Como si fuera un juego del gato y el ratón, 'Killing Eve' es una de esas series que entran en tu vida y terminan convirtiéndose en una obsesión deliciosa. Lo que empieza siendo un thriller de espionaje relativamente convencional se transforma, episodio a episodio, en una historia retorcida, divertida, elegante y absolutamente magnética sobre dos mujeres destinadas a encontrarse… y a destruirse mutuamente.
Jodie Comer y Sandra Oh están magnéticas interpretando a una asesina impredecible y juguetona obsesionada con una agente inteligente y frustrada que descubre que la persecución le despierta algo más que adrenalina. En un panorama de thrillers saturado de fórmulas repetidas, esta serie destacó por su frescura, su humor negro, su sensibilidad queer y su capacidad para reinventarse en cada temporada. Y sí: todos sabemos que el final no estuvo a la altura, pero nada de eso borra que fue una auténtica joya durante la mayor parte de su recorrido.
Para empezar, pocas series han construido una dinámica tan adictiva como la que tienen Eve Polastri y Villanelle. Su relación se mueve entre la fascinación, el deseo, el peligro y la pura locura, y lo hace con una naturalidad extraordinaria. No es solo química, es una energía que impulsa la narración, que define cada giro y que mantiene al espectador pegado a la pantalla incluso en los momentos más tranquilos.
Otro de los grandes logros de la serie es el retrato de Villanelle como personaje. Lejos del típico asesino frío y calculador, aquí encontramos a alguien infantil, encantador, impredecible, con un sentido del humor afilado y una presencia que domina cualquier escena. Es uno de los personajes más memorables de la televisión reciente, porque es capaz de cambiar de emoción -y de disfraz- con una habilidad fascinante.
Además, la serie también brilla por su tono único, una mezcla de thriller, comedia negra y retrato psicológico que nunca deja a un lado la coherencia. Por otro lado, la historia también mantuvo una identidad visual y narrativa que la convirtió en un producto sofisticado, estilizado y siempre sorprendente. Es una serie que se permite ser elegante y absurda a la vez, oscura y juguetona, violenta y divertida.
No se queda en la superficie ni en el típico juego de persecución, sino que profundiza en lo que la atracción por el peligro puede hacerle a una persona que creía tener su vida bajo control. Eve, al principio casi gris, se va desdibujando y transformando a través de su vínculo con Villanelle, y ese viaje emocional es uno de los pilares más fascinantes de toda la serie.
Sus localizaciones europeas, su diseño de vestuario -especialmente el de Villanelle, ya convertida en icono pop-, y su capacidad para rodar la violencia con humor, hacen que cada temporada tenga momentos que se quedan grabados.
Y aunque es cierto que el final no estuvo a la altura, esto no debería eclipsar la obra en su conjunto. 'Killing Eve' es brillante, irreverente, emocionante, divertida y emocionalmente compleja. Su final puede haber sido discutible, pero la serie es sencillamente genial y sigue siendo una recomendación imprescindible.
En Espinof | El final de 'Killing Eve' no ha gustado al autor de las novelas originales: "Es una reverencia a lo convencional"
En Espinof | Las mejores series de 2025
-
La noticia
Es uno de los mejores thrillers de los últimos años y está en Netflix. Un cóctel perfecto de espionaje, humor negro y una química explosiva
fue publicada originalmente en
Espinof
por
Belén Prieto
.
completa toda los campos para contáctarnos