¿Quieres publicar aquí?
Sólo contáctanos
“En definitiva, ni al señor Trump, ni a los señores Kast y Jerí les interesa el asunto de los migrantes, como tampoco les importa lo que ocurra con Venezuela. Lo único que les importa realmente, es aterrorizar a los pueblos a través de soldados, fusiles y balas, para apoderarse del petróleo y las riquezas del país llanero (…). El 28 de noviembre pasado se cumplieron 50 años del inicio de las operaciones del plan más siniestro y genocida que conoció la historia de nuestro continente: el Plan Condor (…). Pues bien, pareciera que hoy se marcha por el mismo derrotero. Ya se están gestando “gobiernos amigos”, que aspiran a unirse para cumplir una “misión sagrada”: acabar con la opción de izquierda. Todo indica que la Operación Cóndor habrá de ser reeditada”.
Gustavo Espinoza M. Periodista. Lima. 8/11/2025. Dos hechos ocurridos en los últimos días en América Latina configuran una nueva evidencia que la hipotética victoria electoral del fascismo en Chile constituye una amenaza muy seria no sólo para la patria de Lautaro, sino también para toda la región.
Ha ocurrido por un lado el proceso electoral de Honduras donde ha alcanzado alta votación el amigo de Donald Trump, el ultraconservador Nasry Asfura, quebrando así la frágil experiencia democrática iniciada por Xiomara Castro hace apena cuatro años.
La consecuencia inmediata de ese hecho, ha sido la excarcelación del expresidente hondureño Juan Orlando Hernández, quien fuera condenado a 45 años de cárcel por un tribunal de los Estados Unidos por graves delitos de Narcotráfico y otros; y que se hallaba confinado en la prisión de Hazelton – Idaho, en Dakota del Norte. La mano del inquilino de La Casa Blanca luce, por cierto, poderosa.
El otro hecho ha estado más cerca de nosotros, y ha ocurrido en la línea que separa a Chile y Perú. Allí, entre Chacalluta y Santa Rosa -los dos puestos fronterizos- se agolparon en los últimos días decenas de migrantes -hombres, mujeres y niños- de diversos países, pero sobre todo venezolanos, colombianos y haitianos. Ellos en su mayoría indocumentados, se afanan por huir de Chile porque José Antonio Kast, el candidato de la ultraderecha chilena ha amenazado con echarlos por la fuerza apenas “asuma el Poder”.
Obviamente, personas mayores han visto en serio peligro su propia seguridad y, sobre todo, la seguridad de sus niños ante la amenaza de un régimen que, como el de Donald Trump no trepida en separar a padres de hijos para imponer lo que consideran “el orden” occidental y cristiano.
Estos dos hechos tienen lugar en el contexto de una crisis mayor, cuando Venezuela cumple ya 23 semanas de acoso militar en el Caribe donde barcos de la armada de los Estados Unidos y la Infantería de Marina de ese país amenazan con operativos destinados a matar al presidente Nicolás Maduro y a su entorno, e imponer en el Palacio de Miraflores, a otros amigos del señor Trump.
Se trata, por cierto, de una ofensiva descomunal del Imperio para cuyo éxito requiere de gobiernos afines que se sientan envalentonados por la prédica que hoy prima en Washington. Porque lo siente así, el gobierno norteamericano ya hizo su opción en las elecciones chilenas del 14 de diciembre y no habrá de cambiarla. El señor Kast reúne las características necesarias para ser considerado “amigo del señor Trump” y por tanto ocupante natural del Palacio de La Moneda, en Santiago de Chile.
El tema de los migrantes en la frontera entre Chile y Perú resulta particularmente sugerente. La idea del señor Kast es echarlos de Chile sin importarle cómo, ni a dónde. En contrapartida el gobierno del señor José Jerí (Perú) no está dispuesto a recibirlos y ha optado por movilizar soldados para impedir su ingreso al territorio nacional. ¿A dónde irán entonces los migrantes, y por qué vía?
