Si Europa no se quiere congelar de frío este invierno va a tener que pagar mucho más por el gas. Se lo puede agradecer a China
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Si Europa no se quiere congelar de frío este invierno va a tener que pagar mucho más por el gas. Se lo puede agradecer a China

El invierno ha dejado a Europa con las reservas prácticamente vacías y necesita alcanzar un nivel del 90% antes de noviembre. Mientras tanto, China se ha perfilado como un competidor directo en el mercado global del gas, poniendo a Europa en una carrera contrarreloj para garantizar su suministro antes de que los precios se disparen.
En corto. La Unión Europea tendrá que gastar 10.000 millones de euros más que el año pasado para rellenar sus reservas de gas, según el medio Financial Times. El motivo detrás de este incremento se debe a un invierno más frío, un aumento de la demanda por menor generación renovable y mayor dependencia al Gas Natural Licuado.
El trasfondo. Todo empezó con la guerra en Ucrania, ya que hasta ese momento Rusia suministraba cerca del 40% del gas a la UE. Sin embargo, las represalias y sanciones comerciales redujeron drásticamente ese suministro, hasta el punto de que se ha firmado un acuerdo para cerrar totalmente las exportaciones en 2027, según Euronews.
Un círculo vicioso. El bloque europeo tuvo que buscar otras alternativas, como el GNL importado de Estados Unidos y Qatar. Sin embargo, siguió suministrándose de gas ruso a través de terceros países o mediante los llamados "buques fantasmas". Al mismo tiempo, la Unión Europea se vio atrapada en un ciclo de inestabilidad de precios, provocado en parte por la dependencia del mercado spot para las compras de GNL. Como ha explicado el medio londinense, esta situación provocó que los gobiernos compitieran entre sí para asegurar cargamentos, inflando los precios y generando distorsiones en el mercado.
Flexibilidad en el almacenamiento. Ante las dificultades para mantener las reservas al 90 %, la Comisión Europea está considerando otorgar mayor flexibilidad en el objetivo de almacenamiento, especialmente después de que Alemania –el país más dependiente del gas– solicitara ajustes para evitar picos de precios en verano. No obstante, en paralelo, Alemania ha alcanzado un acuerdo con Francia para recibir respaldo energético a través del suministro de energía nuclear. Un movimiento estratégico que busca asegurar su estabilidad energética mientras se reajustan los objetivos de almacenamiento. Esta medida pretende aliviar la presión sobre los mercados, aunque genera incertidumbre debido a la posibilidad de que los cambios no se promulguen a tiempo.
El dilema de la recarga. Según Ano Kuhanathan, analista de Allianz Trade, ha declarado al Financial Times que muchos comerciantes de gas están retrasando la recarga de reservas, esperando que los precios bajen aún más. Sin embargo, esta actitud podría generar un aumento brusco de la demanda al final del verano, disparando los precios justo antes del invierno. Además, Peder Bjorland, vicepresidente de comercio de gas de Equinor, ha advertido en el mismo medio que Europa tendrá que pagar precios más altos para superar la competencia asiática si la demanda de China repunta.
China, un factor determinante. El mayor comprador mundial de gas natural licuado es China. El año pasado, la demanda china de GNL se redujo debido a un clima inusualmente favorable y a la desaceleración económica. Esta caída en el consumo permitió a Europa acceder a cargamentos que, de otro modo, habrían ido a Asia, contribuyendo a estabilizar los precios en el corto plazo.
Sin embargo, las proyecciones para los próximos meses indican un posible repunte en la demanda asiática. La tregua comercial entre Pekín y Washington, anunciada recientemente, podría activar un incremento en la actividad industrial china, lo que elevaría la demanda de GNL, según estimaciones del Financial Times. Además, un verano caluroso en Asia puede aumentar aún más el consumo de gas, poniendo a Europa en una situación de competencia directa con compradores asiáticos. Según analistas de Morgan Stanley para el mismo medio, esta presión adicional impulsaría los precios del gas hasta un 10%.
Un actor decisivo. Durante la guerra comercial con Estados Unidos, Pekín insinuó que podría vender gas natural licuado estadounidense a Europa, pero la situación ha tomado un matiz totalmente distinto. Ahora resulta clave observar el desarrollo del gasoducto Power of Siberia 2 con Rusia, así como la capacidad de China para producir su propio GNL. Dejando abierto el marco del futuro energético global.
Imagen | Pixabay
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Alba Otero
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