He pasado tres meses usando el Galaxy Z Fold7. Ahora tengo claro que lo quiero como móvil principal

Hasta hace tres meses, mi Galaxy "de cabecera" era un S25 Ultra. Un terminal difícil de igualar y mucho más de sustituir. Es potencia bruta, excelencia en pantalla y diseño, una cámara más que solvente (comparándola con una sin espejo o un reflex) y capaz de cualquier cosa que le pidamos. Pero lo cierto es que hemos llegado a un grado de madurez en este tipo de dispositivos que es muy difícil que uno te sorprenda.

... hasta que llegaron los plegables. Este mismo año, ya pasé tres meses con un Z Fold6 que me dejó muy buenas sensaciones, pero ha sido más recientemente, durante los últimos tres meses, que los he pasado probando el Galaxy Z Fold7, cuando me he dado cuenta de que podría olvidarme de los móviles convencionales y pasarme a un terminal como este sin echar de menos nada.

Galaxy Z Fold7, el plegable maduro

Cuando en años anteriores hemos probado plegables de otras generaciones, la sensación era que todavía les faltaba mejorar; que había mucho margen. El Z Fold7 ha venido para cambiar eso. Y la prueba es la aceptación que ha tenido en el mercado: se ha vendido como nunca, e incluso ha desplazado ventas del propio Ultra.

Otra prueba es que, desde que la unidad de prueba del plegable llegó a mi casa, el S25 Ultra se ha quedado sobre la mesa, en segundo plano y un poco abandonado. Ha dejado de ser mi Galaxy principal para ser el secundario al que acudes cuando necesitas ver qué actualizaciones hay disponibles y poco más.

Diseño: por fin un móvil que sorprende de verdad

Hacía mucho tiempo que abrir la caja de un móvil y ponérmelo en las manos no me sorprendía como antaño, cuando llegaron los primeros smartphones. El Z Fold7 lo ha conseguido. Y sobre todo lo ha conseguido gracias a su delgadez. Que cerrado sea más delgado que el Galaxy S25 Ultra ya sorprende pero, cuando lo abres por primera vez y ves que todavía puede ser mucho más fino, casi te deja con la boca abierta.

Pero lo que realmente sorprende una vez pasado el impacto inicial es darte cuenta de que, al contrario de lo esperabas, el plegable es comodísimo en la mano, tanto cuando está cerrado, como cuando esta abierto. Gracias a su ligereza al repartir el peso en una mayor superficie, las esquinas no se te clavan en la palma y no molesta en absoluto sujetarlo con una sola mano. 

Ni que decir tiene que el diseño es espectacular. Samsung me ha prestado el de color azul y hace tiempo que una variedad cromática de un móvil no me enamoraba como esta. Su tacto es suave, da gusto pasarle la mano por la parte trasera, y además, no sientes que se te vaya a resbalar, como sí ocurre con otros móviles.

Además, las dimensiones de este modelo me parecen perfectas. El hecho de que sea menos ancho que un terminal más convencional lo hace también mucho más cómodo cuando lo usas plegado. No es lo más adecuado para usarlo a una mano, porque no llegas a las esquinas superiores en absoluto, pero a dos manos, transmite mucha más seguridad que un móvil del porte de un Ultra.

La bisagra, delgadísima pero ofreciendo una sensación de fiabilidad y resistencia, pasa mucho más desapercibida que en la generación anterior o en el Flip6 y si hay algo que se le pueda echar en cara en el apartado del diseño, es posiblemente el módulo de cámaras, que sobresale demasiado y hace que sea muy incómodo dejarlo sobre la mesa , apoyado en la parte trasera.

Otro punto a favor del Galaxy Z Fold7 por diseño es lo cómodo que es también de llevar en el bolsillo. El que sea menos grueso y menos ancho lo hace un móvil mucho menos molesto. En este sentido, sólo necesitaría para ser perfecto que sus bordes y esquinas fueran un poco menos afilados, porque es cierto que, cuando nos sentamos sí pueden llegar a clavarse un poco en vaqueros o pantalones más ajustados.

En cuanto al abrir y cerrar del móvil, el Fold también cumple. No voy a negar que abrir el modelo anterior era más fácil. La delgadez de este plegable lo pone un poco más complicado, pero no es el drama que se contaba por las redes cuando fue lanzado. Abrirlo es fácil, al menos con unas manos no demasiado grandes como las mías. Además, como ya he dicho, la bisagra aparenta la resistencia y buena construcción que esperamos de un smartphone con un precio como el que tiene este modelo. Parece hecha para durar.

Pantallas, dos mejor que una

Lo bueno del Z Flip7 es el hecho de sentir que tienes dos móviles en uno. O un móvil y casi una tablet. Visto por el lado exterior, la pantalla no transmite una sensación muy diferente a la de cualquier otro smartphone de gama alta actual. Excepto por ser menos ancha de lo habitual, claro. Es más alargado que lo que estamos acostumbrados a manejar.

