Es algo más que una discrepancia
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Es algo más que una discrepancia

Se hizo un lugar común afirmar que Boric y su gobierno habían cambiado. Que habían aprendido y una nueva visión más “social-democrática” caracterizaba su actuar. Sin embargo, cuando se acerca el fin del gobierno y resulta previsible la derrota de Jeanette Jara, no parecen primar en ellos preocupaciones de gobernante sino ajetreos de campaña y anticipos de un duro rol opositor a un próximo gobierno.
Lo social democrático se desdibujó totalmente luego de la derrota aplastante de Tohá. Apruebo Dignidad cerró filas tras la candidata del PC. La cultura histórica de izquierda también se resiente al contrastar el sufraguismo de Elena Caffarena y Recabarren con sus actuales intentos de desalentar el voto obligatorio y el de extranjeros residentes; o su abominación de la izquierda concertacionista; o su entronización como candidatos parlamentarios oficialistas a ex convencionales del Apruebo; o sus casos de corrupción. No es que el electorado se derechizó; es que esa izquierda se despopularizó.
La reacción del Presidente Boric y su entorno al informe del Banco Central cuestionando el impacto negativo sobre el empleo de algunas de sus medidas, es elocuente. “Tengo una discrepancia…” dijo el Presidente y salieron tras él la ministra Vallejo más diputados del PC y FA a criticar no solo al informe, sino a veces incluso a la institución Banco Central. Las medidas cuestionadas por ese informe eran de las pocas con que este gobierno vestía su obra y la de su ministra-candidata Jeannette Jara. Optaron por negar lo evidente. Sin embargo, como señaló el ex presidente del Banco Central, José de Gregorio, el alza de salarios de que tanto se ufana el gobierno, ha tenido “una reducción más que compensatoria en el empleo”. En otras palabras, la participación del ingreso de los trabajadores en el ingreso total del país ha disminuido por acción de su gobierno. (No se extrañen de su actual crisis electoral y de convicciones).
Ahora han sumado la “negociación ramal” de desastrosas consecuencias en la productividad y para las pymes, mientras crece el aparato público en funcionarios, remuneraciones groseras e ineficiencias. Demuestran, más allá de palabras, que el crecimiento, la inversión y el empleo no son su prioridad. Concluyen además que es buen momento para reabrir la discusión sobre el aborto y la eutanasia a ver si algún actor político muerde el anzuelo como ocurrió con el segundo texto constitucional.
Puede sonar suspicaz, pero detecto señales de que, sabiéndose perdedores, se aprontan para ser nuevamente refundacionales en oposición a un futuro gobierno. Por eso es vital que sean también derrotados en la elección parlamentaria. Chile necesita orden, seguridad, empleo e inversión, otra salud y educación, todos objetivos que tienen como requisito básico para alcanzarlos, que los actuales gobernantes no tengan poder para entrabarlos.
PorÓscar Guillermo Garretón, economista
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