Japón tiene un arma para reactivar su economía: legiones de fans tirando dinero a sus ídolos
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Japón tiene un arma para reactivar su economía: legiones de fans tirando dinero a sus ídolos

Japón no está viviendo su mejor momento, y gran parte de esa situación tiene que ver con la edad de su población. La debacle de la demografía japonesa se explica por la falta de nacimientos y el envejecimiento de la población. El relevo generacional es la gran duda, faltan trabajadores jóvenes y pronto puede que también agricultores. Y ante esa perspectiva no muy halagüeña, su economía se agarra al fenómeno fan.
O, como lo bautizaron hace unas décadas, al oshikatsu.
Fenómeno fan. El término viene de la unión de “oshi”, o “favorito”, y “katsu”, o “actividad”. El fenómeno se originó en los años 80 con el inicio de la cultura de los idol o el apoyo a los equipos deportivos, pero ha explotado más recientemente gracias al anime, los videojuegos, cantantes adolescentes y hasta los VTubers y artistas virtuales.
Básicamente, consiste en dejarse dinero en lo que gusta a cada uno, y abarca desde la compra de merchandising hasta la asistencia a conciertos, eventos, compra de anime y videojuegos, donar directamente al idol o participar en aumentar ese fenómeno fan con comentarios en foros, redes sociales o creación de fan art. Entre otras cosas.
Oye, esto genera dinero. No es algo exclusivo a los más jóvenes, ya que a cualquier edad nos puede gustar algo como para convertirlo en un hobby y, de hecho, un número significativo de adultos, especialmente mujeres, contribuyen a ese oshikatsu de manera muy activa. El de los adultos es el grupo demográfico que, por cuestiones de mayor posibilidad de tener empleo, más dinero puede invertir en lo que le gusta y se calcula que, en 2024, el 46% de mujeres en sus 50 tenían un oshi al que apoyaban económicamente.
Y de eso se han dado cuenta desde las esferas políticas. Tanto que esa práctica se está consolidando como algo a tener en cuenta en la economía del entretenimiento y consumo en Japón. Se estima que el gasto es de 3,5 billones de yenes anuales, aproximadamente 17.000 millones de euros, y ya hay políticos que ven el oshikatsu como un posible motor de crecimiento económico.

Mucho. Ese aumento en importancia ha impactado hasta en las políticas laborales, con algunas empresas ofreciendo permisos retribuidos a los empleados cuando van a realizar una práctica que se engloba dentro del fenómeno. Y desde la pandemia del COVID-19, a la práctica ‘física’ se unió la digital gracias tanto a los NFT como a ocio virtual como pueden ser los conciertos digitales.
¿Y el gasto individual en los oshis? Según una encuesta reciente en Japón, la cantidad media que gastan los fans en actividades relacionadas con sus ídolos es de unos 250.000 yenes. Esto supone unos 1.600 euros anuales y, con el anuncio de recientes subidas, se espera que inviertan aún más en sus oshis.
Estamos solos. Ahora bien, como suele ocurrir, hay una historia más oscura detrás del oshikatsu. Como leemos en The Conversation, una investigación de 2022 evidenció que estas actividades de fans están relacionadas con un profundo deseo de conexión, validación o pertenencia a un grupo. También de conexión personal y podríamos pensar que se satisface mediante la amistad o una relación más íntima, pero hay un problema: el ritmo de vida.
Los hombres jóvenes lideran esa tendencia, sobre todo aquellos con empleos manuales o a tiempo parcial que tienen dificultades para compaginar la vida personal y la laboral. Por tanto, no tienen tiempo para cultivar y mantener amistades. Y eso está dando pie a otro negocio: pagar por horas para aliviar la soledad.

Alquilar humanos por horas. Porque hay empresas que ya están viendo esa oportunidad para convertir en un producto algo como la amistad. ¿Cómo? Contratando personas para que sean tus amigos por un día, algo que implica desde ir un paseo al parque hasta dar abrazos sin otras connotaciones. ¿El gran problema? Convertir esa conexión humana en un algo de pago.
Y más allá del negocio, están otras implicaciones económicas, como personas que tienen un segundo empleo para poder "mantener" a sus oshis.
Lado bueno. Pero también es algo que tiene su parte positiva. Precisamente, al ser parte de un fenómeno, es probable que encuentres en redes sociales, foros o club de fans personas con esos mismos gustos con los que puedas desarrollar una potencial amistad, satisfaciendo así esa necesidad afectiva.
Por otro lado, falta ver si ese fenómeno es el gran impulsor de la economía japonesa, ya que una parte importante del fenómeno es la cultura de la creación de contenido, como fan art, que se comparte de manera gratuita, así como los clubes y eventos en los que los participantes se reúnen para mostrar su interés por el mismo tema.
Aunque nos centremos en Japón, en occidente no tendremos una palabra tan chula para describir el fenómeno fan, pero es algo que vemos a diario con los clubes de fans, los que se alinean con determinadas aficiones en redes sociales y hasta los que apoyan directamente a su creador favorito a través de donaciones en plataformas como YouTube o Twitch.
Y el problema demográfico japonés... tampoco es exclusivo de ese país.
Imágenes | Dick Thomas Johnson, Cyclohexane233, Danny Choo
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Alejandro Alcolea
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