Tiene la misma calidad y tacto que la de una Galaxy S25 Ultra, por ejemplo. Su formato no nos hace renunciar a nada; podemos colocar los mismos iconos en uno que en otro, con la sola diferencia de que los del Fold se ven algo más pequeños.

La pantalla interior es otra historial. El hecho de ser una Flex Screen hace que el tacto sea diferente. Se siente más plásticoso, pero claro, lleva una película protectora adherida. Y ojo con intentar despegarla, que es una de las primeras advertencias que hace Samsung, con adhesivos y en las instrucciones.

Esta película la hace más brillante de lo deseable, (más si venimos de un S25 Ultra, con el tratamiento antirreflejos de su pantalla), y sobre todo cuando la pantalla está apagada. En entornos a plena luz puede llegar a ser bastante molesto.

Además, el brillo hace que se note demasiado la arruga transversal en el centro de la pantalla. Es cierto que Samsung la ha mejorado mucho con respecto a la del Fold6. Se nota mucho menos, pero es otra de esas cosas que sigue en el debe de este plegable.

En el haber sí que podemos anotar el gustazo que es disponer de todas esas pulgadas para navegar, jugar o movernos por nuestras apps. Es como tener una tablet de pequeño formato pero sin la molestia de tener que cargar con ella. Decir además que, acostumbrados como estamos a las cámaras frontales en todos los móviles, uno no se acuerda siquiera de que el Fold6 la llevaba oculta bajo la pantalla. A no ser que tengas uno junto al otro.

Cuando el Fold7 está abierto es cuando cobra todo su sentido. Leer en él, ya sea libros, PDFs, webs, o disfrutar de redes sociales (fotográficas en mi caso) es una verdadera gozada. Y no, no sólo en la comodidad del sofá, como suele ocurrir con las tablets, mucho más grandes y pesadas, sino en cualquier parte. A veces te ves en la cola del super queriendo ver las cosas en total plenitud pero te cortas más por no llamar la atención que porque sea incómodo.

Y luego está el uso en pantalla partida. Es otro plus más que acerca el móvil a la verdadera multitarea. Hacerlo en vertical como en un Ultra es algo más molesto, pero en dos columnas como se puede hacer en el Fold tiene mucho más sentido y es mucho más fácil. Y ojo, que no se queda ahí, es capaz de mostrar hasta tres apps a la vez en la pantalla. Y con múltiples formas de colocarlas, incluyendo una pequeña pantalla flotante. En esto, no tiene igual entre los Galaxy convencionales. 

Tampoco puedo dejar de comentar lo útil que es contar con una barra de navegación en la parte baja de la pantalla cuando tenemos alguna app abierta. Tener a mano las últimas apps que hemos usado o un botón para abrir el cajón de apps o los controles de retroceso, vuelta a la pantalla de inicio o el selector de apps es lo más parecido a tener un doc o una barra de herramientas como en los ordenadores portátiles o de sobremesa.

Ya sabemos, eso sí, que lo malo de un formato de pantalla tan cuadrado llega cuando queremos ver vídeos. Es entonces cuando aparecen las molestas bandas negras por arriba y por abajo, pero es algo que le perdona sin problema, porque son tantas las cosas buenas que aporta la pantalla interior que uno no tiene problema en pagar este precio por tener todo lo demás.

Cámaras: a la altura de un móvil de gama alta

En cuanto a fotografía, en estos tres meses de uso no he echado en falta demasiado con el Fold. Es cierto que el Ultra ofrece más posibilidades al contar con un segundo teleobjetivo, pero en el día a día, el plegable es más que suficiente y la calidad de las fotos que se hacen con él es notable: no deja mucho que desear y los resultados que se consiguen no tienen demasiado que envidiar a los del Ultra en la mayoría de situaciones.

Podemos decir que no es un móvil fotográfico; para eso están los flagships, no sólo de Samsung, sino de la práctica totalidad de las marcas, pero el rendimiento del plegable está a la altura de los que se espera de un gama alta y, como en otros puntos, hay que tener dos terminales sobre la mesa para poder echar algo en falta. Una cámara principal triple es una configuración más que suficiente para la mayoría... No hay más que mirar a flagships de otras marcas como el iPhone para darse cuenta.

Otro punto fotográfico a favor del Fold es la posibilidad de usarlo con la pantalla en ángulo recto, en el modo Flex. Lo de no necesitar trípode es un lujo, como también lo es que la pantalla se divida para ofrecernos más controles en la mitad baja.

Además, aunque lo normal no es hacer fotos con el móvil abierto, hacerlo aporta más de lo que podemos pensar de antemano. Por un lado, porque ver la imagen que vamos a captar a toda pantalla es una gozada, y por otro, porque en contra de lo imaginamos, no es tan incómodo de sujetar como cabría esperar.

