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Lo último que esperaba en 2025 era montar una fiesta y que el frigorífico se convirtiera en un karaoke

Lo último que esperaba en 2025 era montar una fiesta y que el frigorífico se convirtiera en un karaoke

Si hace un par de meses me hubieras dicho que los gadgets más chulos que iba a probar en 2025 eran un frigorífico y una lavadora inteligentes, te habría dicho “me lo creo”. ¿Por qué? Porque como millenial que se crio pulsando botones en sus juguetes, asistió a la maduración de la tecnología y vio cómo las pantallas llegaban a todos los productos del día a día, hoy soy un adulto (más o menos) funcional al que los móviles, las tablets y tal, ok, pero al que, poco a poco, empiezan a interesarle otro tipo de productos. Concretamente, los electrodomésticos.

Todos estamos más o menos acostumbrados a que los productos hablen entre sí. El móvil se entiende con el reloj, el PC y la tablet para crear todo un ecosistema conectado. Desde el móvil o el reloj puedo controlar las bombillas o poner música en un altavoz. Todo bien. Pero, ¿qué pasa con las tareas del hogar? ¿Cómo se integran los electrodomésticos a la hora de facilitar la vida en tareas mundanas como hacer la colada, hacer la compra o controlar los gastos?

Durante los dos últimos meses he estado probando una lavadora y un frigorífico inteligente de Samsung. A expensas de que la industria se ponga de acuerdo para ponerle nombres pronunciables, el frigorífico es el Family Hub Bespoke AI RS90F66BEFEF y la lavadora la Washer Bespoke AI 9Kg WF90F09C4SU3. Y sí, el frigorífico enfría y la lavadora lava, qué menos. Lo que quería comprobar con este experiencial era cómo ambos electrodomésticos se integran entre sí y si el ecosistema, SmartThings en este caso, acaba siendo útil. Spoiler: sí.

El frigorífico que se convirtió en karaoke

El frigorífico de Samsung junto a mi antiguo frigorífico que, fun fact, resulta ser Samsung también | Imagen: Xataka El frigorífico de Samsung junto a mi antiguo frigorífico que, fun fact, resulta ser Samsung también | Imagen: Xataka

El primer producto que llegó a casa fue el frigorífico. Es un americano de dos puertas en el que la gran estrella es la enorme pantalla de 21,5 pulgadas situada en el panel derecho. Esta pantalla, en mi caso y junto al móvil, la puerta de entrada al ecosistema. A todos los efectos, es como tener una tablet Android sin los servicios de Google. Desde la pantalla podemos ver información como el tiempo, dejar notas en un post-it virtual, colgar fotos o gestionar el resto de electrodomésticos.

Evidentemente, que puedas poner vídeos en YouTube, ver el interior (a medias) del frigorífico con la cámara, música en Spotify, abrir un navegador o el calendario, o usar tu dedo para pintar en un canvas tiene su aquel. Son funciones que llaman la atención. Y sí, entiendo que puede parecer banal, pero cuando descubres que la pantalla no está ahí para leer el periódico, sino para interactuar con el ecosistema, la cosa cambia.

La pantalla es enorme y sorprendentemente útil | Imagen: Xataka La pantalla es enorme y sorprendentemente útil | Imagen: Xataka

Eso no quita que, en el 30 cumpleaños de mi mujer, el frigo se convirtiese en un karaoke improvisado y consiguiese congregar a unas diez personas en la cocina. Habían puesto un vídeo con la letra de la canción y estaban todos cantando al ritmo de la música que salía del electrodoméstico. 2025 era esto. Quizá por la novedad, quizá por estar cerca de la bebida, quizá porque se podía, pero mi cara al entrar en la cocina y encontrarme a diez treintañeros cantando lo último de Taylor Swift fue tal que así 🫥

Sobra decir que el frigorífico entretiene tanto a adultos como niños. Mis dos sobrinos pequeños no dieron un solo ruido en todo el día cuando descubrieron que podían pintar en la pantalla del frigorífico. Pero vayamos a su uso más… normal.

