Bruselas, 18 dic (EFECOM).- Los jefes de Estado y de Gobierno de la Unión Europea celebraron este jueves su primer debate sobre el presupuesto comunitario para el periodo 2028-2034 con vistas a tener antes de finales de 2026 un acuerdo sobre un marco financiero cuyo diseño será muy diferente de los anteriores.
"Un acuerdo antes del final de 2026 permitiría adoptar los actos legislativos en 2027, lo que es necesario para asegurar que la financiación de la UE llega a los beneficiarios sin interrupción en enero de 2028", afirman en las conclusiones adoptadas este jueves durante una cumbre en Bruselas.
El debate fue el primero a nivel de líderes, pese a que los ministros de los Veintisiete ya han abordado la cuestión en algunas reuniones, y se basó en la propuesta presentada por la Comisión Europea el pasado julio, que plantea un cambio sustancial en la estructura de las cuentas de la UE.
Los líderes mostraron en general "apertura a seguir trabajando sobre la base de la nueva arquitectura, que moderniza el presupuesto de la UE y da más flexibilidad", pero al mismo tiempo "algunas cuestiones importantes aún tienen que ser abordadas en el curso de los trabajos futuros", indicaron fuentes con conocimiento de la discusión.
Estos incluyen algunos de los temas más espinosos de la propuesta de Bruselas, como las partidas para agricultura y cohesión, el papel de las regiones, el nuevo fondo de competitividad y los recursos propios que deberían nutrir las arcas de la UE, indicaron.
La gran novedad de la estructura que plantea el Ejecutivo comunitario consiste en aglutinar en un gran fondo -que se llevaría casi un tercio de los dos billones del presupuesto- las ayudas regionales y agrícolas, además de las de pesca y las destinadas a migración y gestión de fronteras.
Además, las cuentas se estructurarían en planes nacionales que centralizarían la gestión del gasto en manos de los gobiernos centrales, que estarían obligados a reservar solo una parte de esta dotación para agricultura o cohesión, las dos políticas históricas de la UE que tradicionalmente se llevan la mayor parte del presupuesto.
Bruselas plantea asimismo vincular el desembolso de fondos a que los Estados implementen inversiones y reformas, siguiendo el modelo que estrenó con el plan de recuperación pospandemia.
Uno de los elementos que más descontento ha generado entre los países, incluidos España, Francia, Italia o Austria, es la rebaja en la dotación reservada para la Política Agraria Común y su fusión con otras ayudas.
Algunas delegaciones incidieron en este punto durante un debate que coincidió, precisamente, con una manifestación de agricultores en Bruselas para protestar por el recorte a esas ayudas y por la firma del acuerdo comercial entre la UE y Mercosur, que pese a no estar en la agenda se coló en la reunión ante la expectativa de que el rechazo de Francia e Italia impida firmarlo este sábado como estaba previsto.
Aunque la mayoría de socios coinciden en la necesidad de flexibilizar el presupuesto para responder a imprevistos -como se ha constatado con la pandemia o la guerra de Ucrania en el actual marco- y de financiar nuevas prioridades como competitividad o defensa, muchos advierten de que no debe hacerse a costa de un tijeretazo a partidas tradicionales.
Esta es también la postura de la Eurocámara, que deberá dar su aval a las cuentas y de momento ha sido muy crítica con la propuesta.
La negociación del marco financiero, que fija los techos de gasto de cada partida para siete años, es tradicionalmente una de las más divisivas y complejas en la UE. EFECOM
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