Pareciera no importar eso a las administraciones de Santiago y de Lima, como si los migrantes no fueran seres humanos, y como si los niños que viajan con ellos no tuviesen derecho a vivir. Olvidan que los organismos internacionales a los que pertenecen todos los países otorgan a los migrantes -cualquiera sea su nacionalidad u origen- el derecho a ser considerados como seres humanos y a no ser víctimas de tratos crueles, inhumanos y degradantes.
Si la sola posibilidad de la elección de un presidente como el señor Kast genera un clima de terror y de pánico, eso no es gratuito. Es la consecuencia que se deriva del conocimiento humano. La gente sabe cuál es el comportamiento del fascismo cuando se aúpa en el Poder en un determinado país. Eso, puede no importarle a una persona o a un grupo de ellas si la consecuencia de ese hecho no le afecta de manera directa; pero sí le aterra cuando es consciente que le irá a tocar. Y este es el caso.
Hay por cierto una forma de evitar que la gente se asuste ante la presunta elección del señor Kast. Y esa forma, es muy simple: no elegir al señor Kast, es decir, no optar por la ultraderecha o el fascismo que siempre se advierte dónde y cómo empieza, pero que nunca se sabe dónde ni cómo termina. En todo caso, como toda fuerza que engendra y pregona violencia, terminará envuelta en violencia en un continente que no hace mucho, fue declarado ostentosamente como “Zona de Paz” en el planeta Tierra.
El problema de los migrantes en la frontera entre Chile y Perú podría resolverse de una manera pronta y rápida si se acudiera al diálogo no sólo entre los gobiernos de ambos países, sino también al acuerdo con los que se encuentran comprometidos por la nacionalidad de los migrantes.
Si se tratara el tema de una manera sensata con el gobierno de Venezuela, no hay duda de que la administración de Caracas habilitaría aviones en forma inmediata para trasladar a su país a quienes ostentan esa nacionalidad, Y Bogotá haría lo propio con los colombianos, superando todas las dificultades materiales que eso imponga.
Pero ocurre que el señor Trump ha “cerrado” el espacio aéreo sobre Venezuela y que los gobiernos de los actores del conflicto en la frontera no tienen ningún interés de contravenir los deseos de Washington. Por lo demás, también ellos creen en la historia esa que inventan los halcones del Pentágono y de acuerdo con la cual, “las horas de Maduro están contadas”, lo que vienen asegurando desde hace 11 años cuando inventaron la historia del “Presidente Huaidó”, ¿La recuerdan?
En definitiva, ni al señor Trump, ni a los señores Kast y Jerí les interesa el asunto de los migrantes, como tampoco les importa lo que ocurra con Venezuela. Lo único que les importa realmente, es aterrorizar a los pueblos a través de soldados, fusiles y balas, para apoderarse del petróleo y las riquezas del país llanero. No hay que olvidar, por cierto, que Venezuela tiene hoy la mayor reserva petrolera del mundo, que supera largamente a la que poseen Arabia Saudita e Irak.
El 28 de noviembre pasado se cumplieron 50 años del inicio de las operaciones del Plan más siniestro y genocida que conoció la historia de nuestro continente: el Plan Condor. Este, sólo se pudo implementar por la confluencia de gobiernos que coincidieron en una misma opción: el aniquilamiento del enemigo común, el pueblo.
Pues bien, pareciera que hoy se marcha por el mismo derrotero. Ya se están gestando “gobiernos amigos”, que aspiran a unirse para cumplir una “misión sagrada”: acabar con la opción de izquierda. Todo indica que la Operación Cóndor habrá de ser reeditada.
Por eso decimos con razón que el señor José Antonio Kast constituye no sólo una amenaza contra el pueblo de Chile. También es una amenaza contra la región entrera.
La entrada José Antonio kast es una amenaza para toda la región se publicó primero en El Siglo.
¿Quieres publicar aquí?
Sólo contáctanos
completa toda los campos para contáctarnos
¿Quieres publicar aquí?
Sólo contáctanos