Lucas Palacios, rector de Inacap: “Hay un superávit de estudiantes de carreras universitarias que después no pueden ejercerlas”
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Lucas Palacios, rector de Inacap: “Hay un superávit de estudiantes de carreras universitarias que después no pueden ejercerlas”

Lucas Palacios Covarrubias (51), exministro de Economía y actual rector de Inacap, hace una pausa antes de compartir su diagnóstico sobre posición que ocupan los institutos profesionales dentro del ecosistema de educación superior nacional: “En general cuando se habla en Chile de la educación superior, uno piensa en las universidades. Y eso es un sesgo cultural que tenemos en Chile y que no se condice con la realidad”.
Palacios, de formación ingeniero comercial, asumió en octubre de 2022 como rector de Inacap, institución que hoy forma a más de 113 mil estudiantes de pregrado a lo largo del país. En conversación con La Tercera, la autoridad académica analiza los efectos de los aranceles regulados, el rol de las instituciones técnico profesionales y las necesidades que hoy tienen las empresas para contratar a futuros profesionales.
¿Qué papel juega Inacap dentro del panorama de la educación superior en Chile?
La educación superior en Chile ha tenido un crecimiento explosivo, de poco más de 200 mil personas en 1990 a 1.277.000 personas estudiando en la educación superior. Dentro de ese millón 277 mil personas, un 45% estudian en la educación superior técnico profesional y el resto, el 55%, estudia en el sistema universitario. Respecto de la matrícula de alumnos nuevos, a partir de 2017 y 2018, el crecimiento ha sido mayor en el sistema técnico profesional que en el universitario.
Considerando ese 45% de alumnos técnico-profesionales y 55% universitarios. ¿Está bien puesta la prioridad sobre el rol de la educación técnico-profesional?
A mi juicio, no. Si observamos en las cifras lo que ha sido este crecimiento explosivo en la educación superior, vemos que también ha crecido muy explosivamente la subocupación. Es decir; un 23% de la fuerza laboral está subocupada. ¿Qué significa eso? Significa que está sobre calificada.
Hicimos un análisis respecto de cuáles son las carreras o labores que están sobrecalificadas, y qué hubiera ocurrido si en vez de estudiar una carrera universitaria hubieran estudiado una carrera técnico profesional, por ejemplo. Y el Estado se hubiera ahorrado USD 3.000 millones. Es decir, este sesgo cultural que tenemos en Chile, respecto de que una persona es exitosa en la medida que tiene un título universitario, no se condice con las necesidades del país, ni tampoco se condice con las oportunidades que otorga la educación técnico profesional. Hoy tenemos un déficit de entre 600.000 y 700.000 técnicos y técnicos profesionales en Chile. En cambio, tenemos un superávit de muchas personas que estudian carreras universitarias y que después no pueden ejercerlas.
¿Por qué?
Porque existe mucha heterogeneidad en materia de calidad en las instituciones universitarias. Tenemos universidades que son muy buenas, que entregan títulos que después pueden ejercerse en el mercado laboral, pero tenemos otras que son regulares y otras que son directamente deficientes, y entonces sus titulados después no tienen cómo ejercer el título por el cual estudiaron durante varios años.
Es complejo decirle a algunos que sí pueden estudiar en la universidad y a otros que no pueden hacerlo...
Sí. Además hay un tema económico, porque para que más instituciones de educación superior, sobre todo universitaria, no caigan en cesación de pagos, no caigan en problemas financieros, lo que se ha hecho es generar incentivos para que exista una mayor matrícula hacia muchas universidades. Y eso afecta la calidad de las universidades, sobre todo cuando los aranceles son bajos por gratuidad. Eso no pone los incentivos correctos para que las mejores universidades mantengan su alto nivel de calidad, alto nivel de vinculación con el medio e investigación que el país requiere. Yo diría que el sistema de financiamiento de la educación superior en general no es sostenible en una visión de largo plazo, no tiene futuro. Todos los sistemas de educación superior complejos que hay en el mundo lo han reconocido de esa forma. Por ejemplo, en Inglaterra el 40% de las instituciones de educación superior están con problemas financieros. En Chile 20 instituciones de educación superior están en números rojos y presentaron su plan de cierre ante la Comisión Nacional de Educación el año pasado, entonces cuando se proyecta un sistema de financiamiento de la educación superior es importante no solamente preguntarnos cómo se sostienen financieramente esas instituciones, sino que cuál es el impacto que están generando en el país en materia de productividad.
