Madrid, 13 dic (EFE).- Aún no está fino Julián Alvarez, sin gol, sin tino, frustrado de nuevo en el estadio Metropolitano ante el Valencia, cambiado en el minuto 59 por Antoine Griezmann cuando el Atlético de Madrid ya vencía 1-0, con el tanto de Koke Resurrección, pero también justo antes del 1-1 del Valencia, al que respondieron entre Marc Pubill y Antoine Griezmann con un golazo salvador.
El centro fue maravilloso del central, imponente de nuevo en cada lance. Su envío a la espalda de la defensa, cruzado, lo bajó el atacante francés con un control extraordinario con la zurda, con la misma que conectó el gol que desató la apoteosis de nuevo de su afición, ya en el minuto 74, cuando surgían dudas más que razonables de la victoria.
El 2-1. El 1-0 fue de Koke. Desde el 25 de agosto de 2024, el capitán no marcaba. Un recorrido de 66 partidos que fulminó este sábado, en el minuto 17, cuando remachó el 1-0 ante el Valencia. El balón suelto en el área, de frente, surgido del rechace de Julen Agirrezabala a un tiro inicial de Matteo Ruggeri, fue un regalo. Lo aceptó con precisión.
Entre tantas piernas, el futbolista con más partidos de la historia del Atlético la ajustó donde no había nadie, al palo izquierdo con su derecha. Lo celebró, bromeó con Pablo Barrios y retomó el sitio. Su tanto número 49, ya por los 706 encuentros disputados, tan vigente como demuestra su trascendencia indiscutible en el esquema de Simeone.
“Con Koke hablamos asiduamente, cuando le toca jugar y cuando no le toca jugar. Sabe lo que quiero de él y está preparado para darnos 30, 60 y lo que el equipo necesite, no lo que necesite el entrenador. Es un jugador importantísimo para nosotros, siempre y cuando sigamos la línea en darle al equipo lo que necesita en el momento que lo necesita”, expresó el pasado lunes el técnico argentino, antes de devolverlo al once en Eindhoven.
Suplente contra el Inter, el Barcelona y el Athletic Club, tres de los cuatro encuentros precedentes antes de la visita al estadio Philips (ante los dos primeros empezó Johnny Cardoso y en Bilbao lo hizo Conor Gallagher en su lugar), canalizador, distribuidor y generador de la reacción del Atlético en Países Bajos, jugó de nuevo de inicio este sábado.
Es más, Simeone quedó tan satisfecho de la victoria frente al PSV (2-3) del pasado martes que insistió con la misma alineación frente al Valencia, alterada al descanso: cambió a Nahuel Molina, muy irregular en el primer tiempo, para dar entrada a Robin Le Normand en el eje de la defensa y reubicar a Marc Pubill, de nuevo notable, como central diestro.
Una hora jugó Julián Alvarez, reemplazado en el minuto 59 por Diego Simeone tras una nueva pérdida de balón, un regate que tampoco le salió, aún al reencuentro de la impresionante versión de su figura y su fútbol en muchos de sus momentos de la pasada campaña con el Atlético, pero también en la actual, por ejemplo, cuando enlazó goles y goles para vencer al Rayo Vallecano, al Real Madrid y al Eintracht Francfort, con autoridad.
Goleador el pasado martes en Eindhoiven, mejor entonces que en encuentros precedentes, la recuperación de su juego aún está en un proceso inicial. Este sábado retrocedió de nuevo. No es una cuestión de números (once goles en esta campaña, cuatro en la Liga de Campeones y siete en LaLiga, aunque en el campeonato tan solo ha anotado uno en las últimas diez jornadas), sino de su incidencia y su condición decisiva.
No lo es actualmente en este Atlético, en el que Simeone hizo tres cambios en un instante. También retiró a Pablo Barrios y a Nico González, quizá por la carga de minutos, por el esfuerzo tan alto de cada encuentro de cada uno de ellos. Entraron Antoine Griezmann, Thiago Almada y Conor Gallagher. Apenas cuatro minutos después, un derechazo de Beltrán empató el choque. El 1-1. La inquietud. LaLiga, más lejos.
Hasta que Pubill se inventó un centro perfecto. No sólo es su colocación, su sentido de la anticipación, su precisión y su calma, como si llevara un centenar ya de encuentros con el Atlético, incluso como central, sino también se destapó en ataque en el segundo palo, como asistente, con un pase que marcó la diferencia, como el control de Griezmann.
Cómo la acomodó el atacante, suplente en cada uno de los últimos cinco choques, fue medio gol. El otro medio fue su determinación y su volea, también con la izquierda, para sostener vivo al Atlético en la pugna por LaLiga, a la espera de los marcadores del Barcelona, el Real Madrid y el Villarreal, pero, sobre todo, a la espera del mejor Julián Alvarez. Es crucial para creer en ser campeón.
Iñaki Dufour
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