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Durante diez años, en el parque nacional de Kibali (Uganda), se libró una guerra silenciosa y brutal. Sus protagonistas no fueron humanos, sino la comunidad de chimpancés de Ngogo más grande conocida, que mantuvo un conflicto constante con sus vecinos hasta que los acabaron exterminando para quedarse con su territorio. Ahora la ciencia ha querido buscarle sentido biológico a esto, y lo ha conseguido.
Algo natural. Desde fuera este conflicto se puede ver como algo muy cruento, como el que vemos entre los propios humanos para dominar un territorio concreto. Pero la ciencia creía que había algo más detrás, y al final se ha visto que estas guerras son más naturales de lo que pensamos dentro de la propia naturaleza. Y nos hace tener una idea concreta de cómo funciona la mente de estos animales.
La revista científica PNAS acaba de encontrar la lógica biológica detrás de esta masacre, y no ha dudado en confirmar que estamos ante una estrategia evolutiva muy rentable. Tras la victoria, las hembras del grupo vencedor no solo doblaron su fertilidad, sino que la mortalidad infantil se desplomó.
Un botín de guerra. La investigación, liderada por Brian Wood y el veterano antropólogo John Mitani, pone cifras a esta brutalidad. Y es que en este lapsus de tiempo los Ngogo expandieron sus dominios en un 22% a costa de eliminar a los vecinos que estaban ocupándolo en ese caso.
Pero al igual que los humanos en muchas ocasiones generamos guerras para lograr más recursos, los animales parece que hacen algo parecido. Esta expansión territorial trajo consigo una gran abundancia de recursos alimentarios que transformó por completo la demografía del grupo.
Para tener una idea, los investigadores en este caso compararon los datos de los tres años previos a la conquista con los de los tres años posteriores. En este caso se vio que antes de la victoria había solo 15 nacimientos en el grupo, mientras que tras la victoria subieron a 37 nuevas crías. Y no es algo aleatorio, ya que es la primera vez que se vincula la matanza cooperativa entre grupos con "la ganancia territorial y un mayor éxito reproductivo".
El sentido biológico. Pero más allá de que nazcan más chimpancés en este ambiente, también se ha visto que sobreviven mucho más. Y es que en la población de chimpancés la mortalidad infantil es realmente alta debido a que sufren una grave desnutrición en el inicio de sus vidas, así como enfermedades o infanticidios.
Los datos son bastante claros. Antes de ganar la guerra, el 41% de las crías moría antes de cumplir los tres años. Tras anexionar el territorio vecino y eliminar las amenazas fronterizas, esa cifra bajó radicalmente al 8%.
¿Por qué? La ecuación es bastante simple: más comida en el ambiente, menos competencia y mayor seguridad al no haber tantas incursiones de enemigos que maten a sus crías.
Josep Call, primatólogo de la Universidad de St Andrews, lo define como "racionalidad biológica". No es una decisión moral, es selección natural pura: los genes de quienes aplican esta violencia con éxito tienen muchas más probabilidades de perpetuarse.
Patrullas de la muerte. Una pregunta que nos podemos plantear en este caso es como se puede organizar un animal de estas características para ir a la guerra. Y es que aunque podamos pensar que lo hacen sin pensarlo antes, la realidad es que organizan patrullas fronterizas muy bien calculadas en su territorio.
Al llegar justo a la frontera, estos animales cambian completamente su comportamiento, ya que se vuelven mucho más silenciosos para mantener el sigilo, con una estrategia que se asemeja bastante a lo que podemos ver en un ejercicio militar de los humanos.
En el momento que se encuentran con un grupo rival, si les supera en número saben que no van a poder ganar y lo más inteligente es retirarse. Pero si la situación es contraria, si que se va a atacar sin piedad.
Los ataques incluyen golpes, mordiscos y desmembramientos. Es una violencia coordinada que, en el caso de los Ngogo, se vio favorecida por un factor demográfico inusual: tenían una cantidad desproporcionada de machos, lo que les permitía formar “escuadrones” de patrulla más letales que los de sus vecinos que no contaban con esta ventaja.
¿Guerra? Aunque el paralelismo con los conflictos humanos es inevitable, los científicos prefieren el término "violencia intergrupal". Las razones que existen para defender esta diferencia es que entre los chimpancés no hay ideología, sino que exclusivamente lo hacen por necesidad biológica como por ejemplo tener alimentos o lograr que los más pequeños de la comunidad. Y la verdad que aniquilar a los vecinos es una de las formas más inteligentes de lograrlo.
Imágenes | Satya deep
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La noticia
Los chimpancés también van a la guerra: la última causó un gran cambio en su forma de vivir
fue publicada originalmente en
Xataka
por
José A. Lizana
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