Con focos activos, evacuaciones en curso y condiciones adversas, el verano, su calor y sequedad vuelven a tensionar al país, que ya tiene más de 10 mil hectáreas de terreno siniestrado y una temporada que con el tiempo se ha ido haciendo más larga. Aunque las cifras muestran una baja respecto del año pasado, autoridades y expertos advierten que el riesgo sigue siendo alto y mayoritariamente de origen humano.
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