Mencionaba que con el financiamiento actual, el sistema no tiene futuro. ¿Cómo debería ser el sistema de financiamiento?
¿Por qué no tiene futuro? Porque el Ministerio (de Educación), que ha intentado dar una visión más de largo plazo para que la educación superior realmente tenga un impacto en la movilidad social, en productividad y en descentralización, está sujeto a tantas presiones de corto plazo que cuesta mucho generar una política pública que tenga una consonancia con las necesidades del país en el mediano y largo plazo. Entonces uno ve una carrera loca de las instituciones por resolver sus problemas económicos de corto plazo, sin tener una visión de cuál es el impacto de la educación que están impartiendo a los estudiantes y el desarrollo del país.
En Inacap nos planteamos la pregunta inversa: ‘¿Qué es lo que necesita el país de Inacap?’. Y es ahí donde vemos que en la fijación de aranceles existe un déficit significativo que ha existido por décadas en materia de profesionalismo y de comprensión del sistema de educación superior técnico-profesional en los cuadros profesionales del Ministerio de Educación, para que pueda sopesar y medir realmente cuáles son los aranceles que se requieren para poder mantener un sistema de educación que sea de calidad pertinente, que genere movilidad social.
¿Por qué razón estaría en crisis?
Muy simple, porque los costos crecen, pero la demografía disminuye; es decir, nuestro país está envejeciendo y solamente por el impacto demográfico en los próximos años vamos a ver una disminución en la matrícula de educación superior. Otro tema que es importante es que el financiamiento fiscal es limitado entonces no puede resolver todos los problemas que sucesivamente van a ir teniendo las instituciones de educación superior. Hay otro tema que es importante que la educación sobre todo universitaria en Chile es cara, ¿por qué es cara? porque las carreras demoran mucho tiempo, al revés de lo que es la tendencia del resto del mundo desarrollado que las carreras tienden a demorar mucho menos, tres años por ejemplo en Inglaterra con complementos de estudios a lo largo de la vida y además en Chile existen exigencias de complejidad a todas las instituciones universitarias ¿qué significa exigencias de complejidad? Que tienen que tener vinculación con el medio y tienen que tener investigación, y eso es caro.
Hoy existe una propuesta de un nuevo financiamiento para la educación superior ¿Qué les parece a ustedes esa propuesta?
Desde el punto de vista de la fijación de aranceles, desde 2023 ya se vienen desarrollando por grupos de carreras, el 60% de las carreras con fijación de aranceles -que comienzan en 2026 y acaba de terminar ese proceso de fijación de aranceles-, nosotros tenemos comentarios muy profundos respecto de varios temas (…). Hemos hecho ver al comité de expertos, y estamos a la espera que ojalá se hayan recogido nuestros comentarios, porque en lo que va el ejercicio de la fijación de aranceles desde 2023 a la fecha, ya ha habido un impacto desfavorable hacia el sistema técnico profesional de $ 61.500 millones y ha habido un beneficio al sistema universitario de $ 36.300 millones. Si lo que perseguimos es empleabilidad, movilidad social y descentralización productiva, la apuesta que habría que hacer, así como lo ha hecho todo el mundo desarrollado en la educación técnico profesional, entonces estamos yendo justamente en sentido contrario.
¿Cómo visualiza a Inacap en la próxima década?