La autonomía, más que decente

En el apartado de la batería, el Fold7 nos ofrece 4.400 mAh en una pila dual, o lo que es lo mismo, cuenta con una en cada una de las hojas del terminal. Ofrece carga rápida a 25W, además de disponer de carga inalámbrica rápida. Lo cierto es que no son unos números apabullantes; no puede ser de otra forma tratándose de un móvil delgado.

Pero, lo cierto es que, por un lado, Samsung ha conseguido meter la misma batería que en el modelo anterior en un móvil mucho más delgado, y por otro lado, este modelo ofrece más capacidad que un S25, por ejemplo, aunque se queda un poco lejos de los 5.000 mAh del Ultra. Lo malo es que tiene dos pantallas, y una, por su tamaño, es más tragona de lo habitual, claro...

También en la carga rápida, que, si bien iguala la del Galaxy S25, se queda por debajo de los 45W del Ultra, tratándose ambos de terminales muy premium y siendo el Fold7 bastante más caro. 

De todas formas lo importante es lo que dura, y en eso no he tenido demasiado problema. Es cierto que el Ultra estira un poco más, pero en mi uso diario, el Fold7 me ha durado la jornada completa sin mucho problema. Eso sí, no soy un usuario demasiado exigente; uso el móvil para mensajería, correo, redes sociales, algo de navegación y fotos. No soy de ver más vídeos que los reels de Instagram o en algún caso, vídeos de Youtube, y los juegos no me interesan demasiado. Si acaso alguno casual, de tipo puzzle y poco más.

Así que tengo claro que este plegable tiene un enfoque más laboral que de otro tipo, aunque creo que para cualquier usuario medio puede ser suficiente. 

En lo que sí se nota la diferencia es en el tiempo de carga. Sin poner en marcha el cronómetro, te das cuenta de que tarda más que el Ultra; no podía ser de otra forma con la carga a 25W... De media, unos 3 cuartos de hora o una hora más cuando tienes la batería al mínimo en ambos.

Lo menos bueno

Por supuesto, no existe el móvil perfecto, y este no es una excepción, aunque está más cerca de la perfección que las generaciones anteriores. Si me preguntas qué cambiaría o añadiría en este Fold7, no son demasiadas cosas pero alguna hay.

Por ejemplo, me gustaría que fuera compatible con el S Pen porque, no es sólo que no lo traiga, (algo comprensible; en el grosor que tiene no hay donde meterlo), es que no es compatible en absoluto con él, siendo el móvil más lógico para poder usarlo, porque con la pantalla abierta, sería un plus de sobresaliente.

Por otra parte, como ya he dicho, pediría algo más de autonomía. Aunque la que tiene pueda ser suficiente para mí, (es algo que le perdono), entiendo que a no todo el mundo le va a ser suficiente, y no tiene mucha gracia pagar lo que vale un móvil así de delgado para luego tener que llevar encima el cargador o una batería externa para momentos de crisis.

Por último, de nuevo, aunque es algo que también se entiende, hay que tener claro que no es un móvil para los que maltratan sus terminales o son descuidados y no los protegen o los dejan de cualquier manera. La bisagra es un elemento delicado, y la pantalla interna, aunque yo no la he hecho sufrir, también parece más delicada que la exterior. El Fold7 no cuenta con la certificación IP68 del Ultra, se conforma con un IP48 que demuestra que es más débil ante el polvo, así que ojo si por ejemplo somos de llevar el móvil a la playa.

Este sería mi móvil... si fuera un poco más barato

Dicho todo lo de arriba, como ya habrás podido adivinar, soy un convencido del último plegable de Samsung. Me ha parecido un smartphone redondo. Me he olvidado del Ultra durante 3 meses, y eso que el Ultra es mucho móvil.

Los defectos que le encuentro al Galaxy Z Fold7 son muy pocos y tan leves que son totalmente perdonables. El único difícil de salvar (que no perdonar, porque es algo comprensible), es el precio. Es un móvil demasiado caro para ser un móvil popular. Tengo claro que si fuera un poco más barato, no sobrepasando la barrera de los 2.000 euros, lo veríamos mucho más por la calle, y yo mismo consideraría seriamente hacer el esfuerzo. Imagino que, con el tiempo y la competencia, la tecnología de los plegables se irá abaratando y serán opción para mucha más gente.

Desde luego, si lo tienes en el punto de mira y el presupuesto no es problema para ti, no lo dudes, ve a por él, porque seguramente te pase como a mí: serás un convencido más.

Imágenes | Manu García

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La noticia He pasado tres meses usando el Galaxy Z Fold7. Ahora tengo claro que lo quiero como móvil principal fue publicada originalmente en Xataka Móvil por Manu García (Visnuh) .

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