|  Infobae.com |  Internacional

La violencia que llevó a la muerte de Yaser Abu Shabab, fundador y líder de las Fuerzas Populares de Gaza, se originó, según el propio grupo, en un intento de mediación durante una disputa familiar dentro del enclave, descartando cualquier relación del hecho con Hamás y atribuyendo el fallecimiento a conflictos ajenos a rivalidades políticas. De acuerdo con la información reportada por Middle East Monitor, la milicia, respaldada por Israel, confirmó el deceso a través de una declaración pública y reiteró su determinación de mantener las operaciones armadas contra Hamás, a pesar de la pérdida de su comandante.

La organización precisó que Abu Shabab murió a consecuencia de heridas sufridas cuando intervenía en un conflicto familiar en Gaza. El comunicado subido a la red social Facebook sostiene que las versiones que vinculan a Hamás con la muerte carecen de fundamento y calificó esa tesis como “engañosa”. En el mismo mensaje, el grupo armado afirmó: "Hamás es demasiado débil para dañar al comandante en jefe". El medio Middle East Monitor detalló que la muerte del líder se produce en un contexto de tensiones en aumento entre las Fuerzas Populares y Hamás, agravadas desde el inicio de la guerra en Gaza.

La información publicada por Middle East Monitor también identifica a Abu Shabab como originario de Rafá, en el sur de la Franja de Gaza, con un historial de confrontaciones previas con las autoridades de Hamás, quienes lo habían encarcelado con cargos relacionados al tráfico de drogas. Según ese perfil, el dirigente de las Fuerzas Populares logró escapar de prisión en las etapas iniciales del actual conflicto armado en Gaza, lo cual expone el clima de inestabilidad dentro del enclave y la fragmentación de la autoridad.

El deceso de Abu Shabab provocó una reacción inmediata desde Hamás. A través de un comunicado oficial en su página web, el movimiento islamista consideró la muerte del comandante de las Fuerzas Populares como “inevitable”, y en esa misma declaración señaló: “traiciona a su pueblo y a su patria y se conforma con ser instrumentos de la ocupación”. Hamás sostuvo que las acciones de Abu Shabab y su grupo constituyen “una flagrante ruptura del orden nacional y social”.

En la declaración pública emitida tras la muerte del dirigente, las Fuerzas Populares subrayaron su intención de proseguir con los ataques armados contra Hamás y ratificaron su meta de eliminar a militantes del movimiento islamista. El mensaje también incluyó un homenaje póstumo a Abu Shabab, definido por la organización como “mártir heroico” y destacando su desempeño tanto como mediador en disputas comunitarias como en el liderazgo de la milicia. Esta comunicación remarcó el propósito de “continuar por el mismo camino hasta que el último terrorista sea eliminado del suelo de Gaza y se construya un futuro brillante y seguro para nuestro pueblo, que cree en la paz”.

El historial de enfrentamientos armados entre las Fuerzas Populares y Hamás ha estado marcado por acusaciones públicas mutuas. Según Middle East Monitor, las Fuerzas Populares responsabilizan a Hamás de debilidad en su accionar, mientras el movimiento islamista acusa a sus rivales de colaborar con el gobierno israelí y socavar la cohesión social de la población palestina. Estos señalamientos han contribuido a una intensificación de la tensión interna, donde ambas facciones buscan imponer su relato y su autoridad en una Gaza fragmentada.

Middle East Monitor también resaltó que la figura de Abu Shabab está asociada con la creación de la principal fuerza armada opositora a Hamás en Gaza, cuyo respaldo proviene de Israel. El grupo emplea comunicados y redes sociales para transmitir su versión de los hechos y consolidar su imagen ante los residentes locales, presentándose como una alternativa a la estructura de poder islamista. En su reciente mensaje, la milicia insistió en diferenciarse de Hamás y posicionó sus acciones como parte de un esfuerzo para estabilizar el orden y defender los intereses de quienes los apoyan dentro de la Franja.

La muerte de Abu Shabab, de acuerdo con la cobertura del medio, ocurre en un contexto de fragmentación y volatilidad en Gaza, donde conviven múltiples actores armados con distintas lealtades y objetivos. La fuga del comandante de una prisión controlada por Hamás, en plena escalada del conflicto, ilustró las dificultades de la autoridad islamista para garantizar el control interno. Las distintas milicias han organizado operaciones autónomas, al margen de la estructura dominante, lo que genera una mayor complejidad en la disputa por el control territorial y político del enclave.

Las afirmaciones cruzadas sobre la autoría de la muerte del líder de las Fuerzas Populares reflejan el grado de polarización existente entre las principales fuerzas armadas de Gaza. Según Middle East Monitor, este episodio evidencia la variedad de intereses y las profundas divisiones políticas y sociales. Aunque Hamás negó cualquier implicación directa en la muerte de Abu Shabab, la utilización de términos como “traidor” en sus mensajes indica la intensidad del conflicto que los separa.

En este marco, la posición reiterada por las Fuerzas Populares sobre la continuidad de sus operaciones militares funciona como un mensaje hacia las bases y residentes del enclave, quienes permanecen expuestos a la incertidumbre provocada por la confrontación entre grupos rivales. El apuntalamiento del liderazgo de Abu Shabab como símbolo de resistencia dentro de su estructura y el hincapié en la restauración del orden mediante acciones armadas representan el modelo de acción que la milicia propone para contrarrestar la influencia de Hamás.

De acuerdo con Middle East Monitor, la disputa entre ambos grupos ha tenido consecuencias directas sobre la población civil, afectada por las constantes luchas internas y la utilización de mensajes de propaganda para afianzar posiciones y legitimidad frente a la sociedad gazatí. Los comunicados de las Fuerzas Populares y Hamás después de la muerte de Abu Shabab profundizan la confrontación discursiva y militar que caracteriza la actual fase de inestabilidad y volatilidad en la Franja de Gaza.