Arte | Imagen: Xataka, aunque la artista es una de mis sobrinas Arte | Imagen: Xataka, aunque la artista es una de mis sobrinas

En primer lugar, dejar notas en la pantalla del frigorífico se siente sorprendentemente natural. Puedes escribirla con la voz, con un teclado o dibujar sobre la pantalla para dejar el típico aviso “he ido al dentista” o “saca el pollo”. La pantalla, por defecto, viene configurada para estar permanentemente encendida, pero si la configuras para que se encienda al pasar por delante lo primero que llamará la atención es que hay un post-it nuevo en la pantalla.

Hacer la lista de la compra tiene su barrera de entrada, pero cuando te acostumbras es realmente útil. Cierto es que en un primer momento no resulta natural pararse delante del frigorífico a apuntar que faltan salchichas, pero si haces un pequeño esfuerzo por interiorizarlo al final acaba siendo muy conveniente. Esa lista de la compra, como la de Alexa, se sincroniza con SmartThings, de manera que puedes acceder a ella desde el móvil en el supermercado.

Cuesta acostumbrarse a esto, pero una vez lo haces es muy conveniente | Imagen: Xataka Cuesta acostumbrarse a esto, pero una vez lo haces es muy conveniente | Imagen: Xataka

Hay también otro abanico de funciones inteligentes que se usarán más o menos. Por ejemplo, SmartThings Cooking es un servicio capaz de generar recetas en función de lo que haya en el frigorífico. Eso es un puntazo, o lo sería si el frigorífico tuviese detección automática de los productos que introducimos o que hay disponibles. No es así. Ese proceso tenemos que hacerlo nosotros desde la pantalla o desde el móvil.

Es chulo porque, si lanzamos la cámara interna, podemos tocar sobre los productos que hay en las baldas y guardarlos en el “stock”, pero la pantalla solo alcanza a ver las dos baldas superiores, no todo el interior del frigorífico. ¿Para qué sí es útil? Para controlar fechas de caducidad o fechas de apertura de productos como el tomate frito, por ejemplo.

La cámara es útil, pero no permite ver todo el contenido | Imagen: Xataka La cámara es útil, pero no permite ver todo el contenido | Imagen: Xataka
Confirmo, quedan cervezas | Imagen: Xataka Confirmo, quedan cervezas | Imagen: Xataka

Me ha gustado mucho que el frigorífico te avise vía frigorífico y móvil cuando te has dejado una puerta abierta o ha habido una pérdida de temperatura debido a un corte de luz. También es interesante controlar el consumo energético no solo del frigo, sino de todos los electrodomésticos conectados (la lavadora, en mi caso), y poder abrir las puertas con un sensor. Si, como yo, odias las marquitas de los dedos en las superficies brillantes, estos sensores, tanto para el congelador como el frigorífico, son pura ambrosía.

Lo que no lo es tanto es Bixby. El asistente de voz de la compañía es un poco… mejorable. No termina de entender del todo bien los comandos y es algo lento en la ejecución de las acciones. Acostumbrado a Google Gemini y ChatGPT, Bixby, como Alexa, se ha quedado un poco atrás y se nota.

Ese sensor permite abrir la puerta si llevamos las manos ocupadas | Imagen: Xataka Ese sensor permite abrir la puerta si llevamos las manos ocupadas | Imagen: Xataka

Como frigorífico al uso, destacar su capacidad de 618 litros y su velocidad de enfriamiento. No solo no tarda nada en recuperar temperatura cuando lo abrimos a menudo o lo dejamos abierto un segundo, sino que tiene una función de enfriado y congelado rápido que podemos activar desde el móvil o la propia pantalla que aumenta la velocidad. Esto resulta realmente útil a la hora de enfriar bebidas en una fiesta, por ejemplo.

Minipunto por tener dos zonas de refrigeración independientes, de forma que si abrimos el congelador no afecta a la temperatura del frigorífico y viceversa. También es interesante que, si por lo que sea, ya tenemos un congelador y queremos aprovechar para tener un frigo más grande, podemos configurarlo para que ambas partes hagan de refrigerador.

