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Los responsables de la entidad bancaria JPMorgan han hecho números. Para que las empresas de IA logren un 10% del retorno de sus gastos de capital en 2030, necesitarán ingresar colectivamente 650.000 millones de dólares. Eso es como decir que los 1.400 millones de usuarios de un iPhone pagarán 400 dólares al año por usar esos modelos. No es imposible, pero desde luego no parece sencillo.
Muchos la usan, pocos pagan. Sobre todo, porque hoy por hoy el número de usuarios de pago es muy reducido. Según los datos de la consultora Menlo Ventures, hoy en día 1.800 millones de personas usan IA en todo el mundo, pero todos ellos solo el 3% (54 millones) son clientes de pago de alguna suscripción.
ChatGPT como ejemplo. OpenAI estima que en 2030 ese porcentaje subirá al 8,5% para su base de usuarios, que proyectan que será de 2.600 millones a la semana. Es decir: 220 millones de personas estarán suscritas a alguno de los planes de pago de ChatGPT, que probablemente en 2030 tengan precios distintos a los actuales. No parecen suficientes, al menos a priori, para poder lograr que la firma sea rentable como promete.
Anuncios. Es más que probable que los anuncios acaben siendo el otro gran recurso para obtener ingresos por parte de los modelos de IA. Aunque Sam Altman indicó en el pasado que la publicidad sería "el último recurso" para monetizar, datos recientes revelan que esos anuncios están a punto de ser parte de la experiencia de usuario en ChatGPT.
Una apuesta con mucho riesgo. La estimación de JPMorgan apunta a un futuro en el que miles de millones de personas pagarán mucho dinero al año para usar la mejor IA. Apple cuenta con 1.000 millones de suscriptores a sus servicios, Netflix con 300, Spotify con unos 280, y Google cuenta con 150 millones de suscriptores solo en Google One. Es evidente que hay muchos usuarios dispuestos a pagar por servicios que son útiles y entretenidos. La pregunta es si la IA lo serán para tanta gente. Y las empresas de IA, por supuesto, confían en que sí.
La no sorpresa de la burbuja. En The Economist indican que una potencial explosión de la burbuja de la IA ya no va a sorprender a nadie. Lo curioso es que no hay una preocupación excesivamente notable por las consecuencias. En los últimos años la economía parece haberse recuperado sorprendentemente bien de desastres como la crisis energética europea tras el inicio de la Guerra de Ucrania o como los aranceles impuestos por EEUU. Las recesiones, apuntan en este diario económico, cada vez son más raras.
Todo el mundo se ha subido al carro. La vulnerabilidad masiva existe, no obstante. Las acciones representan hoy en día el 21% del patrimonio económico de los estadounidenses —más que en la burbuja de las puntocom—, y la inversión en empresas de IA es responsable de la mitad del incremento de ese patrimonio durante el pasado año. Y ahí está el peligro.
¿Recesión a la vista? La gente ha ganado más dinero y ha ahorrado menos: si la burbuja explota de forma similar a como lo hizo con las puntocom, en The Economist creen que el patrimonio neto caerá un 8%. Eso a su vez provocaría una disminución notable del gasto por parte de los consumidores. Se estima que el PIB de EEUU se reduciría un 1,6%, suficiente para llevar al país a la recesión.
La diferencia con las puntocom. En este caso esa recesión global podría no ser tan profunda por una razón clara: la raíz estaría en los mercados de inversión, y por tanto se podría superar con algo más de margen de maniobra. Los bancos centrales podrían recortar los tipos de interés para impulsar el consumo, algo bueno por ese lado pero peligroso para economías vulnerables.
La onda expansiva del estallido. Si la burbuja acaba explotando, lo que también podría producirse es una dolorosa reconfiguración del comercio mundial. Una menor demanda estadounidense reduciría su déficit comercial, pero agravaría el exceso de capacidad de producción de China. Al no poder vender (tanto) a EEUU, inundaría otros mercados con sus productos, lo que probablemente provocaría cierto proteccionismo en Europa y Asia. El mundo está preparándose para la caída de la bolsa, pero no tanto para las consecuencias económicas y geopolíticas que seguirán.
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La noticia
La IA necesita 650.000 millones al año para sostenerse. El problema es quién los pondrá sobre la mesa
fue publicada originalmente en
Xataka
por
Javier Pastor
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