya que tanto republicanos como demócratas han aprobado proyectos de ley que, poco a poco, han degradado las finanzas del país.
Pero la legislación que los republicanos aprobaron el martes en el Senado destaca por su perjuicio para el presupuesto, según los analistas. No solo un análisis inicial mostró que añadiría al menos 3,3 billones de dólares a la deuda de la nación en los próximos 10 años --lo que la convierte en una de las leyes más caras de una generación--, sino que también reduciría durante décadas la cantidad de ingresos fiscales que recauda el país. Tal déficit podría iniciar un cambio sísmico en la trayectoria fiscal de la nación y elevar el riesgo de una crisis de la deuda.
La amenaza es un reflejo del hecho de que los republicanos en el Senado han votado a favor de convertir en permanentes los recortes fiscales que el partido aprobó por primera vez en 2017. Esto significa que el crecimiento de la deuda del país, que ya se encuentra en niveles que los economistas consideran alarmantes, solo se acelerará, ya que el proyecto de ley recorta la principal fuente de dinero del país.
"Estamos ante la ley más cara probablemente desde la década de 1960", dijo Jessica Riedl, miembro del Instituto Manhattan, un grupo de investigación conservador. "El peligro es que el Congreso está amontonando billones de nuevos préstamos sobre déficits que ya están saltando".
Históricamente, los legisladores han sido incapaces de realizar un cambio tan grande en las finanzas del país sin el apoyo bipartidista, lo que ayuda a contener la cantidad de deuda que se añade cada vez.
Esto se debe a que la reconciliación, el procedimiento legislativo especial que los republicanos utilizaron para evitar las maniobras obstruccionistas en el Senado y aprobar el proyecto de ley siguiendo las líneas del partido, ha incluido durante mucho tiempo el requisito de que los proyectos de ley no pueden aumentar la deuda durante más de una década. Pero los republicanos decidieron hacer caso omiso de esa norma, basándose en un truco contable para argumentar que el costo de 3,8 billones de dólares de la prórroga de los recortes fiscales de 2017 es en realidad cero y, por tanto, pueden continuar indefinidamente.
Ese argumento no solo ha abierto la puerta a un aumento aún mayor de la deuda con el tiempo, sino que también es un indicio de que los legisladores de Washington se están tomando aún menos en serio la contención de la deuda, dijeron los analistas. Los mercados de bonos, donde los inversores de todo el mundo compran y venden la deuda del gobierno, ya han mostrado algunos signos de tensión a medida que los republicanos han impulsado su proyecto de ley.
"Si yo fuera el mercado de bonos, y tuviera visión de futuro, no solo estaría decepcionado por lo que está ocurriendo ahora, en términos de cifras reales, sino también molesto por el precedente que se está sentando", dijo Kent Smetters, economista de la Wharton School de la Universidad de Pensilvania. "Es un poco deprimente".
El costo es un punto de fricción crítico mientras el proyecto de ley vuelve a la Cámara de Representantes, donde algunos legisladores de la derecha dura han insistido en que el costo tiene que ser menor para que puedan apoyarlo. Pero reducir el impacto global del costo del proyecto de ley, que se debe en gran parte a los recortes fiscales, probablemente exigiría que los republicanos recortaran aún más la red de seguridad social, lo que supondría su propio reto político.
Incluso sin este proyecto de ley, se prevé que la deuda alcance niveles récord en las próximas décadas: la Oficina Presupuestaria del Congreso, que no es partidista, calcula que la deuda pública, que ahora es aproximadamente del mismo tamaño que la economía, crecerá hasta ser aproximadamente un 56 por ciento mayor que la economía en 2055. Según dijo Riedl, la permanencia de los recortes fiscales de 2017 podría hacer que la deuda fuera más del doble de la economía en los próximos 30 años.
El escenario catastrófico para la deuda nacional es que los inversores que prestan al gobierno acaben perdiendo la fe en la capacidad de Washington para devolverles siempre el dinero. Eso podría empujar a los inversores a empezar a esperar un tipo de interés más alto de los bonos del Estado, un cambio que podría aumentar los costos de los préstamos en toda la economía y pesar mucho en las fortunas financieras de los estadounidenses.
Al mismo tiempo, no es una gran sorpresa que persista la ley fiscal de 2017, que redujo drásticamente la tasa de ingresos individuales y amplió la deducción estándar, entre otros cambios. Los legisladores de ambos partidos vacilan a la hora de recuperar los recortes fiscales, y los inversores en bonos han esperado con toda probabilidad mayores déficits derivados de la prórroga de la ley de 2017.
"Si eres un inversor en bonos, en realidad esperabas que esto se convirtiera en ley", dijo Don Schneider, subdirector de política estadounidense de Piper Sandler, un banco de inversión, y antiguo asesor fiscal republicano. Dijo que los inversores seguirían comprando bonos del Estado, la base del sistema financiero mundial.
"Todo el mundo sabe que el presupuesto es un desastre total y que está empeorando", dijo Schneider. "Pero la gente no dice: 'El déficit va a ser realmente malo dentro de 20 años; no voy a comprar bonos del Tesoro'. Siguen haciéndolo".
Pero el proyecto de ley republicano va más allá de la simple prórroga de los recortes fiscales existentes. También introduce varias nuevas, incluidas versiones de las promesas electorales del presidente Trump de no gravar las propinas ni el pago de las horas extras. Estas políticas están programadas para durar solo hasta 2028, lo que significa que el Congreso tendrá que decidir de nuevo si amplía los recortes fiscales que expiran. Dada la popularidad de los impuestos más bajos y el apoyo demócrata a muchas de las ideas de Trump, es probable que los legisladores voten a favor de prorrogarlos, con lo que aumentaría su costo.
"De repente, se trata de una interminable cadena de recortes fiscales que caducan y de recortes fiscales temporales, una y otra vez, lo que realmente reduce los ingresos federales", dijo Brendan Duke, director principal de política fiscal federal del Centro de Prioridades Presupuestarias y Políticas, un grupo de expertos liberales.
Por ese motivo, algunos analistas presupuestarios fijan el precio del proyecto de ley del Senado muy por encima de los 3,3 billones de dólares. En primer lugar, añaden los pagos de intereses necesarios para ese endeudamiento, un costo adicional que el Comité para un Presupuesto Federal Responsable dijo que elevaría el total a 3,9 billones de dólares. Y luego, añadiendo el costo de medidas como la ausencia de impuestos sobre las propinas durante 10 años, en lugar de solo cuatro, el grupo cifra el precio del proyecto de ley en 5,3 billones de dólares.
Un golpe tan grande al presupuesto solo complicará las futuras negociaciones fiscales. Los expertos presupuestarios de Washington ya están empezando a prepararse para el inminente agotamiento del fondo fiduciario del Seguro Social en 2033, que pondría en peligro su capacidad de efectuar pagos completos a los beneficiarios. La disminución de los ingresos fiscales dificultará aún más la búsqueda de una solución para el popular programa.
"Lo más importante de este cambio fiscal es que, cuando nos enfrentemos a la insolvencia del Seguro Social en 2032 o 2033, será mucho más difícil", dijo Zach Moller, director del programa económico de Third Way, un grupo de centro-izquierda. "El próximo presidente va a estar atascado lidiando con el Seguro Social. La situación fiscal es tan mala que el próximo presidente la va a pasar mal".
Andrew Duehren cubre política fiscal para el Times en Washington.
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