Inacap es la institución de educación más importante del país por el impacto. Es la que está más actualizada respecto a las tendencias internacionales. Chile, en general, tiene una cultura atrasada, tremendamente prejuiciosa. Chile es el país de los prejuicios. Y existe un prejuicio contra la educación técnico profesional porque hemos construido la idea de que para para ser exitoso, hay que tener un título universitario. Y resulta que muchas veces un título universitario ha significado una fuente de frustración, cuando no estudia en instituciones que tienen un cierto nivel de calidad, y cuando no se informa lo suficiente respecto de la posibilidad de ejercer aquello por lo cual estudiaron. El foco principal de Inacap es el desarrollo de carreras tecnológicas STEM (ciencia, tecnología, matemáticas), pero también con un complemento humanista importante, que es algo que estamos permeando progresivamente en nuestros estudiantes para que sean integrales, íntegros. Lo mismo con un desarrollo ético. ¿Por qué es importante la ética? No es una frase. Es importante porque a través de la ética somos más libres, y finalmente somos más felices. Podemos ejercer con mucha más libertad todo aquello por lo que podemos aportar a la sociedad, entonces nosotros buscamos la ética aplicada a cada sector ya sea en los talleres, en la mecánica, en la electrónica, en la gastronomía, en el turismo, en servicios, etcétera.
Qué buscan las empresas de un profesional, según Inacap
Una de las tareas que se impuso el rector Lucas Palacios al asumir como máxima autoridad de Inacap, fue escuchar los requerimientos y necesidades que las empresas tienen al momento de contratar. Este ejercicio, a juicio de Palacios, le permite hoy saber de primera mano cuáles son los cambios y dolores que tienen las organizaciones al momento de contratar a un técnico o profesional.
Usted decía que una pregunta que ustedes se hacen saber qué necesita el país de Inacap. ¿Qué respuestas se han dado?
Hay dos grandes caminos para poder responder esa pregunta lo primero es una muy profunda vinculación con el sistema productivo y de servicios. ¿Por qué? Porque estamos sujetos a un cambio tecnológico como nunca antes en la historia de la humanidad y eso afecta a los distintos sectores productivos y nosotros tenemos además de la adaptación a las necesidades de las empresas el objetivo de incorporar esas nuevas tecnologías a empresas de menor tamaño para que puedan aprovecharse de las mismas y ser más competitivos, y así generar una mayor capacidad de crecimiento y competitividad de las pymes, cosa que es necesario para el desarrollo del país. Mucha vinculación con el sector productivo y de servicios.
¿Cómo saben cuáles son las necesidades de las empresas?
Tenemos consejos productivos regionales en todas las regiones del país, y además tenemos consejos empresariales sectoriales entonces trabajamos esto en conjunto con la industria y también con empresas de nivel internacional para poder adelantarnos a las tendencias tecnológicas que vienen que van a llegar a los próximos años, y por otro lado, vemos un creciente número de nuestros estudiantes que deciden ser empresarios, tener su propia empresa. Nosotros titulamos alrededor de 20 mil personas al año, de las cuales el 11% vale decir, 2.200 quieren crear su propia empresa. Y no solamente son personas que estudian carreras ligadas a la administración sino que pueden estudiar mecánica electrónica automatización y robótica etcétera. Lo que nosotros hemos hecho es incorporar transversalmente cursos de emprendimiento, creación de empresas, finanzas, y aspectos legales para que esas personas puedan crear su empresa en buenas condiciones.
¿Qué están pidiendo las empresas a los nuevos egresado?
Nos está pidiendo muchas cosas, por de pronto que estén muy actualizados en lo que es la tecnología, eso es fundamental, porque eso significa productividad, significa posibilidades de desarrollo futuro de Chile, que compite con el resto del mundo en muchos de sus productos, incluso servicios. Lo otro que nos está pidiendo es una educación integral. No basta con que una persona sepa elementos técnicos, sino que sea una persona que sepa trabajar en equipo, que tenga una ética aplicada a su área de conocimiento, nos está pidiendo también que capacitemos a sus trabajadores que llevan un buen tiempo trabajando en la empresa, porque los cambios tecnológicos exigen que la empresa permanentemente vaya capacitando a sus trabajadores. Eso es una cultura que queremos también incorporar a niveles de empresas medianas, que capacitan muy poco a sus trabajadores. El 94% de los recursos de la franquicia Cense van a la capacitación de empresas grandes, que es muy poco, por lo que estamos capacitando a empresas medianas y pequeñas, y eso significa que la brecha aumenta.
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