La lavadora de la que no hay que acordarse

La lavadora en su hueco del lavadero de la segunda planta. Subirla aquí fue realmente divertido | Imagen: Xataka La lavadora en su hueco del lavadero de la segunda planta. Subirla aquí fue realmente divertido | Imagen: Xataka

La lavadora ha sido otro de mis grandes descubrimientos. ¿Por qué? Porque soy una persona bastante olvidadiza y la colada suele ser una de las grandes perjudicadas. No sería la primera, la segunda ni la tercera vez que me dejo una lavadora pendiente de sacar durante la noche. Por eso que la lavadora sea capaz de avisarme cuándo ha terminado y me ofrezca algunas funciones de mantenimiento ha resultado tan interesante, pero vayamos por partes.

Lo primero que me llamó la atención fue, además del diseño, la pantalla y que no tiene botones. Vengo de una lavadora AEG con más años que un bosque en la que estaba acostumbrado a usar la rueda para seleccionar los programas. Siendo un fan de los botones físicos, debo reconocer que tener una pantalla en un electrodoméstico como una lavadora tiene todo el sentido del mundo por una cuestión sencilla: puedes hacer más cosas.

La pantalla vuelve a ser, de nuevo, la gran protagonista | Imagen: Xataka La pantalla vuelve a ser, de nuevo, la gran protagonista | Imagen: Xataka

Y no te hablo de ponerte un vídeo en YouTube o música en Spotify, cosa que  podrías hacer si quisieras, sino de almacenar programas. Aunque al final he acabado usando el modo IA más de lo que imaginaba (luego vuelvo a esto), si tuviera una necesidad concreta para un tipo de prenda concreta o que quiero lavar de cierta forma, podría crear un programa personalizado e importarlo a la lavadora. Podría tener tantos como quisiera, algo que sería imposible en una lavadora convencional.

En segundo lugar, y con la mano en el pecho, la autodosificación es una pasada, creo que es la mejor forma de describirlo. En función del programa y/o la carga, la lavadora decide qué cantidad de detergente y suavizante debe utilizar. Históricamente, y cual bestia, lo que solía hacer ante la duda era llenar el cajetín hasta arriba y que saliera lo que tuviera que salir, cosa que ni es buena ni es eficiente en ninguno de los aspectos. Ahora relleno cada cierto tiempo un depósito de más o menos un litro de capacidad y a funcionar. 

Gracias, Samsung, por la autodosificación | Imagen: Xataka Gracias, Samsung, por la autodosificación | Imagen: Xataka

La lavadora se gestiona sola, que es lo que debe hacer un electrodoméstico inteligente, y desde que lo uso la ropa sale bastante mejor que antes. Un exceso de detergente, y hablo desde la experiencia como salta a la vista, deja residuos en la ropa y acartona las prendas, entre otras cosas. Desde que uso la lavadora con la autodosificación, debo reconocer que todo sale mucho más suave. 

Yo no uso suavizante porque no me gusta lo que le hace a las toallas o a la ropa deportiva, pero si queréis usarlo podéis aprovechar también la autodosificación. Es más, podríais rellenar el cajetín y configurar los programas para que en algunos use suavizante y en otros no. Todos estos ajustes podemos hacerlos desde la propia pantalla de la lavadora o desde la app para el móvil, en ambos dispositivos tenemos las mismas opciones. 

Una muestra de todos los programas disponibles por defecto | Imagen: Xataka Una muestra de todos los programas disponibles por defecto | Imagen: Xataka

En lo que respecta a los programas, y como decía anteriormente, he acabado usando el modo IA para prácticamente todo. Las lavadoras han tenido un problema desde siempre, y es que el espacio en el frontal es limitado. Por eso no se ha usado texto para describir los programas, sino símbolos cuyo significado estaba en ese manual de instrucciones que nadie miraba nunca. Tener una pantalla permite que el programa "Ropa de cama" se represente con el texto "Ropa de cama", no con dos rayas y una luna que ya intuirás tú qué significa.

