Jeannette, la Loba Capitolina

Jeannette, la Loba Capitolina

En apenas ocho años, el Partido Comunista ha protagonizado tanto actos revolucionarios como negocios fuera de la ley. En 2016 transfirió más de 100 propiedades a un militante sin solvencia en tres mil millones de pesos, cuyo pago, tras sucesivas negociaciones con el deudor, se ha extendido hasta el 2049, es decir, por 33 años. Este contrato se suscribió para eludir la Ley de Partidos Políticos y el valor de los bienes vendidos era de un tercio del precio comercial. Otros negocios se han relacionado con la Universidad Arcis e ICAL, donde el fracaso financiero y mala administración sepultaron la ideología que pregonaban los proyectos. En estricto rigor, hasta aquí puede decirse que un comunista no tiene por qué ser un buen comerciante (menos si abjura del capitalismo). Pero luego, esto sí es muy grave, en 2019 promovió las revueltas y actos vandálicos que tenían como propósito desestabilizar el país y derrocar al Presidente Piñera y rechazó de plano el acuerdo para redactar una nueva Constitución. Reencauzó sus bríos revolucionarios en 2021, cuando encontró una vía para eliminar las instituciones democráticas en la Convención Constitucional. En 2023, un nuevo negocio, el de Sierra Bella, implicaba pagar ocho mil millones del erario municipal por una propiedad cuyo precio no superaba los dos mil. Desde que se inició el gobierno de Gabriel Boric, en marzo de 2022, el PC ha distribuido estratégicamente sus huestes en cargos públicos de la mayor importancia, desde los cuales ha tenido el mérito de paralizar miles de millones de dólares de inversión, ha hecho de la “permisología” una herramienta de desestabilización y ha contribuido, desde el poder, a dañar la economía hasta grados superlativos. Las influencias del inescrutable chino Yang sobre Karol Cariola y (nuevamente) la exalcaldesa Hassler son silenciadas. Todo ello sin contar su apoyo a los regímenes más despóticos existentes en la actualidad, como son el de Maduro en Venezuela y Ortega en Nicaragua.

En este contexto temporal es que emerge como posible candidata presidencial Jeannette Jara, un arquetipo político extraño y que hace prescindir, por un momento, del pasado reciente de su partido. A juicio de cualquiera, ella es un fenómeno interesante. Si pudiera describirse en clave electoral básica, diríamos que tiene la espontaneidad y simpatía del chileno medio, canchera, locuaz y con desplante, pero, sobre todo, muy capaz y lúcida a la hora de los resultados. Jeanette Jara se ha entendido con empresarios del más alto nivel resolviendo juntos temas tan gravitantes como las 40 horas, el sueldo mínimo y, últimamente, las pensiones.

Como todo es posible en política, cabe preguntarse, ¿podría ella, de ser Presidenta, seguir el ejemplo de la Loba Capitolina y llegar a acuerdos constructivos con los capitalistas en vez de aplastarlos como ordena su ideología? Con la distancia del caso, la loba de la leyenda dio de mamar a Rómulo y Remo renunciando a su naturaleza depredadora. Pero, por favor, no caigamos en eso; Chile ya no está para utopías y con Boric es más que suficiente.

Por Álvaro Ortúzar, abogado