La televisión que nos enfrenta de bruces con la realidad. La que nos pone un espejo delante en el que reconocernos. La televisión que se ríe de ella misma. La que mira a nuestro pasado para explicarnos nuestro presente. La televisión más inclasificable y la de toda la vida. El medio más maleable y rápido para retratar la sociedad ha vuelto a mostrar en 2025 su capacidad para sorprender. Lo hizo en marzo cuando Netflix estrenó, sin ningún tipo de fanfarria, la serie británica Adolescencia, la mejor del año para los críticos y periodistas que han participado en esta selección. El boca a boca convirtió en todo un fenómeno a una historia que se coló en las conversaciones, en los informativos, los institutos e incluso entre la clase política. Si, de primeras, los espectadores llegaban por su alarde técnico de rodar cada episodio en un único plano secuencia, su capacidad para despertar debates sociales sobre la masculinidad tóxica, la manosfera o las redes sociales fue lo que la asentó como la serie que, definitivamente, había que ver.
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