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Mall de ojo

El Mal de Ojo es un influjo maléfico que, según la superstición popular, puede una persona ejercer sobre otra mirándola de cierta manera. La reciente invalidación por parte de la Seremi de Transporte del permiso vial (IMIV) para el proyecto del Mall Cencosud en los terrenos de la congregación Holly Cross contiguos al Saint George’s College en Vitacura podría considerase una víctima de este conjuro por quienes miramos la ciudad más allá del expediente burocrático.

Si bien la autoridad argumenta un vicio procedimental al haberse aceptado correcciones fuera de plazo, lo que realmente subyace es una tragedia urbana: el sistema administrativo chileno ha terminado castigando la voluntad de mejorar un proyecto que, de por sí, ya era bueno.

Es fundamental entender que el “error” de la autoridad no fue aprobar un proyecto deficiente, sino permitir que el desarrollador incorporara, en una tercera etapa, más y mejores mitigaciones. Pasamos de 52 a 62 medidas, muchas de ellas voluntarias, en un esfuerzo por optimizar la inserción de una obra que planteaba estándares de diseño superiores a otros centros comerciales.

Mi posición en este caso no es neutra, ya que con mi oficina Allard&Partners fuimos contactados por Cenco para diseñar las “pasarelas peatonales” y ciclopaseos que conectarían los barrios aledaños y el Parque Metropolitano con el nuevo centro comercial, el colegio y el acceso al Cerro el Carbón de forma segura y sustentable. Por lo que conozco de cerca el trabajo y compromiso del equipo detrás del Mall —los mismos que demostraron con Casa Costanera que un centro comercial puede ser un vecino amable y valorado— y la propuesta para Vitacura no era la excepción. Su escala, materialidad y la incorporación de una laguna y un paisajismo acorde con el entorno buscaban generar valor, no restarlo.

Lo que perdemos hoy es mucho más que una inversión comercial. Quienes además somos vecinos perdemos la posibilidad de ir en bicicleta o caminando al cine, almorzar en la laguna luego de recorrer los cerros y parques, o compartir con visitantes de otras comunas. Ese paño, estratégicamente ubicado en el enlace de dos autopistas, tenía la vocación de convertirse en la gran “rótula” o puerta de entrada entre el Parque Metropolitano y el Cerro Carbón. Hoy, ese sector es un eriazo, lleno de autos mal estacionados y desconexión peatonal. El proyecto que por error acaba de dilapidar la autoridad ofrecía ordenar ese caos, aportando ciclovías e infraestructura que hubiesen cosido la trama urbana en un punto crítico. Los horarios del Mall no coinciden con los horarios punta del colegio, y ahora el caos vial que aumenta en el sector se perpetuará, ya que los ministerios tienen otras urgencias antes que mejorar la vialidad estructurante de Vitacura.

La invalidación nos devuelve a foja cero, obligando a evaluar el proyecto con antecedentes antiguos, ignorando las mejoras que ya estaban sobre la mesa. Es el triunfo de la burocracia ciega por sobre el sentido común y el bienestar urbano. Al final, todos perdemos: la ciudad se queda sin una solución vial necesaria, los vecinos sin un equipamiento articulador, y el país con esa sensación de “mal de ojo” o parálisis que frena la inversión y el empleo.

Diciembre 7, 2025 • 3 horas atrás por: LaTercera.com 36 visitas

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