Entrevista a Gianfranco Svidercoschi: “León XIV superó por bastante los 89 votos que necesitaba”
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Entrevista a Gianfranco Svidercoschi: “León XIV superó por bastante los 89 votos que necesitaba”

Si existiera un decano vitalicio de los vaticanistas, ese cargo recaería en forma indiscutida en Gianfranco Svidercoschi. Biógrafo de Juan Pablo II, partió su carrera como enviado de la agencia italiana Ansa al Concilio Vaticano II en 1962 y después trabajó durante años en L’Osservatore Romano, el diario oficial del Vaticano, del cual fue subdirector. Ha cubierto siete cónclaves. Sin embargo, reconoce que este lo golpeó y emocionó especialmente, incluso más que el de 1978, cuando, recuerda, “pedí que no prepararan en el diario la biografía de Wojtyla como cábala para que no lo hicieran Papa”. “Es verdad, Prevost es diferente, tendrá que hacer cosas diferentes”, dice, “pero siento que el espíritu es el mismo, no es igual, pero es igual”.
En su casa en el noreste de Roma, en la zona de Monte Mario, tiene un despacho no solo cubierto de libros, sino también de decenas de fotos. Destaca en especial una, donde aparece junto a Juan Pablo II en 1983. En esa época, relata, la Secretaría de Estado le decía que no debía ir a Polonia, porque era riesgoso. Entonces, “me junté con él, yo acababa de volver de Polonia, y le dije que tenía que ir, que era importante”. En ese momento, recuerda Svidercoschi, el Papa no le respondió, pero al despedirse “se me acercó al oído y me dijo, ‘yo la decisión de ir a Polonia ya la tomé, voy a ir’”. Esa es una de muchas experiencias que acumula y que le permiten mirar hoy con perspectiva el actual panorama que se vive en el Vaticano y la elección de León XIV.

Usted empieza uno de sus libros sobre Francisco -Il Papa che divide- diciendo que la decisión más importante que deberá tomar su sucesor es ¿dónde vivir? ¿Cree que el Papa León XIV vivirá en Santa Marta o en los palacios apostólicos?
Cada vez que he repetido eso en estos días se burlan de mí, me dicen que hay problemas más importantes, y yo les digo, lo que pasa es que ustedes piensan en las cosas del vértice, pero no piensan en el pueblo. Si él decide vivir en Santa Marta seguirá creando problemas, porque ese es un lugar con mucho tráfico, cerca de una puerta del Vaticano. El propio Papa Francisco muy luego dejó de visitar el primer piso, comer con los demás, porque dijo que una vez había sido usado. Eso lo dijo él, “fui usado”. Entonces él vivía en el segundo piso. La idea, además, de que él había decidido no subir a los palacios apostólicos porque era un “embudo”, como se dice en italiano, no es verdad. Pero más allá de eso, si este Papa sube a vivir a los palacios apostólicos, ¿qué dirá la gente? Su única salvación es que fue misionero, estuvo entre los pobres, 20 años en América Latina, y después se declaró el sucesor de Francisco, entonces no podrán decir que él pone de lado a los pobres. Pero si hubiera sido nombrado otro, Parolin por ejemplo, habría sido muy complicado. Esas son las cosas que el Papa Francisco nunca tomó en cuenta y causaron problemas. El Papa era muy instintivo.
¿Usted cree que León XIV irá a vivir a los palacios apostólicos?
Hasta ahora ha dicho que provisionalmente vivirá donde estaba residiendo, pero yo creo que subirá. Es la cosa lógica, es funcional, no es un problema. Está cerca, además, de la Secretaría de Estado… Yo creo que va a vivir ahí.
¿Cuál fue su primera impresión del Papa León XIV?
Por primera vez no me importó -es un poco complicado explicarlo, pero espero se entienda- que hubieran elegido a un Papa no italiano. Cada vez aquí nos maravillábamos porque no habían elegido un Papa no italiano. Esta vez para mí fue la cosa más natural del mundo. Incluso, algunos títulos de diarios eran divertidos, “un americano en Roma”, como la película, pero por qué insistir sobre el “americano”. Esta Iglesia es finalmente universal. Con Wojtyla se produjo el quiebre después de 400 años, luego -mire lo que es la historia de la Iglesia- vino un Papa alemán, es decir, siempre de Europa. Después viene Sudamérica y se cancela el monopolio europeo sobre el papado. Y pensaba antes del cónclave que se volvería a Europa, pero mire la inteligencia que hay detrás de todo esto. Primero dos papas europeos, ahora, dos papas de América. Después vendrá África o Asia.
¿El hecho de que sea de Estados Unidos le llamó la atención?
Es estadounidense hasta cierto punto, le dicen también el anti-Trump, pero nada de eso me parece importante. Hay que destacar la valentía de los cardenales que no tuvieron en cuenta ese asunto.

