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El turismo de ultrarricos ha encontrado un oasis en Kenia. Un Safari a 3.500 dólares la noche que bloquea la migración de animales

El turismo de ultrarricos ha encontrado un oasis en Kenia. Un Safari a 3.500 dólares la noche que bloquea la migración de animales

De un tiempo a esta parte se han multiplicado los conflictos entre grandes proyectos turísticos y ecosistemas frágiles: desde los megaresorts construidos junto a manglares en el Caribe que destruyen barreras naturales, hasta los hoteles levantados en zonas de anidación de tortugas o cabañas no reguladas que han degradado reservas en Nepal y Sri Lanka. Cada caso muestra el mismo patrón: la promesa de desarrollo económico inmediato frente al riesgo de dañar paisajes que no pueden recuperarse.

El último: un safari que corta las alas de muchos animales.

Un campamento en el peor sitio. La historia la contaba estos días el New York Times. La apertura del Ritz-Carlton Masai Mara Safari Camp, con sus suites de 3.500 dólares por noche, piscina de inmersión privada y vistas privilegiadas al río Sand, ha encendido una controversia que va mucho más allá del turismo de élite: para los líderes masái, guías locales y ecólogos, el complejo se ha levantado sobre una de las últimas zonas libres de construcciones y en pleno corredor por el que millones de ñus, cebras y gacelas avanzan cada año entre el Serengeti y el Mara. 

Lo que Marriott presentó como una incursión “histórica” en el safari de alta gama, muchos lo perciben como la amenaza más grave a un pasillo natural que sustenta uno de los espectáculos ecológicos más importantes del planeta. La denuncia presentada por el académico masái Meitamei Olol Dapash sostiene precisamente eso: que se ha edificado en un espacio crítico donde décadas de datos de seguimiento confirman un flujo migratorio continuo e irremplazable.

Turismo desbordado. El Ritz-Carlton no es un caso aislado, sino el símbolo más reciente de un crecimiento que se ha vuelto explosivo: de 95 campamentos en 2012 a 175 en 2024, un incremento que los expertos consideran incompatible con la capacidad ecológica del Mara. El ascenso del turismo ha multiplicado los vehículos que persiguen animales fuera de pista, deterioran la vegetación y acorralan depredadores, como en el vídeo viral de 2023 en el que decenas de coches cerraron un círculo alrededor de dos guepardos mientras cazaban.

A ello se suman las aguas residuales vertidas a los ríos, la contaminación lumínica de los campamentos y el ruido que altera las rutas nocturnas de la fauna. Diversas especies ya han desaparecido del Mara (como el perro salvaje africano o el oryx) en un proceso que los investigadores describen como una relación inversamente proporcional: cuando la industria turística crece exponencialmente, la fauna disminuye de la misma manera.

Rz Nbomr Sundowner 36205 Feature Hor Ritz-Carlton

Un permiso excepcional. La indignación creció cuando se supo que la construcción del Ritz-Carlton se autorizó pese a la moratoria de 2023 que prohibía levantar nuevos lodges dentro de la reserva. La aprobación se sustentó en una “exención única” firmada por la jefatura del presidente William Ruto, un gesto que los activistas interpretan como el pórtico para una avalancha de proyectos de lujo sin control. 

Aún más desconcertante, según el Times, es la polémica sobre la supuesta consulta comunitaria: firmas de masáis que aseguran no haber participado en ninguna reunión, documentos cuestionados y un clima de vulnerabilidad que hace pensar a muchos que los más poderosos daban por hecho que nadie protestaría. Para los habitantes del Mara, la sensación es que el proceso se saltó deliberadamente pasos esenciales de evaluación ambiental y participación local.

Rz Nbomr Two Bedroom Suite View 12602 Feature Hor Ritz-Carlton

Un muro para bloquear a los animales. El campamento, al parecer, está rodeado por una pared improvisada de tierra y hierba que impide ver el interior y que, según guías locales, ya muestra marcas de animales intentando cruzarla o treparla. Es, si se quiete también, un símbolo incómodo: un refugio de lujo blindado del resto del entorno y de las comunidades que viven a escasos metros.

Para muchos guías masái, la barrera encarna una idea peligrosa: que los visitantes pueden disfrutar del ecosistema sin tener que enfrentarse a sus problemas reales, aislados de la presión que los campamentos ejercen sobre el territorio. Conservacionistas africanos llevan años pidiendo modelos de alojamiento con huella mínima (menos habitaciones, estructuras desmontables, impacto reversible) y una transición hacia conservancies más pequeñas y sostenibles, pero la presencia de grandes cadenas amenaza con invertir esa tendencia.

La línea que no debe cruzarse. La paradoja es profunda: las comunidades masái saben que el turismo es su principal fuente de ingresos y no desean detenerlo. Hospitales, escuelas y becas existen gracias a los visitantes. Lo que reclaman es un modelo que no destruya aquello que les da vida. Para muchos, el problema no es Marriott en sí, sino su ubicación exacta: colocar un complejo permanente en un corredor migratorio sienta un precedente peligroso que podría abrir la puerta a futuras edificaciones en zonas igual de sensibles. 

Activistas jóvenes como Emmanuel Sananka insisten en que la lucha no es contra el turismo, sino contra un modelo que ignora la voz local y prioriza la rentabilidad sobre la conservación. Frente a ello, Marriott defiende que su campamento genera empleo (el 90% del personal es keniano, y el 40% local) y que cumple la normativa ambiental, pero la desconfianza persiste.

Ecosistema al límite. En definitiva, el conflicto revela un choque entre dos visiones del Mara: la del lujo global que lo ve como escenario exclusivo y la de las comunidades y científicos que lo consideran un sistema vivo y frágil donde cada metro cuadrado importa. El Ritz-Carlton encarna ese punto de tensión: un proyecto demasiado grande, demasiado fijo y situado en el peor lugar posible. 

La decisión judicial que se tome no solo determinará si el campamento permanece o se retira, sino el rumbo de todo el modelo turístico del Masai Mara en la próxima década. De lo que se decida depende que la Gran Migración siga fluyendo como durante millones de años… o que empiece a fragmentarse por la misma presión humana que dice venir a admirarla.

Imagen | Vencha, Ritzcarlton 

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La noticia El turismo de ultrarricos ha encontrado un oasis en Kenia. Un Safari a 3.500 dólares la noche que bloquea la migración de animales fue publicada originalmente en Xataka por Miguel Jorge .

Noviembre 26, 2025 • 11 días atrás por: Xataka.com 48 visitas

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