Pues salvo para sábanas, toallas, etc., que sí he usado su programa dedicado, para todo lo demás he usado este modo automático con IA. La lavadora posee unos sensores de carga, tejido, suciedad del agua, residuos y detergente que ajustan automáticamente el programa a la carga. No se lava igual una sudadera que una camiseta deportiva, pero para qué lo voy a ajustar yo cuando la lavadora lo puede hacer por mí.

Esto es un programador. Sirve para que la lavadora termine a una hora concreta, algo que me parece toda una fantasía | Imagen: Xataka Esto es un programador. Sirve para que la lavadora termine a una hora concreta, algo que me parece toda una fantasía | Imagen: Xataka

El resultado ha sido óptimo. La ropa sale limpia y, gracias al centrifugado, relativamente seca, algo que agradezco en esta época de lluvias. Lo mejor es que puedo estar haciendo lo que me dé la gana y enterarme de que la lavadora ha terminado. Antes tenía que estar pendiente de la hora, ahora cuando la lavadora termina me llega una notificación al móvil. 

Y no solo eso, sino que se puede configurar una suerte de mantenimiento posterior para que el tambor de vueltas constantemente y mantenga la ropa en movimiento. Eso evita que se arrugue más de la cuenta si dejamos la colada dentro. Además, al terminar, podremos ver un resumen de consumos, tanto de electricidad como de detergente y suavizante, lo que nos permite hacernos una idea del gasto relativo.

Ecosistema, qué bonito nombre tienes

Notificación de que la lavadora ha terminado mostrada en el frigorífico | Imagen: Xataka Notificación de que la lavadora ha terminado mostrada en el frigorífico | Imagen: Xataka

Pero si hay una palabra que resume la experiencia con estos dos electrodomésticos, diría que es "ecosistema". La gracia de SmartThings es que todos los dispositivos están interconectados entre sí, de manera que se hablan entre ellos y nos mantienen actualizados de lo que está pasando en todo momento.

Pensaba que esto era una nimiedad hasta que resultó ser útil. Estaba haciendo una exquisita tortilla de patatas (sin cebolla y jugosita, como tiene que ser) y me dejé el teléfono en el dormitorio. En un alarde de inteligencia, me olvidé de que había puesto una lavadora. ¿Cómo me enteré de que había terminado? Porque me avisó el frigorífico. Si no me llega a avisar, todavía estaría la colada puesta.

Gestión del hogar conectado a través de la pantalla del frigo | Imagen: Xataka Gestión del hogar conectado a través de la pantalla del frigo | Imagen: Xataka

Si tuviera un horno conectado y un televisor Samsung, la tele me avisaría de que la cocción ha terminado. O incluso podría ver cómo va la pizza. Si toda la casa estuviera conectada, la casa trabajaría para mí, y esa es la idea. De momento, la integración es relativamente rutinaria, pero a mayores podemos imaginar una casa conectada en la que los electrodomésticos formen parte de algo más grande. Es la utopía del hogar inteligente que tanto tiempo llevamos viendo.

¿Los problemas? Dos. El primero, que este ecosistema conectado es caro. Los electrodomésticos conectados son caros y no está al alcance de todos gastarse mil y pico euros en una lavadora, cerca de 3.000 euros en un frigorífico (por muy enorme que sea) y súmale horno, televisor, campana extractora, placa, etc. Es una inversión importante que no puede sacarse de la ecuación.

La segunda es que todos los dispositivos deben trabajar entre sí. En el caso que nos ocupa, SmartThings se integra con un buen puñado de dispositivos de terceros y es compatible con Matter, lo que es, sin duda, una buena noticia, pero el sueño del hogar totalmente conectado solo se cumplirá si todos los dispositivos del mismo hablan el mismo idioma. La tendencia va hacia allí, pero aún hay trabajo por hacer.

Imágenes | Xataka

En Xataka | Hablar con la lavadora, el frigorífico o el horno parecía cosa de ciencia ficción. Entonces llegó la IA



 

 

 

 

 

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La noticia Lo último que esperaba en 2025 era montar una fiesta y que el frigorífico se convirtiera en un karaoke fue publicada originalmente en Xataka por Jose García .

Diciembre 17, 2025 • 2 horas atrás por: Xataka.com 31 visitas

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