FMI afirma que Chile puede acelerar su crecimiento, pero advierte que no alcanzará las tasas de los 90
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FMI afirma que Chile puede acelerar su crecimiento, pero advierte que no alcanzará las tasas de los 90

La economía chilena tiene el potencial para acelerar su crecimiento pese a que enfrenta dos importantes obstáculos: el envejecimiento demográfico y un entorno de desempeño mundial menos favorable.
De acuerdo al artículo “Chile puede crecer más rápido, pero no como en la década de 1990″, elaborado por la economista principal Si Guo y la directora adjunta Andrea Schaechter, ambas del Departamento del Hemisferio Occidental del Fondo Monetario Internacional (FMI), existen medidas que el país puede implementar para impulsar su desarrollo.
Las autoras sostienen que buena parte de los temas socioeconómicos que se debaten actualmente en Chile - como la sostenibilidad fiscal, la adecuación de las pensiones y los préstamos universitarios - pueden atribuirse a la desaceleración del crecimiento económico del país durante las últimas dos décadas.
En efecto mientras en la década de 1990 Chile crecía a un ritmo de 6,2% anual y el país se consideraba el modelo de éxito económico en América Latina, dicha tendencia fue perdiendo fuerza y ya para la década de 2020 el crecimiento apenas superaba el 2%.
Sin embargo, el análisis sostiene que de la comparación de un grupo de países similares se deduce que hay margen para que Chile crezca a una mayor velocidad.
Crecimiento potencial
En el artículo se indica que para determinar el crecimiento potencial de Chile se comparó su trayectoria con la que siguieron otros países cuando alcanzaron niveles de ingresos parecidos, por ejemplo, Australia a finales de la década de 1980 y Corea en la de 2000.
“Según la base de datos Pern World Table y nuestros propios cálculos, el PIB per cápita de Chile se triplicó desde US$8.200 en 1990 hasta unos US$26.000 en 2025, en dólares constantes de 2017 ajustados en función de la paridad del poder adquisitivo”, sostiene el documento.
Añade que en las 28 economías que cruzaron el umbral de los UD$26.000 de PIB real per cápita entre 1950 y 2010, el crecimiento anual del PIB en el decenio siguiente tuvo una mediana de 2,9%. Esta referencia es muy inferior al fuerte aumento del PIB chileno en la década de 1990, pero sigue siendo superior a su tendencia actual.
Desafíos
El artículo señala que si bien la comparación es útil y permite albergar cierto optimismo, Chile enfrenta dos desafíos que muchas de las demás economías de ingresos más altos no tuvieron durante su fase de desarrollo: un envejecimiento demográfico y un entorno de crecimiento mundial menos favorable.
Aunque se trata de estimaciones aproximadas, el análisis sugiere que Chile podría tener un crecimiento tendencial a largo plazo de 1,9%, si evolucionara de manera similar al país mediano de la muestra y persistieran los factores demográficos y externos desfavorables.
De este modo el artículo plantea: ¿Cómo puede Chile incrementar su potencial y esquivar estos lastres para el crecimiento?.
Al respecto afirma que “el estímulo económico a corto plazo no es la respuesta y la economía chilena ya está equilibrada. La solución es profundizar en medidas estructurales por el lado de la oferta”.

Propuestas
EL FMI plantea cuatro medidas. En primer lugar sostiene que es imprescindible mejorar la eficiencia de los requisitos regulatorios, es decir, lo que se conoce en Chile como “permisología”. A modo de ejemplo, menciona que se puede tardar unos 10 años en conseguir los permisos y gestionar la burocracia para poner en marcha un gran proyecto minero. Por tanto, indica que agilizar este proceso contribuiría a reducir los obstáculos para la inversión y a fomentar la adopción de nuevas tecnologías.
Agrega que modernizar la regulación relativa al transporte marítimo podría reducir los costos comerciales y mejorar la competitividad del país.
Para dar respuesta a los retos demográficos se señala que Chile podría estimular la participación laboral, por ejemplo, mejorando la calidad y acceso de los servicios de cuidado infantil, lo que permitiría que más mujeres se incorporen a la fuerza laboral.
En tercer lugar se indica que el gasto en I+D en Chile es considerablemente inferior al promedio de los países de la OCDE. Sostiene que en este ámbito es esencial la colaboración público-privada dado los limitados recursos presupuestarios.
En cuarto lugar afirma que Chile, siendo el mayor productor de cobre de mundo, el segundo mayor productor de litio y una nación rica en recursos solares y eólicos, podría beneficiarse de la elevada demanda mundial por estos minerales de importancia crítica y del uso de energía renovable de bajo costo.
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