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La muerte de una niña en un dentista revela otro problema: España tiene que ponerse seria con la anestesia dental

La muerte de una niña en un dentista revela otro problema: España tiene que ponerse seria con la anestesia dental

Ir al dentista es una visita que puede no ser demasiado agradable y que puede causar un gran miedo en algunos pacientes debido al dolor o la incomodidad que puede generar someterse a algún tratamiento como tratar una caries. Esto ha hecho que en los últimos años se haya popularizado el hecho de sedar a los pacientes que tienen más miedo o que se van a someter a largos tratamientos, pero esto ha dejado una muy mala noticia en la última semana. 

El caso. El foco sobre los procedimientos de sedación se ha puesto en el foco de la opinión pública tras conocerse el fallecimiento de una niña de seis años tras un tratamiento dental con sedación intravenosa en una clínica de Alzira (Valencia), y el ingreso en la UCI de otra menos que fue atendida en el mismo centro dental. 

Estos dos trágicos sucesos, que ahora mismo están siendo investigados, han podido levantar muchas dudas acerca de este procedimiento, lo común que es y sobre todo cómo está regulado en nuestro país. 

Porque lógicamente es algo realmente chocante ir a empastarse una muela o hacer una endodoncia y no sobrevivir al procedimiento, cuando a priori parece algo completamente seguro. Aunque hay un detalle que a veces se nos pasa completamente: la anestesia (aunque sea una sedación) no es una tontería y tiene riesgos muy importantes que no cualquiera puede controlar. 

Sedación en odontología. Para entender esta situación, hay que saber que en odontología hay diferentes niveles de anestesia según el procedimiento a usar. El más usual sin duda es ese en el que se pincha un medicamento anestésico en la propia encía (algo que duele bastante) para poder hacer un empaste o una extracción. Una anestesia local que desaparece a las dos horas y que no tiene mayor recorrido y que el propio odontólogo puede aplicar tras realizar la entrevista al paciente y preguntar por sus alergias. 

Pero más allá de esta 'normalidad' tenemos otros tratamientos para pacientes que temen estar en esa situación o que se van a someter a procedimientos molestos y largos. Aquí se apuesta por una 'sedación consciente'. En este caso el paciente mantiene los reflejos protectores y la capacidad de responder a las órdenes como por ejemplo abrir la boca, pero se mantiene completamente relajado 

El problema es que la frontera entre la sedación "consciente" y la sedación profunda (donde sí que se pierde este tipo de reflejo) es bastante difusa, sobre todo cuando se usan fármacos intravenosos potentes en población pediátrica. Precisamente por eso las sociedades científicas llevan años reclamando que estas técnicas se regulen y se ejecuten solo con personal específicamente entrenado y en entornos preparados para responder a una emergencia en segundos. 

Porque en parte, la seguridad de la anestesia es gracias a los profesionales que la administran a diario, controlando todos los parámetros del paciente y contando con mucha experiencia a sus espaldas con esos fármacos. Porque un fármaco de este estilo parece inofensivo, pero la realidad es que son muchas las emergencias que pueden surgir por el uso de los anestésicos, como por ejemplo la gran temida hipertermia maligna. 

La normativa. Los procedimientos de este estilo cuentan con una regulación que ahora mismo está fragmentada. Es decir, no hay una norma estatal que aplica a todas las clínicas del país, sino que depende de cada comunidad autónoma a través de sus decretos de autorización. Aun así, se repiten diferentes elementos comunes en las normativas que son: 

  • Autorización específica para administrar sedación intravenosa o técnicas de anestesia avanzada. En el caso de Alzira, esa autorización no existía. Algo que también despierta dudas de cómo podía acceder a esos fármacos sin autorización para ello. 
  • Existencia de un médico responsable de la sedación que puede ser un anestesista o un odontólogo especializado en estas técnicas. Pero lo importante es que sea una persona diferente a quien hace el tratamiento para que pueda monitorizar al paciente. 
  • Formación específica en la sedación, manejo de la vía aérea y también acreditación en técnicas de reanimación cardiopulmonar. 
  • Monitorización del paciente: el box de la clínica debe contar como mínimo con monitorización de constantes como es la tensión, la frecuencia cardiaca o la saturación de oxígeno. Pero además se debe contar con el equipo oportuno para atender una emergencia en mitad de la intervención.

En Cataluña, por ejemplo, el Col·legi Oficial d’Odontòlegs i Estomatòlegs mantiene un registro específico para clínicas autorizadas a realizar sedación, con requisitos de personal, equipamiento y auditoría. Otras comunidades, como Madrid o la Comunidad Valenciana, incluyen las exigencias en órdenes de requisitos técnico-sanitarios para centros sanitarios y en su catálogo de actividades autorizables.

Qué fallo. La información que ha trascendido del caso de Alzira ilustra bien el choque de la práctica real con lo que exigen las normas. Los informes de la Consejería apuntan ahora mismo a que la clínica dental estaba autorizada como centro dental, pero no para realizar la sedación de los pacientes, pese a que administró fármacos por esta vía a una niña de seis años de manos de un anestesista que también está siendo investigado. Ahora es algo que está en manos de la justicia que también contempla la posibilidad del mal estado del medicamento usado para sedar a las pacientes. 

Tras el fallecimiento de la menor, han surgido dudas por parte de asociaciones de anestesistas advirtiendo del “grave riesgo” de realizar sedaciones fuera del ámbito hospitalario o sin personal específicamente entrenado, y recordando que incluso una sedación “consciente” puede evolucionar rápidamente a una depresión respiratoria potencialmente mortal. La combinación de menor edad, vía intravenosa y un entorno posiblemente no preparado al nivel que exigen las mejores prácticas configura un escenario de alto riesgo que el marco regulatorio pretende precisamente evitar.

Una normativa con trabas. Aunque muchas comunidades han ido afinando sus normas, varias revisiones jurídicas y técnicas subrayan que la regulación de la sedación en odontología en España sigue siendo dispersa, desigual entre territorios y, en algunos casos, ambigua respecto a quién puede hacer, qué y en qué condiciones. 

En algunas autonomías se regulan con detalle las sedaciones complejas y la anestesia general, pero la sedación "consciente" en consulta, sobre todo cuando se pasan a medicamentos intravenosos y benzodiacepinas, queda en una zona donde pesa más la interpretación que un marco unificado. 

Qué debemos mirar. Con este desgraciado caso, lógicamente al escuchar hablar de la sedación en la clínica dental nos podemos echar a temblar. Pero la realidad es que si se aplica de manera correcta y por el profesional adecuado se consigue un buen tratamiento dental sin sufrir el proceso de incomodidad y posible dolor.

Es por ello que antes de optar por esta sedación es importante preguntar si se cuenta con la autorización para desarrollar ese proceso, además de exigir que sea un profesional en esos fármacos los que administre la sedación. También es razonable pedir que se explique qué tipo de sedación se va a usar, qué monitorización se empleará y el procedimiento por si sale algo mal. 

Imágenes | Caroline LM 

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La noticia La muerte de una niña en un dentista revela otro problema: España tiene que ponerse seria con la anestesia dental fue publicada originalmente en Xataka por José A. Lizana .

Noviembre 24, 2025 • 42 min atrás por: Xataka.com 16 visitas

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