Sorprende el proceso de la elección y la capacidad de los cardenales para ponerse de acuerdo tan rápido, considerando lo que se decía antes del cónclave.
En mi último libro, que es sobre Wojtyla, digo que seguramente ahí estuvo el Espíritu Santo, porque había también dos bloques muy contrapuestos, pero, dejando de lado eso y bajando algunos escalones, en ese cónclave también había personas, como el cardenal austríaco Köring, que fueron clave. Lo que me preocupaba ahora era que no hubiera grandes personajes. Pero al final lo que paso, si es verdad lo que me dijeron, es que la candidatura de Parolin saltó el primer día y entonces se pusieron a trabajar los kingmaker… Y la cosa más interesante, que hasta ahora nadie ha querido confirmar, es que cuando se cerraron las puertas de la Capilla Sixtina algunos jóvenes cardenales africanos se levantaron y pidieron expresamente hablar antes de votar.
¿Por eso entonces la fumata del primer día se retrasó?
Por eso, claro. Toda la historia de que fue la meditación o de que los cardenales no estaban habituados a participar en un cónclave, no es verdad. Ellos quisieron hablar.
Pero siempre se dice que en la Capilla Sixtina no se habla, solo se vota.
En cambio, esta vez hicieron eso. Yo inicialmente pensaba, o al menos había algunos que decían que eran los cardenales conservadores los que habían querido hablar en la Sixtina. Sin embargo, los que hablaron fueron los cardenales africanos, y lo que querían decir era “nosotros también contamos”, “queremos tener una voz en la decisión”. Por eso se demoró el primer día y también por eso después fue mucho más fácil la elección. Si ellos hubieran tratado de apoyar a Tagle, por ejemplo, quizá se habrían dividido, pero juntos asiáticos, africanos y Oceanía son 45 votos, la mitad.

¿La decisión de intervenir de los candidatos africanos pudo ser fundamental?
Fundamental. Una vez que se vio que Parolin no podía, se movieron tres personas, uno fue Erdô, el húngaro, que quizá inicialmente pensaba que tal vez él podía lograrlo si le decían que no a Parolin, pero no creo, creo que sabía que sería difícil. El otro, y lo puedo entender mejor, porque es un bergogliano, es Aveline, el arzobispo de Marsella. Del tercero no me dieron el nombre preciso, pero me dijeron que era un cardenal de Estados Unidos, de los trumpistas, los conservadores, uno entonces que asegurara a ese sector que la elección de Prevost era una buena elección. Y lo último, que no lo he dicho, es que Parolin comenzó a mirar quién podía ser en lugar de él, una decisión que se facilitó por el hecho de que se había propuesto a Grech, el cardenal maltés y secretario general del Sínodo, que es un gran carrerista, arribista e incluso en el lecho de muerte del Papa intentó lograr que el sínodo continuase hasta 2028. El miércoles terminó así y el jueves, ya muy rápido, en dos votaciones, quedó claro, y parece que al final Prevost superó por bastante los 89 votos. Evidentemente es una elección muy clara y que la logran hacer muy rápido. La de Bergoglio en 2013, en cambio, fue una elección que ya estaba preparada, entonces fue clave América Latina. En ese momento, además, con todos los escándalos de Roma, se necesitaba a Bergoglio, estoy convencido de eso. Ahora dicen que soy opositor a Francisco, pero en esa época estaba completamente de acuerdo con él, porque tener un Papa que dijera “volvamos al Evangelio”, ¿podías decir que estaba equivocado? Era la cosa mejor del mundo. Decía la fe no es una doctrina, la moral no es un ¡no, no, no!, la evangelización no es un trabajo de funcionarios. Entonces estaba todo ahí. Pero él después se bloqueó. Yo creo que quedó un poco prisionero de su éxito, porque un Papa que fue dando entrevistas, haciendo autobiografías, después se fue encerrando cada vez más. Tomaba sus decisiones casi solo. Ahora es difícil lo que viene para su sucesor y no es sólo por la decisión de dónde va a vivir.

