Madrid, como la mayoría de las grandes metrópolis modernas se ha ido expandiendo a base de anexionarse núcleos de población limítrofes. Cada una de esas poblaciones anexionadas tiene su propia historia y, algunas de ellas, deja curiosidades como que sus calles sean testigos del árbol genealógico de la familia propietaria de los terrenos sobre los que se levantaría todo un distrito que en 2023 acogía a unos 143.000 habitantes.
El distrito de Usera, situado al sur de Madrid, es conocido hoy por su ambiente multicultural, sobre todo por la celebración del Año Nuevo Chino que organiza la comunidad china residente en la zona.
Sin embargo, no muchas personas han reparado en una peculiaridad en los nombres de sus calles. Un apellido se repite insistentemente en su callejero: Usera. El motivo es que, parafraseando a la escritora y periodista Nieves Concostrina, Usera, antes de ser un barrio, fue un señor. Podemos añadir que, además, tenía mucha familia.
La historia de una familia con código postal
En el callejero de Usera podemos encontrar nombres como Nicolás Usera, Mariano Usera, Marina Usera, Luis Usera, Amparo Usera, Gabriel Usera e Isabelita Usera todos ellos, como es más que evidente, señalando que el nombre de Usera no nació de la casualidad.
Todo se remonta a finales del siglo XIX, cuando José del Río conocido como "el Tío Sordillo", un terrateniente del sur de Madrid, dejó en herencia a su hija, Carmen del Río Fernández, unas tierras al norte de Villaverde. Esta rica heredera contrajo matrimonio en 1904 con Marcelo Usera, el hijo de una familia burguesa venida a menos que no hacía mucho había regresado de la malograda Cuba.
Marcelo Usera se había incorporado, como tantos otros jóvenes de la época, al servicio militar, donde continuando en la carrera militar hasta 1924 con el grado de teniente coronel. Paralelamente, el joven Usera ya había demostrado ser hábil con la gestión obteniendo reconocimiento con las actividades ganaderas en las tierras que había heredado su esposa.
Como nota curiosa y muestras de lo mucho que estaba prosperando Marcelo Usera con la gestión del patrimonio de su esposa, la Real Academia de la Historia recoge que el mismísimo Alfonso XIII corrió con los gastos de tramitación del título en Derecho del militar tras conocerle en una feria de ganado en 1912.
Un "barrio Salamanca" para el pueblo
Sin embargo, pese a ese éxito ganadero, las tierras situadas al sur de Madrid no eran lo suficientemente rentables como para dedicarlas a cultivo. Inspirado por el Marqués de Salamanca y su proyecto urbanístico que dio pie al señorial barrio de Salamanca, Usera decidió dedicar esas tierras poco dadas al cultivo como punto de partida para un asentamiento para un nuevo barrio obrero con casas asequibles para los trabajadores.
Colegio Público Marcelo Usera, construido sobre terrenos donados por Marcelo Usera
Usera aprovecharía las facilidades de le daba la denominada "Ley de las casas baratas" de 1911. Bajo esta ley, el terrateniente obtenía exenciones fiscales y se facilitaba la transformación de suelo rústico en suelo urbanizable, incrementando de ese modo el beneficio económico por la revalorización de los terrenos. De ese modo, impulsando la construcción de casas más baratas, no incurriría en los problemas económicos a los que se enfrentó el proyecto del Marqués de Salamanca.
Tal y como recoge el portal de Telemadrid, la primera colonia que proyectó el rico terrateniente se llamó "Colonia Salud y Ahorro", aunque finalmente terminó por llamarse "Colonia Moscardó". El desarrollo urbanístico de esta primera colonia seguía las directrices de las colonias obreras de la época. Una calle principal atravesada por pequeñas calles perpendiculares.
Un callejero convertido en árbol genealógico
Como militar que era, Usera comenzó nombrando sus calles con nombres de militares ilustres, principalmente pertenecientes al cuerpo de La Legión que años antes había fundado Millán-Astray. No obstante, pronto se le acabaron los nombres de militares, por lo que comenzó a echar mano de su propio árbol genealógico y allegados.
De ese modo, el callejero de Usera se convirtió así en un pequeño homenaje familiar: la arteria principal sería la calle Marcelo Usera, que con sus casi dos kilómetros sirve de columna vertebral para el barrio, con la que se cruzan calles como Mariano y Nicolás Usera, hermanos de Marcelo.
Esquina de la calle Amparo Usera y Nicolás Usera
A Su esposa Carmen del Río, Usera le dedicó una plaza. Merecido reconocimiento para la heredera propietaria de los terrenos sobre los que se alzaba el nuevo barrio. Amparo Usera, ahijada de Carmen y Marcelo, tiene una calle simbólicamente situada en paralelo con la de su rico padrino y lindando con plaza de su madrina.
Tal y como destaca la creadora de contenido Sélpide en el perfil en TikTok de Madrid Secreto, Marcelo no se conformó con honrar a los familiares de primer grado. Numerosos sobrinos del terrateniente y urbanista como Antonia, Gabriel, Luis, Marina o Isabelita Usera también son ahora nombres de calles. Incluso la abuela materna de Marcelo, Isidra Jiménez y su cuñada, Marina Vega, aparecen en el callejero de Usera.
Agotados los nombres del clan Usera, los honores comenzaron a extenderse a amigos de la familia, como Carmen Bruguera, José Anespere y Pablo Ortiz, e incluso a empleados, como Felipe Díaz que, de acuerdo a lo publicado por Infousera, fue el administrador que diseñó el trazado de las calles y cuya casa se conserva en ella. Su hija, Perpetua Díaz, también cuenta con una calle en el barrio.
Además de homenajear a sus familiares y amigos con nombres de calles como si fueran estampitas, Marcelo Usera también quiso honrar a quienes intervinieron de forma directa en el éxito del proyecto urbanístico.
Entre esos nombres destacan el de Gumersinda Rosillo y Jesús Montoya dos de los primeros habitantes del nuevo barrio. En su vídeo, Sélpide también destacaba el nombre de Máximo Carazo, primer farmacéutico de Usera, que facilitaba agua limpia de su pozo a los habitantes del nuevo barrio.
Desde su urbanización, este rincón del sur de Madrid se ha caracterizado por la peculiaridad de los nombres de sus calles, que recuerdan en cada esquina que nacer en la familia adecuada puede hacer que un nombre siga siendo recordado décadas más tarde, aunque su único mérito sea tener el apellido adecuado en el barrio correcto.
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Imagen | Real Academia de la Historia
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En Madrid hay un barrio que, antes que barrio, fue una poderosa familia: su árbol genealógico está en cada calle
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Rubén Andrés
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