Recién aterrizada en Netflix sin apenas promoción previa, 'Sueños de trenes' es uno de esos westerns en los que merece la pena reparar un momento. Porque es una película realmente delicada y sensorial donde su director Clint Bentley ('Las vidas de Sing Sing') convierte los bosques, las riberas silenciosas y la dureza del trabajo en un poema donde la belleza y la brutalidad conviven con naturalidad.
El largometraje -que apenas dura 102 minutos- se basa en la novela de Denis Johnson y cuenta la historia de Robert Grainier, un leñador taciturno marcado por la culpa, el amor y la pérdida. La trama se despliega a lo largo de varias décadas y sigue a un Joel Edgerton silencioso y devastado, que es capaz de sostener la película sobre pequeños gestos, miradas que esconden fantasmas y unas manos con callos después de años de mucho esfuerzo.
'Sueños de trenes' no busca respuestas fáciles ni trata de descubrir un sentido definitivo a la existencia, sino que se adentra sin prisa en la fragilidad humana y en la pequeña huella que dejamos en un mundo que sigue su curso a pesar de todo. Es una obra que pide paciencia, pero que nos recompensa con una belleza hipnótica y un retrato íntimo de aquellos que formaron parte de la historia desde el anonimato.
La principal fortaleza del filme está en la manera en la que Bentley y su coguionista Greg Kwedar construyen un relato casi etéreo, donde los episodios cotidianos de la vida de Grainier se entrelazan con una naturaleza desbordante que parece observarlo todo con indiferencia. La conexión entre Robert y su esposa Gladys (Felicity Jones) aporta uno de los pocos refugios emocionales de una narración marcada por el paso implacable del tiempo. La relación es auténtica y frágil, y la refuerza una fotografía que captura la intimidad del hogar con mucha delicadeza.
Esa misma belleza visual contrasta con la violencia súbita que atraviesa la película, donde también hay espacio para accidentes brutales e incendios descontrolados. Grainier arrastra la culpa de un acto al que no pudo o no supo enfrentarse, una mancha que le acecha en sueños y que moldea su percepción del mundo. Y ese es el motor emocional de la película.
Otro de los grandes puntos positivos de 'Sueños de trenes' es su contundencia y el trabajo de todo el reparto. Edgerton ofrece una de las interpretaciones más complejas y minimalistas de su carrera a través de un hombre endurecido por la labor física, agotado por la tragedia y, aun así, capaz de aferrarse a momentos de algo de ternura.
Finalmente, cabe destacar que, en definitiva, la película es un espectáculo contenido sobre la supervivencia y la pertenencia. La voz en off de Will Patton acompaña esta meditación con un tono melancólico que le añade capas de significado sin entorpecer la narrativa. Aunque pueda parecer demasiado dilatada en algunos tramos, su ambición emocional y su retrato sincero hacen de 'Sueños de trenes' un filme que merece realmente la pena.
En Espinof | Las mejores películas de 2025
En Espinof | Las mejores películas originales de la historia de Netflix
-
La noticia
Hoy en Netflix, una elegía visual sobre la culpa y la pérdida y un western contemplativo con un magnético Joel Edgerton
fue publicada originalmente en
Espinof
por
Belén Prieto
.
¿Quieres publicar aquí?
Sólo contáctanos
completa toda los campos para contáctarnos