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Falsa amante y viuda negra: la extorsión de la misteriosa detenida que se volvió viral

Lidia L.: foto de su cuenta de TikTok

Lidia Esther L. fue arrestada la semana pasada en Choele Choele, provincia de Rio Negro. La joven de 20 años había regresado a la casa de su familia con un pedido de captura de la Justicia porteña sobre su cabeza. El Juzgado N°49, a cargo de la magistrada Angeles Maiorano, la buscaba por un caso de robo, denunciado a mediados de este año.

Así, Lidia, la presunta ladrona que volvió a esconderse con papá y mamá, fue seguida por la Policía de su provincia. Las típicas fotos de comisaría tomadas tras su captura fueron difundidas de manera oficial, con una breve historia que no incluía su cara, o su nombre; las autoridades rionegrinas apenas dijeron que una mujer había sido arrestada en Choele Choel, con un pedido de captura firmado a casi mil kilómetros de distancia.

La misteriosa mujer detenida se volvió viral en cuestión de días. Un reel de Instagram que repitió su historia acumuló 4,8 millones de vistas.

Lidia L. tras su arresto

Ayer jueves, la DUOF General Roca de la Policía Federal se disponía a trasladar por tierra a Lidia L. a la Comisaría Vecinal 12A de la Policía de la Ciudad, tras una orden de la jueza Maiorano, que espera indagarla en las próximas horas. ¿Por qué la buscaban, en primer lugar? El contenido de la denuncia en su contra se mantenía en reserva. Fuentes en Tribunales evitaron responder las consultas de este cronista.

En las últimas horas, Infobae accedió a la historia completa. Para la Policía de la Ciudad, para la Justicia, Lidia L. es una posible viuda negra, y una al menos audaz.

La foto difundida tras el arresto de Lobo

La denuncia contra Lidia L.

El caso comenzó con una denuncia formulada en una comisaría de la Policía porteña el 2 de abril último. Allí, un hombre señaló a la mujer rionegrina con nombre y apellido.

En su testimonio, según el sumario de aquella mañana, el hombre aseguró que había conocido a Lidia hace, al menos, un año. Así, comenzaron una relación esporádica. Se veían para tener sexo. El hombre llamaba; Lidia venía. La mujer se quedaba en su departamento por varios días, y luego se iba.

El denunciante la llamó para otro encuentro aquel mes. Lidia llegó al atardecer. Al mediodía siguiente, seguía allí. Cerca de las 13 horas, Lidia dijo que se le antojaba un fernet con Coca Cola. La mujer rionegrina lo preparó y le dio un vaso a su anfitrión.

La escena, poco a poco, se fundió a negro. El hombre despertó siete horas más tarde, con un dolor de cabeza feroz. Lidia ya no estaba allí. No era lo único que faltaba tampoco.

Lidia L. posa en su perfil de TikTok, hoy en desuso

El hombre tomó nota de lo que faltaba. Descubrió que no estaban allí:

. Un millón de pesos en efectivo.

. Su iPhone 11.

. Una licuadora.

. Una juguera.

. Una filmadora Sony.

. El CPU de su computadora de escritorio.

. Dos valjijas, como para llevarse todo.

El hombre logró contactar de vuelta a Lidia, que, aparentemente, no había bloqueado su contacto. Le exigió que le devuelva lo supuestamente robado. De acuerdo a la denuncia, la mujer rionegrina puso sus condiciones. Le respondió: “Pagame un millón y medio de pesos y te lo doy”.

La víctima, lejos de ceder, denunció.

El otro nivel de las viudas negras

El caso de Lidia, si es que es culpable, es parte de una tendencia en el mundo de las viudas negras porteñas. Algunas, lejos de la clásica táctica de conocer a un extraño en un bar, drogarlo de inmediato y desvalijarlo, entablan vínculos breves con sus blancos. Algunas, por ejemplo, tienen sexo con ellos en una cita previa, al menos de acuerdo a los testimonios de los denunciantes. Otros, incluso, reconocen relaciones esporádicas con sus ladronas armadas con clonazepam y una sonrisa.

En julio último, el juez Martín Peluso procesó con prisión preventiva a Juliana J., alias “Agustina”, oriunda del barrio La Loma en Lomas de Zamora. Fue acusada de desvalijar a un informático de la zona de Palermo, un hombre 20 años mayor que ella, al que había conocido con Tinder.

Juliana J. tras ser detenida por la Policía de la Ciudad

Tuvo sexo con la víctima en la noche previa al ataque, al menos, según la víctima misma. A la noche siguiente, volvió. Tras drogarle el trago, le habría robado 23600 dólares, un par de lentes Gucci y seis botellas de champagne francés. Empacó todo en dos valijas, pidió un auto de aplicación y se fue. La Policía de la Ciudad la capturó semanas más tarde.

Peluso buscó dar un mensaje al procesarla. Juliana podría haber matado a su víctima con ese trago drogado. La Justicia no castiga una pastilla en el champagne, no tiene forma de tipificarlo. A la luz de los hechos, la calificación de robo que ofrece el Código Penal es insuficiente.

Micaela

El caso más extremo en la historia reciente es el de Micaela García, alias “Cachorra”, buscada por el juez Martín Yadarola, acusada de matar al hombre que se había enamorado de ella un año y medio atrás en el barrio porteño de San Cristóbal. Su víctima, un empleado de consorcio de 61 años, podría haber sido su padre o su abuelo. García habría pretendido ser su novia durante semanas.

El crimen fue descubierto el 6 de junio de 2024 por personal de la Comisaría 1C de la Policía de la Ciudad, que halló el cuerpo de la víctima en el baño de su departamento: tenía siete puñaladas en el cuello y la cara. La Policía Bonaerense la detuvo la semana pasada, tras pasar un año y medio prófuga.

Diciembre 10, 2025 • 1 hora atrás por: Infobae.com 22 visitas

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