¿La situación y el ambiente en la curia no son muy buenos después de Francisco?
No, no es bueno. Él hizo dos de las cosas que le pidieron en el cónclave. Él siempre decía, me pidieron dos cosas, la reforma de la curia y la definición de la colegialidad episcopal. Y él no hizo ninguna de las dos cosas. Hizo una reforma de la curia, pero ¿cómo la hizo? Sólo jibarizando a la Secretaría de Estado, que al final ya no tenía ningún valor, ese trabajo lo hacía él con dos personas más. Por eso era peligrosa una elección de Parolin, porque seguramente lo apoyaba todo el aparato, la diplomacia, los curiales, y habría sido una suerte de revancha frente a lo que hizo Francisco. Yo conozco, por ejemplo, a Giovanni Battista Re desde hace una vida, y en el discurso que hizo en la misa antes del cónclave, nunca citó a Bergoglio. Citó a Pablo VI y a Juan XXIII. Después, en el intercambio de la paz le fue a decir a Parolin “doppi auguri” (felicitaciones dobles), uno porque se volvía él desde ese minuto el decano al interior de la Sixtina y ¿la otra felicitación? Él estaba convencido de que sería Parolin el Papa.
¿Qué cree que se puede esperar de León XIV, será capaz de unir a la Iglesia?
Sí, él ya es un puente, su historia es un puente. Nació en Chicago, misionero, después fue también arzobispo, conoce la curia. Ya lo ha hecho. En Perú logró colaborar con todos. No será un Papa dictador. Le volverá a dar peso a la Secretaría de Estado en cierta medida, con las ideas de renovación que quizá también tenía Bergoglio, pero más reguladas. Debe haber una reorganización de la Iglesia. Ahora es verdad que también deberá recuperar la autoridad de la Iglesia. En el caso de Ucrania algo tiene que decir, lo mismo en el caso de China. Yo como creyente me avergüenzo de pertenecer a una Iglesia que hace un pacto secreto con un régimen opresor, con eso el Papa Francisco mató a la Iglesia Católica clandestina.
¿Usted cree que el nuevo Papa puede reivindicar esa autoridad mundial de la Iglesia?
Sí, no tengo duda.

¿Con el mundo complejo que se está viendo hoy, con Trump, con Putin, es posible hacer alguna comparación, manteniendo las diferencias, entre lo que pasó en 1978 con la elección de un polaco como Karol Wojtyla y ahora, con un estadounidense?
Esta mañana me vino a ver un equipo de TV polaco y mientras estaban me llamó mi cuñado, y me dijo: ¿Qué te parece el Papa? Y luego agregó: “Sabes, me recuerda a Wojtyla”. León XIV es diferente, el mundo es diferente, él tendrá que hacer cosas diferentes, pero creo que el espíritu es el mismo. No es igual, pero es igual. Este es el séptimo cónclave que sigo y tuve una sensación especial, distinta, quedé golpeado incluso más de lo que me pasó en 1978 cuando en el diario no había pedido hacer la biografía de Wojtyla por cábala, esperando que no lo hicieran Papa. Además, al verlo, estoy fascinado por esta normalidad que volvió a la Iglesia.
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